Historias de Fantasmas: Muebles que puso Maple

Hace ya unos años, cuando me casé, compré en cuotas un juego de dormitorio nuevo y un bargueño antiguo (para el comedor), todo de estilo inglés, en esta prestigiosa mueblería de Buenos Aires, que ya no existe en la tradicional locación de la calle Suipacha .

Vinieron muy seguidos los hijos (tres) y con ellos algo se despertó también en casa. Una presencia que cada vez más asiduamente nos visitaba.

Primero fueron ruidos en el precioso bargueño, acentuados por las copas de fino cristal, más adelante, por furtivos pasajes desde el comedor a la pieza de los niños, donde se esbozaba un volumen blanquecino que indudablemente recordaba la silueta humana, de un varón joven no muy alto.

Al principio esto nos producía inquietud, luego que consultamos, nos dijeron que si la presencia no era negra, no era de cuidado. Mi señora llamó al párroco para que bendijese la casa; cosa que repitió al cambiar de autoridad parroquial.

Para los chicos, solo terminó siendo un motivo de curiosidad y acicateó en todos la necesidad de leer sobre el tema.

No hubo ningún cambio al bendecirse la casa, cada tanto aparecía, en especial cuando alguno estaba enfermo; parecía que le preocupaba mucho el bienestar de los chicos.

A veces se lo vio observando a los mismos, cuando hacían los deberes.

Era muy inquieto, denotaba su presencia con el tintineo de las copas del bargueño, muy frecuentemente. Uno de los pibes lo soñó y dice que era un Botana.

A medida que los chicos crecieron «su presencia» se fue atenuando.

Ya están casados y en sus hogares. No lo hemos sentido más, ni el tintineo del cristal en el bargueño.

Lo habíamos llegado a querer, espero que haya encontrado el camino y la paz. Era un alma buena, seguramente.

Por : Manlio E. Wydler

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