Equivocación de la NASA

Raras descripciones astronómicas

Podría decirse que trato como lector curioso de no dejar pasar ninguna novedad en divulgaciones científicas diversas. (Cuando me pasa, las releo).

No solo adhiero a cosas muy aventuradas e incluso más allá de lo mejor comprobado, porque siempre he dejado volar mi imaginación y desde hace años me he permitido practicar técnicas que penetran los conocimientos akáshicos.

Pero también, pongo la “lupa” sobre mucho de lo que leo y me resulta sospechado de al menos inconcordante. En realidad me sucede demasiado seguido.

Muchas veces encuentro interesantísimos informes de La NASA, ya que tiene los medios materiales más modernos para observar y comprender el gran universo en el que estamos inmersos. Algo hace mucho me avisaba dentro del cerebro que estaba mal.

En especial, cuando hablamos de la zona local, expresión que nos retrotrae a lugares astronómicos ubicados a no más de unos pocos cientos de años luz de distancia.

Un tema que me apasiona es la posibilidad de que en un futuro cercano pudiéramos encontrarnos con energías o masas atacantes, provenientes de estrellas explotadas y que dejan tras de si nubes (o nebulares.)

También temo a otras nubes que motivan el nacimiento de estrellas, sus zonas más calientes denotan la aglutinación de masa, que al aumentar la densidad, hace aumentar la temperatura, primero por contracción gravitacional y luego por los fuegos atómicos.

Estos gases de la explosión de supernova, o en los otros casos, lejos de las condensaciones que producirán protoestrellas, son lugares muy fríos (menos de 10 ° Kelvin) y muy poco densos (1 o 2 átomos por centímetro cúbico), o polvo interestelar (de menos de 0,3 de micra).

Por lo tanto me asombró que La NASA diera como densidad para la nube local SCO-CEN (Escorpio-Centauro) datos increíbles: Los astrónomos la llaman «Burbuja local». Tiene forma de maní, mide unos trescientos años luz de longitud y que está prácticamente vacía. El gas dentro de la burbuja es muy tenue (0,001 átomos por centímetro cúbico) y muy caliente (un millón de grados), es decir, mil veces menos denso y entre cien y cien mil veces más caliente que el medio interestelar ordinario.(¿?)

Con esa exigua densidad, nunca podría tener esa temperatura, ni muchísimo menos, con el tiempo transcurrido. El original y la traducción dicen lo mismo y esto ha pasado por las manos de muchos astrónomos y físicos.

Parece que a cualquiera hoy “se les escapan las liebres”.