El extraño caso del Niño de Tordesillas

Estamos más que acostumbrados a ver en el mundo del cine y la literatura fantástica muchos casos en los que se representan a los visitantes de otros planetas de un modo poco amistoso. Equipados con tecnología todavía imposible para nosotros, nos fulminan y nos paralizan con sus rayos cósmicos para después esfumarse ante nosotros a la velocidad de la luz. Y como suele suceder, la realidad suele superar a la ficción.

Existen muchos casos documentados de estas extrañas ”agresiones”, hoy, por lo extenso del tema, os dejo el más sonado en España en los últimos tiempos, el caso conocido como “El niño de Tordesillas”, que se conoció hace ya varios años atrás.

1 de Octubre de 1977. Tordesillas (Valladolid). Un grupo de niños corretean y juegan en las afueras del pueblo. Están jugando al «bote la malla», una variante del juego del escondite. Dos niños, Martín Rodríguez Rodríguez y Fernando Caravelos, ambos con siete años de edad, se alejan del grupo en busca de un refugio seguro en el que esconderse y se dirigen hacía un antiguo y semiderruido corral próximo a la carretera Valladolid-Zamora. El corral se encuentra en el linde de Tordesillas y ya está anocheciendo, un lugar solitario y alejado en el que los niños confían no ser encontrados por el “buscador” del juego en el que están inmersos.

El lugar es conocido por los niños y saben que en alguna ocasión alguna persona se ha refugiado en el corral por la noche. Por precaución, el pequeño Martín lanza una piedra sobre la tapia. Un sonido seco y metálico semejante “a la chapa de los automóviles cuando chocan” sonó al otro lado. El extraño sonido sorprendió a los dos niños, pues allí dentro tan solo había una antigua maquina de labranza en desuso y ambos sabían que el sonido que habían escuchado no pertenecía al golpe con dicha máquina.

Con precaución entraron al corral y la sorpresa fue mayúscula cuando, en un rincón del corral descubrieron un extraño artefacto parecido a “una gran lágrima de metal”, sostenido sobre tres gruesas patas, y envuelto en mil y un colores que llegaba a hacer visibles las vigas y recovecos de aquel corral sin techo… Continuar leyendo «El extraño caso del Niño de Tordesillas»

Las leyendas de los subterráneos de Nueva York

Nueva York, la ciudad más cosmopolita del mundo, guarda entre sus múltiples secretos varias leyendas urbanas a medio camino entre la realidad y la ficción, cuya falsedad o certeza, probablemente jamás será desvelada. Una ciudad, que, como tragaperras.org , fue evolucionando y creciendo en prestigio y popularidad.

La mayoría de estas leyendas urbanas están vinculadas directamente a la red de metro de la ciudad y a la complejidad de su intrincado laberinto, con diversas construcciones en su trazado desde 1904, que han dado lugar a un entramado formado por corredores, túneles y vías abandonadas, en los que el imaginario popular sitúa estas fabulosas fantasías.

La leyenda más celebre de todas es aquella que afirma que en los subterráneos adyacentes al metro viven los denominados “hombres topo”, una población con organización social propia y autónoma proveniente de los vagabundos y marginados que habrían establecido allí su sistema de  vida autóctono y alejado de la civilización. Según la leyenda, estos hombres topo habrían construido en el subsuelo sus propias familias formadas por niños albinos, con ojos de color rojo que jamás salen al exterior ni reciben la luz del sol y que se alimentan de ratas.

Otra de las leyendas urbanas más famosas es la que asegura que las alcantarillas del metro de Nueva York están repletas de cocodrilos y caimanes mutantes. El origen de esta leyenda proviene de los años treinta en que se puso de moda adquirir en Florida pequeñas crías de estos animales que al crecer, eran arrojados por sus dueños al inodoro dando lugar a la aparición de en el alcantarillado de una nueva especie genéticamente alterada y deforme.

¿Realidad o ficción?. Nunca lo sabremos, pero lo cierto es que existe, al menos, una indudable base real en estas historias, lo que añade a las mismas un toque inquietante.

Un programa de la televisión paquistaní regala en directo a un bebé abandonado

La lucha por la audiencia en la televisión paquistaní no parece tener límites. En el programa ‘Amaan Ramazan’ es habitual regalar terrenos, lavadoras u ordenadores, pero esta vez, el presentador, Aamir Liaquat Hussain, entregó a un bebé abandonado.

«Esta es una hermosa niña que fue arrojada a una pila de basura por un desconocido. Mirad lo hermosa e inocente que es», explicaba el conductor del programa a su público presente en el plató. Sólo segundos después entraba en el estudio el director de la asociación de beneficencia Chhipa Welfare y le entregaba el bebé a una pareja que no podía tener hijos.
La mujer describió a la niña como «un regalo de ramadán». Mientras su esposo reaccionaba de forma diferente, mostrando su frustración por no poder engendrar hijos. «Estos 14 años estuvieron llenos de dificultades, la gente me preguntaba por qué no buscaba un segundo matrimonio, pero yo me mantuve paciente y también pedí a mi esposa que fuera paciente», dijo el marido.

Por extraordinario que parezca, esta no es la primera vez que el conductor del programa regala un bebé a una pareja. En la última semana ya ha ocurrido dos veces. Durante el mes sagrado para los musulmanes, el ramadán, la batalla por la audiencia en las televisiones se intensifica. En el año 2012, un programa paquistaní retransmitió una conversión en vivo del hinduismo al islam, mientras que otro espacio televisivo mostró un exorcismo.

La televisión, espejo de la sociedad

Pero detrás del ruido que genera esa lucha por obtener cada vez más audiencia y del amarillismo de algunos programas que se emiten en los canales del país asiático, se deja entrever un grave problema que afecta a la sociedad paquistaní.

Cientos de bebés, especialmente niñas, son abandonadas cada mes en Pakistán, un país musulmán conservador en el que los niños nacidos fuera del matrimonio son condenados. De acuerdo con la ley paquistaní, las personas que son halladas culpables de abandonar a un niño se enfrentan a hasta siete años de prisión, algo que no impide que se alcancen semejantes cifras de abandonos.

«Tenemos muchos bebés que son simplemente abandonados, dejados en la basura o en lugares sucios. Frecuentemente nosotros encontramos los cuerpos. Nuestro mensaje, por tanto, es decir a la gente que traiga a sus bebés con nosotros, que no los abandonen», dijo el director de Chhipa Welfare en el programa tras entregar a la pequeña a sus nuevos padres.