El enigma de los árboles parlantes

Los árboles, pueden avisarse entre ellos de un peligro inminente, pero la forma en que lo hacen representa un verdadero misterio para la ciencia.

El químico y zoólogo estadounidense Davey Rhoades infectó un grupo de sauces con orugas tóxicas. El experimento consistía en ver como los árboles se las ingeniaban «biológicamente» para protejerse de ésta plaga, extremadamente tóxica para su normal existencia. Y así fue como éstos árboles, cambiaron la composición química de sus hojas – elevando el nivel de ácido clorogénico – de modo que a las orugas les resultara tóxico y murieran. El experimento habría dado hasta aquí los conocimientos necesarios sobre éste tipo de árboles.

Lo raro ocurrió después, cuando Rhoades comprobó que un grupo de sauces cercanos, que no había sido infectado por las indeseables orugas, también elevó su nivel de ácido clorogénico en las hojas, en respuesta a un posible e inminente ataque. Pese a que aún no se sabe si la comunicación fue activa (disparada por el ataque de las orugas) o pasiva (percibida de algún modo por los sauces no infectados), los expertos aseguran que hubo algún tipo de comunicación entre los sauces del bosque. Un lenguaje silencioso para el oído humano.

Daño inexplicable en la atmosfera

Investigadores de la NASA demuestran que la atmósfera terrestre contiene cantidades asombrosas de un compuesto décadas después de haber sido prohibido mundialmente debido a que provoca el agotamiento de la capa de ozono. Los científicos y reguladores buscan conocer la fuente de las misteriosas emisiones.

El tetracloruro de carbono (CCl4), que alguna vez fue utilizado como extintor, plaguicida, desinfectante y en la producción de refrigerantes, entre otras aplicaciones, se vetó en 1987 bajo en Protocolo de Montreal (junto con otros clorofluorocarbonos) debido a que contribuye al agujero en la capa de ozono sobre la Antártida. Entre 2007 y 2012, se reportaron cero nuevas emisiones de CCl4. Continuar leyendo «Daño inexplicable en la atmosfera»