Descubren una milenaria y misteriosa estructura bajo el mar de Galilea

Los continuos estudios arqueológicos que se realizan en cualquier rincón del planeta nos traen a menudo numerosas noticias de descubrimientos que no dejan de ser sorprendentes, ya que en la mayoría de ocasiones se trata de hallazgos que pertenecen a civilizaciones y poblaciones que existieron hace miles de años, en los que se encuentran evidencias de lo avanzados que ya estaban en aquella época y, sobre todo, nos dejan intrigados por el hecho de realizar algunas edificaciones con unos elementos tan rudimentarios y primitivos como los que poseían.

Misterios bajo el Mar de Galilea

Recientemente, en el lugar en el que hoy en día se encuentra el mar de Galilea, un grupo de arqueólogos ha descubierto en su fondo una gigantesca y misteriosa estructura realizada con piedras y que, posiblemente, data del tercer milenio antes de Cristo.

El lugar por el que, según los escritos que aparecen en la Biblia, Jesús caminó sobre sus aguas ha estado escondiendo todo este tiempo esta monumental estructura realizada de piedras de basalto y cantos rodados y cuyas dimensiones tiene una superficie aproximada de 70 metros y diez metros de alto y su peso se calcula que estará en torno a las 60 mil toneladas.

Ahora cabe especular, por parte de los arqueólogos y especialistas que allí se encuentran, dirigidos por Yitzhak Paz (Universidad de Ben-Gurion, Israel), de qué se trata, qué se esconde bajo ese gran número de piedras y qué es lo que representa dicha estructura, la cual (y aparentemente) no sigue un patrón de construcción, pero que es muy afín a otro tipo de estructuras de la época encontradas en otros lugares no demasiado lejanos y de antigüedad similar.

Muy posiblemente, cabe la posibilidad de que la estructura se realizase para marcar lugares en el que se enterraba antiguamente, pero el hecho de que ese lugar ahora se encuentre cubierto de agua por ese gran lago que forma el mar de Galilea dificulta en parte las tareas de investigación y estudio, ya que debe realizarse a través de buzos e
Diagrama de la misteriosa estructura descubierta bajo el mar de Galilea

El equipo de Yitzhak Paz está trabajando en la posibilidad de realizar una excavación arqueológica subacuática, con el fin de disponer de la máxima información posible que determine y dé respuestas a todas las incógnitas surgidas tras el hallazgo.

Cabe destacar que, si se confirma que la antigüedad de esta estructura corresponde al tercer milenio antes de Cristo, muy posiblemente se trate de algo muy relacionado con Khirbet Kerak (también llamada Beth Yerah) una de las ciudades más poderosas y fortificadas de la región, claro ejemplo de organización y trabajo colectivo, algo imprescindible para la realización en su día de este tipo de construcciones.

El misterioso Caballero Negro: ¿Un satélite artificial de origen extraterrestre?

Un astronauta y un famoso escritor relatan fantásticos encuentros con un misterioso artefacto que giraría en torno a la Tierra desde hace miles de años.

Sobre la Ionósfera, flotan una gran cantidad de satélites que fueron creados con diversos fines (clima, comunicaciones, espionaje, etc.). Algunos, ya en desuso, son considerados como “basura espacial”. Sin embargo, hay un artefacto que no pertenece a los registros de ningún país en particular y del cual no se tiene mayores antecedentes: El Caballero Negro. Cuenta la leyenda que pertenece a una avanzada civilización extraterrestre que está pendiente de todos nuestros pasos gracias a ese aparato…

Los primeros datos que se tiene de él, se remontan a 1927, cuando un grupo de radio-aficionados de Noruega, empezaron a recibir unas extrañas señales en sus equipos de audio. Años después, en 1954, el satélite ruso Sputnik, el primero en ser puesto en órbita por el hombre, recibió la misma señal. Se piensa que ésta provenía de un satélite o artefacto misterioso, de origen desconocido.

De acuerdo a los datos proporcionados por múltiples blogs asociados al tema ovni, en febrero de 1960, Estados Unidos detectó un objeto no identificado en órbita polar, algo que ni ellos ni la Unión Soviética habían podido lograr. Además era de un tamaño superior a cualquier cosa que algún país pudiese fabricar en esa época.

El 3 de septiembre de 1960, siete meses después que el satélite se detectara por primera vez por el radar, una cámara de seguimiento en la fábrica de Long Island Gruman Aircraft Corporation tomó una fotografía del objeto.

Tres años más tarde, el astronauta Gordon Cooper fue lanzado al espacio para orbitar 22 veces nuestro planeta. En su órbita final, afirmó haber visto una forma verde brillante por delante de su cápsula y dirigiéndose hacia él. Sin embargo, al regresar a la Tierra no se le permitió a Cooper realizar declaraciones al respecto y tres semanas después se emitió un comunicado oficial que aseguraba que Cooper había sufrido alucinaciones debido a una fuga de dióxido de carbono en la cápsula. Continuar leyendo «El misterioso Caballero Negro: ¿Un satélite artificial de origen extraterrestre?»

Hallan la puerta del infierno en Turquía…

La antigua ciudad helenística de Hierápolis, Pamukkale (que significa literalmente “castillo de algodón” en turco) es una incomparable maravilla natural. Sus terrazas, originadas por movimientos sísmicos y que a simple vista parecen cataratas petrificadas, son el rastro dejado durante miles de años por aguas de un manantial con alto contenido mineral, dibujando lo que parece ser una cascada de nieve.

Esta joya blanca ubicada al suroeste de Turquía recibe cada año a más de medio millón de visitantes que vienen a bañarse en la “piscina sagrada” que se ha convertido en un santuario de peregrinación por sus poderes curativos. Y cuentan que cuando la princesa ptolemaica Cleopatra Selene II visitaba esta ciudad se sumergía en sus divinas aguas.

Paradójicamente, el cauce de estos baños terapéuticos —famosos por curar padecimientos como el reumatismo, enfermedades del corazón, arteriosclerosis, hipertensión y alergias de la piel— está muy lejos de ser un “paraíso”. Hace unos días, reconstruyendo la ruta de estas aguas termales, un equipo de arqueólogos italianos llegó a su lugar de origen; una cueva celebrada por la mitología greco-romana como un portal hacia el inframundo: las puertas del infierno.

Como salida de una película de terror, los restos de la también llamada Puerta de Plutón fueron hallados por un grupo de científicos encabezado por Francesco D’Andria, profesor de arqueología clásica en la Universidad de Salento en Lecce, Italia, que durante años ha estado investigando y excavando la antigua ciudad frigia declarada Patrimonio de la Humanidad hace 25 años.

Desde Cicerón hasta la Enciclopedia de Princeton de Sitios Clásicos han mencionado la puerta al infierno situada en el antiguo emplazamiento de Turquía, pero hasta ahora nadie había sido capaz de encontrarla. Fue descrita también por el historiador y geógrafo griego Estrabón como “un orificio en una cresta de la colina, lleno de niebla espesa fatal para cualquiera que entrara”.

Y el profesor D’Andria, que actualmente está trabajando en una representación digital del sitio, fue testigo de este efecto mortal instantáneo a la entrada de la cueva: “Pudimos ver las propiedades letales de la cueva durante la excavación. Varios pájaros caían fulminados cuando trataban de acercarse a la abertura caliente, morían al instante por los gases de dióxido de carbono”. Según Discovery News, el humo emana de una cueva subterránea con columnas jónicas e inscripciones a Plutón y Kore, los dioses del inframundo. También se descubrieron los restos de un templo, una piscina y una escalera por encima de la cueva.

Curiosamente, la Puerta de Plutón no es la primera entrada al inframundo. A solo dos mil kilómetros de aquí, separados por el mar Caspio, en el corazón del desierto de Karakum (Turkmenistán) está el cráter de Darvaza, un pozo de gas también conocido como “la puerta del infierno”. Durante la excavación de una plataforma en el año 1971, los geólogos soviéticos descubrieron esta cueva subterránea llena de gas natural. El resultado fue un cráter que hoy mide aproximadamente 60 metros de diámetro y 20 de profundidad. Para evitar la salida del gas, decidieron prenderle fuego y desde entonces ha estado ardiendo. El olor del azufre se puede detectar desde lejos y el brillo de las llamas se ve a kilómetros de distancia en la oscuridad de la noche.