Fantasmal naturaleza…

Nuestro espíritu desgrana hechos diversos, algunos muy intensos, por motivos impactantes. Algunos humanos tienen facultades mayores para producir, casi siempre involuntariamente, reacciones paranormales. Estos fenómenos generan movimientos a distancia, puertas que se abren, o cierran, desplazamientos de diversas cosas, hasta levitaciones y bilocación.

Podríamos decir que son «fantasmas» generados por seres vivos. (Muchas veces atribuidos estos a los «duendes»). Los hechos fantasmagóricos propiamente dichos, son retazos de las vidas de personas ya muertas. Las «almas en pena», no son tales. Son períodos de las vidas de difuntos, generalmente dolorosas y traumáticas, que funcionan como desprendimientos de nuestro espíritu. Actuando como válvulas de seguridad, que permite evadir cierta carga insoportable.

Las personas más propensas a generar fantasmas pesarosos, son las que repiten por largos períodos situaciones de enfermedad o reclusión. Generalmente aparecen estas manifestaciones al momento de la muerte, cuando quedan atrás, solo siendo una «esquirla» que remeda por unos momentos, algo de la entidad original que ya está en el período “entre vidas”.

Por último, están los espíritus que en su período “entre vidas”, no pueden romper lazos afectivos muy fuertes o permanecen por siglos confinados a ciertos lugares, ocasionando manifestaciones “demoníacas” muy peligrosas y hasta posesiones.

Estos karmas son muy difíciles de resolver, pues los personajes intervinientes se han desplazado mucho en la continuidad espacio-temporal. Solo intervenciones diversas externas pueden cortar la existencia anormal de estos persistentes entes.

por Manlio E. Wydler

La ciudad subterranea de Capadocia

En 1963, un habitante de Turquía, más precisamente de Derinkuyu – región de Capadocia, Anatolia central, derribando una pared de su «casa-cueva», descubrió asombrado que detrás de la misma se encontraba una misteriosa habitación que nunca había visto; esta habitación le llevó a otra, y ésta a otra y a otra.

Por casualidad, había descubierto la ciudad subterránea de Derinkuyu, cuyo primer nivel pudo ser excavado por los hititas alrededor del año 1400 a.C.

Los arqueólogos comenzaron a estudiar esta fascinante ciudad subterránea abandonada y consiguieron, después de un árduo trabajo, llegar a los cuarenta metros de profundidad. Se cree que en su totalidad, ésta increible cueva posee más de 85 metros de profundidad.

Hasta el momento, se han descubierto 20 niveles subterráneos. Sólo los ocho niveles superiores están abiertos al público en general, mientras que los restantes está parcialmente obstruidos o reservados a los arqueólogos y antropólogos que estudian Derinkuyu.

La ciudad fue utilizada como refugio de miles de personas que vivían en el subsuelo para protegerse de las frecuentes invasiones que sufrió Capadocia, en las diversas épocas de su ocupación, y también por los primeros cristianos.

Los enemigos, conscientes del peligro que encerraba introducirse en el interior de la ciudad, por lo general intentaban que la población saliera a la superficie envenenando los pozos

El interior es asombroso: las galerías subterráneas de Derinkuyu, en las que hay espacio para, al menos, 10.000 personas, podían bloquearse en tres puntos estratégicos desplazando puertas circulares de piedra. Estas pesadas rocas que cerraban el pasillo impedían la entrada de los enemigos. Tenían de 1 a 1,5 metros de altura, unos 50 centímetros de ancho y un peso de hasta 500 Kilos.

Además, Derinkuyu tiene un túnel de casi 8 kilómetros de largo que  conduce a otra ciudad subterránea de Capadocia… ¿Kaymakl?.

El historiador griego Jenofonte hablaba de éstas ciudades enterradas explicando que las personas que vivían en Anatolia habían excavado sus casas bajo tierra y vivían en alojamientos lo suficientemente grandes como para una familia, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que almacenaban.

En los niveles recuperados se han localizado establos, comedores, una iglesia, cocinas, prensas para el vino y para el aceite, bodegas, tiendas de alimentación, una escuela, numerosas habitaciones e, incluso, un bar.