La leyenda de la “mano del muerto” en el póker

En el lejano Oeste un vaquero vivia y moría por su ingenio, su pistola y, a veces su habilidad a la hora de jugar a las cartas. Cuenta la leyenda que un vaquero , Wild Bill Hickok, fue asesinado a tiros a sangre fría en medio de una partida de póker. Sus cartas se esparcieron sobre la mesa boca arriba mostrando una mano de dos ochos y dos ases. No se sabe si con esa jugada habría ganado la partida, pero desde entonces se conoce a esta mano de póker como “la mano del muerto”, y es considerada un mal presagio en la mesa de juego.

En la noche de su muerte, Wild Bill entró en un salón en el territorio de Dakota. Quería unirse a una partida de póker de apuestas bajas que se jugaba en una mesa del establecimiento. Trató de encontrar un asiento en esa mesa que le diera una panorámica de las puertas frontal y trasera, con la espalda contra la pared, pero no había ningún asiento disponible. El único asiento libre disponible era uno que le permitía la visión de la puerta principal, pero que dejaba su espalda desprotegida. Wild Bill renunció a sus principios en cuestión de seguridad y fue asesinado con un tiro en la nuca a cargo de Jack McCall, hermano de una de las víctimas de Wild Bill.

En la mesa de póker esta leyenda viene a decirle a los jugadores que tentar la suerte no es una buena idea.

Aparición de ”La planchada” en Hospital de Zona Fidel Velázquez. Estado de México.

La leyenda de la planchada es sumamente famosa en México, esta leyenda tiene origen en el año de 1847, en el Hospital Juárez, Distrito Federal. La llaman “la planchada” debido a su ropa perfectamente lisa y almidonada, una, mujer de apariencia muy pulcra.

Cuenta la leyenda que esta enfermera en vida, trataba muy mal a los pacientes, les daba de mala gana sus medicamentos y se regodeaba regañándolos de manera muy estricta, debido a esto su espíritu sigue vagando hasta la fecha en el viejo hospital. Pero en épocas más actuales son muchos los testigos que dicen haberla visto en otros hospitales a lo largo de la Republica Mexicana.

La mayoría de las personas que dice haberla visto en calidad de pacientes, concuerda en que es una persona muy amable que cuida de ellos. Existen varios casos de enfermeras que dicen estar sorprendidas al escuchar a los pacientes afirmar que otra enfermera ya les ha dado su medicamento cuando ellas son las únicas en el turno de la noche.

Recientemente en el Hospital de Zona Fidel Velázquez, tuvo lugar un suceso muy sonado en esa área del Estado de México. Una enfermera de apellido Gordillo (prefirió que su nombre completo no fuera publicado), afirma haber presenciado la aparición de el fantasma de una enfermera durante sus horas de trabajo en el turno de la noche.

La Sra. Gordillo de aproximadamente unos 45 años de edad, dice haber salido de revisar a un paciente junto con una de las asistentes medicas, la mujer cuenta que al salir del consultorio pudo observar con el rabillo del ojo a otra enfermera saliendo del último consultorio del corredor pegado a la ventana que da a la calle, y caminando a unos 20 metros en dirección a las mismas escaleras a las que ellas se acercaban. Ella no le dio mucha importancia ya que imagino que se trataba de otra compañera de turno que al agua que ella, había pasado a hacer un chequeo de rutina a un paciente internado, por lo que siguió caminando al lado de la asistente medica que la acompañaba. No fue hasta que su amiga llamo su atención tomándola del brazo y diciéndole en voy baja al oído: “¿La viste?, ¡No tenia piernas!”. Después de escuchar lo anterior la primera reacción de la Sra. Gordillo fue voltear para descubrir con terror que la distancia que había entre ellas y la enfermera fantasma se había reducido, ahora solo se encontraba a unos 4 metros atrás de ellas así que pudo ver claramente a la mujer vestida con un impecable traje de enfermera, perfectamente almidonado. Cuenta la mujer, que después de comprobar que la enfermera fantasma las estaba muy cerca, tomo a su compañera de la mano y ambas echaron a correr hacia la oficina principal de enfermeras y se encerraron ahí hasta terminar el turno.

Casos como este se han dado en todo el país, cada año surgen mas testimonios de personas que dicen haber sido visitados en la noche por eta misteriosa enfermera, que lejos de querer dañar a los pacientes, está deseosa de ayudarlos, para así reivindicar su alma y poder descansar en paz algún día. Así que ya saben, si algún día quedan internados en algún hospital o instalación medica del país y tienen la suerte de ser atendidos por este amable espíritu, no teman, ya que al parecer, lo único que quiere es cuidar de ustedes.

Por: Iván Vélez

La anciana de los Duendes. Estado de México

Todos alguna vez hemos escuchado hablar de esas extrañas criaturas de minúsculo tamaño que nos roban los zapatos en la noche o nos juegan macabras travesuras en la oscuridad.

Existe un caso muy famoso en la localidad de Indeco Santa Clara (Estado de México), el cual nos relata la Sra. Romina Gutiérrez Lerdo, una anciana de 78 años de edad originaria del estado de Coahuila. La mujer afirma haber sido visitada desde su niñez por duendes que en un principio salían del cuarto contiguo a la habitación en la cual dormía, y que posteriormente al cambiarse de domicilio y hasta la actualidad los ve de vez en cuando salir del cuarto de baño ubicado en la segunda planta de su actual residencia. Sé que esto puede sonar a locuras de una anciana que ha perdido lucidez debido a su avanzada edad, pero gracias a algunos conocidos de mis padres logre ponerme en contacto con ella para poder escuchar de la fuente original la famosa historia de los duendes. Estas son las palabras de la Sra. Romina:

“Si, todavía me acuerdo como si hubiera pasado hace una semana, esas cosas no se te olvidan nunca. Fue una época muy difícil para mí, mis papas no entendían lo que me pasaba, me empecé a quedar toda flaca, y no quería comer por el miedo. Me acuerdo que todas las noches me despertaba en la madrugada por que los escuchaba salir del cuarto donde hacían las tortillas, eran como 5 o 6, y se reían, todos se reían, me quitaban las cobijas y se reían, yo me tapaba los ojos para no verlos, pero siempre la curiosidad me ganaba y los abría, estaban bien feos, eran como ancianos pequeños. “

La Sra. Romina me explico que al principio creyó que solo se trataba de un sueño o alguna alucinación suya, pero una noche logro confirmar que eran reales: Continuar leyendo «La anciana de los Duendes. Estado de México»