Descubren momia extraterrestre en una pirámide Egipcia

El cuerpo de un ser preservado perfectamente, cuidadosamente momificado de un extraterrestre fue encontrado enterrado en una antigua pirámide.

Una misteriosa criatura de entre 150 y 160 centímetros fue hallado por un arqueólogo cerca de Lahun cuando exploraba una pequeña pirámide cercana a la de la doceaba Dinastía de Senusret II. Sin embargo, éste hecho no trascendió inmediatamente. «La momia de lo que parece ser un extraterrestre, data de más de 2000 años y segun parece se trataría de un humanoide» dijo una fuente del Departamento Egipcio de Antigüedades, que proporcionó los detalles y las fotografías del hallazgo pero lo hizo bajo condición del anonimato.»

Algunas fuentes de la web aseguraron que se trata de un ser de la especie reptiliana por su piel y los rasgos que los caracterizan, como por ejemplo, sus ojos, excesivamente grandes y de forma ovalada.

Las inscripciones en la tumba de la momia demostraron que era un consejero del rey nombrado Osirunet, que significa estrella o enviado del cielo». El cuerpo momificado fue enterrado con gran respeto y cuidados, acompañado por un número de extraños objetos que hasta el momento los encargados del museo arqueológico no han podido identificar.

Según la fuente egipcia, la momia extraterrestre fue descubierta por el Dr. Viktor Lubek, ciudadano checoslovaco y profesor jubilado de la Universidad de Pennsylvania. El arqueólogo localizó el oculto compartimiento mientras realizaba una investigación dentro de una pequeña pirámide al sur de la pirámide principal; Senusret II, la cual contiene a la reina del faraón. En el lugar, además se encontraron algunas mezclas de oro y arcilla que cubría el cadáver, y vestigios de un paño de aspecto similar al lino, cubriendo la piel del enigmático ser.

Los objetos que contenía la tumba incluyen artefactos hechos de un material resistente de tipo sintético que nadie ha podido identificar. Nunca nadie ha encontrado elementos similares en otras tumbas egipcias, por lo que el descubrimiento, sería de gran importanca para la arqueología actual.

El mensajero anónimo del cual se ha obtenido la información, asegura además que el hallazgo ha causado una gran consternation entre los funcionarios egipcios, que desean mantenerlo oculto hasta encontrar una explicación plausible sobre la extraña momia. El gobierno ha consultado a un número de respetados arqueólogos, pero hasta la fecha ninguno puede explicar el hallazgo en términos ordinarios.

«La verdad es, que todos los experto que ha visto la momia han concluido que no es de origen terrenal», dijo la fuente. «Hay una sensación que éste es un extraterrestre quién terminó de alguna manera aconsejando a un rey egipcio». Pero cada uno en el gobierno se están apartando de esa conclusión porque apoyaría las nuevas ideas de que los antiguos egipcios tenían la ayuda de extraterrestres en la construcción de su extraordinaria civilización. «Los egipcios rechazan creer que su herencia vino de espacio exterior».

El enigma de los trépanos egipcios

Hace ya más de un siglo, que a petición del arqueólogo y egiptólogo William Matthew Flinders Petrie (1.835-1.942), el ingeniero de la Antigua presa de Asúan, especialista en herramientas industriales y petrografía, Benjamín Baker, elaboró el conocido como «Informe Baker».

Este informe aparece en la obra de W.M. Flinders Petrie, «Pyramids and Temples of Gizeh», y trata sobre la utilización de antiguas herramientas por parte de los canteros y artesanos egipcios. Las conclusiones a las que llegó B. Baker después de exhaustivos análisis y ensayos sobre el terreno fueron rotundas y sorprendentes, pudiéndose deducir de todo ello afirmaciones como la siguiente: «…si un ingeniero moderno fuera capaz de reproducir la herramienta antigua no solamente se haría millonario, sino que revolucionaría la industria moderna…». ¿Cuáles fueron las razones para que B. Baker llegara a esta increíble afirmación?.

En 1.883, W.M. Flinders Petrie (Ilustración Derecha), presentó en el Instituto Antropológico de Londres un estudio sobre los taladros efectuados sobre bloques de roca de gran dureza, tales como el granito y la diorita. Entre éstos, aparecían los trépanos que se pueden observar en dos bloques de granito rojo de unos 12 centímetros de diámetro, que se encuentran en la Gran Pirámide, el primero de ellos tirado en el suelo, a la izquierda de la entrada original, situada por encima de la utilizada actualmente para acceder a su interior, y que fue realizada por Abdullah Al Mamún a la búsqueda de los tesoros que diferentes leyendas señalaban en el interior de la Gran Pirámide, y el segundo de los bloques, en el Pozo de la Cámara del Caos, a una considerable distancia del primero.

Entre varios de los datos técnicos aportados por Petrie, se podía ver el de un trépano realizado sobre un bloque de granito con un diámetro de 5,6 centímetros, y en el que se apreciaba en su interior un surco en espiral de cinco vueltas, con una diferencia de una a otra de 2,3 milímetros, lo que viene a significar casi un metro de avance en un sólo intento de perforación. En el caso de los bloques de la Gran Pirámide, las cifras también eran desconcertantes, pues se apreciaba que en cada vuelta el trépano se introducía 2,5 milímetros en la roca de granito rojo, un dato inexplicable si tenemos en cuenta que con nuestra más moderna tecnología, los trépanos de diamante sintético solo logran un avance de 0,05 milímetros por vuelta, exactamente cincuenta veces menos que los supuestamente primitivos y rudimentarios trépanos egipcios.

En otro de los trépanos observados de 11,43 centímetros de diámetro, y realizado en un durísimo bloque de diorita, se podía apreciar que el surco en espiral alcanzaba las 17 vueltas, nada más y nada menos que 6 metros de una sola tirada. Entre la sorpresa y la incredulidad, siguieron apareciendo nuevos datos de trépanos de todo tipo de diámetro, desde los 70 centímetros a incluso los minúsculos de 1 centímetro de diámetro, pero no por ello con menos efectividad a la hora de penetrar en la dura roca. Continuar leyendo «El enigma de los trépanos egipcios»

Megalitos : Las Tablillas de Glozel

Glozel es una localidad situada a veinte kilómetros de Vichy en Francia. El 1marzo de 1924, un agricultor llamado Emile Fradin encontró restos arqueológicos (piedras, tablillas de arcilla, vasijas de cerámica y piezas de hueso) que mostraban una extraña escritura que pasó a denominarse la escritura de Glozel.

Fradin, que por aquél entonces contaba con 17 años, se encontraba junto a su familia trabajando las tierras cuando por casualidad hundió una de las patas de la vada que utilizaba para arar la tierra en el terreno, abriendo un agujero que contenía una fosa con restos de cerámica, huesos y figuras. Pensando que habría algo más, y con ayuda de sus familiares, escabaron la zona.

Encontraron una tumba con dos vasijas. Como esperaban hallar algo de ayor valor, rompieron éstas vasijas para descubrir que en su interior solo contenían tierra. Tambien encontraron piedras grabadas y tablillas de arcilla cocida con inscripciones y algunas piezas fabricadas en hueso.

El Campo de los Muertos

A partir de ese momento, Emile comenzó a coleccionar y catalogar las piezas encontradas a la vez que trataba de restaurar las vasijas que había roto con anterioridad. Por otra parte, su abuelo dió a conocer los hallazgos, invitando a la gente a realizar sus propias excavaciones en la zona que pasaría a ser denominada «El campo de los muertos».

Algunos años más tarde, el médico Antonin Morlet, aficionado a la arqueología, estudio el conjunto de los restos encontrados en Glozel. La antiguedad de los mismos, estudiada mediante analisis termolumínico y de Carbono-14 se situa entre 17.000 y 2.000 años, aunque otros análisis como la radio termoluminiscencia han asegurado que la antigüedad varía entre los 2.600 años y 1.650 años.

La escritura que aparece en los restos encontrados no es igual a ninguna otra aunque muestra ciertos parecidos con muchas de ellas, lo que podría quizas indicar que se trate de algún estilo de preescritura a partir de la cual se han desarrollado otras como la tartésica, la sumeria, la fenicia, la ibérica o la etrusca. Las tablillas con la escrituras se encuentra en el museo de la localidad.

Algunos detractores de Glozel afirman que los métodos utilizados para conocer la antiguedad permiten aproximarse a la edad del material, pero no a la fecha excacta en que fueron realizadas las inscripciones, por lo que los grabados en los objetos podrían ser posteriores a las fechas que arrojan los análisis.

Otro método de datación, la radiotermo-luminiscencia también fué empleada con estos objetos indicando que su antigüedad podría estar entre los 2.700 y los 1.650 años.

Otras pieza curiosa de la colección es una piedra que contienen el dibujo de un reno. El misterio radica en que éstos animales habían desaparecido en Francia hace unos 10.000 años.

La escritura Glozel.

Sin duda, lo más fantástico de los restos de Glozel es la escritura que se encuentra en las tablillas y en la mayoría de los demás objetos, conocida ya como escritura glozeliana.
Esta escritura no es igual a ninguna otra aunque muestra numerosas similitudes con muchas de ellas. Para algunos estudiosos, esto no haría sino confirmar que la escritura glozeliana está detrás del origen de la escritura, esto es, que fue la raíz desde la cual se desarrollaron las demás, como por ejemplo la sumeria, la fenicia, la ibérica o la etrusca.