El misterio de las Caras de Bélmez

Todo cambió de un día para el otro en Bélmez de Moraleda, una noche de 1971. Se trata de un pueblo ubicado en Jaén, cuyo mayor atractivo hasta ese momento había sido su castillo medieval.

Pero el destino y la historia parecieron jugar a la ruleta francesa y decidir que el alma del pueblo dejara de pasar por esa edificación fastuosa y se posara silenciosamente sobre el frío piso de mosaicos de la vivienda de María Gómez Cámara, donde misteriosamente se dibujó un rostro humano que llenó de temor a los habitantes de la casa.

Ese primer rostro fue destruido para alejar los malos presagios del hogar. Pero no tardó en aparecer otro, y después otro. La congoja por el fenómeno paranormal ya se había apoderado de todo el pueblo, y pronto comenzó a llegar desde diversos puntos de la geografía europea el peregrinar de curiosos y asombrados, con el solo fin de intentar interpretar qué significaban estos rostros.

Búsqueda profunda

Una de las presencias más activas fue la del parapsicólogo Germán de Argumosa, quien durante varios años condujo estudios en el lugar, llegando a la presunción de que ese hogar misterioso y parte del pueblo habían sido edificados sobre lo que fuera un cementerio moro de la edad media. De hecho, una excavación realizada bajo el piso de la cocina dio con restos de huesos humanos, a tres metros de profundidad.

Acompañado de un equipo de científicos, la investigación asegura haber logrado registrar una serie de psicofonías escalofriantes. «Es que yo sigo enterrada», fue una de las voces que lograron ser registradas en la profundidad mediante el uso de magnetofones. Y también otra dirigida concretamente al parapsicólogo que intentaba documentar el fenómeno «Germán: pica patio, levanta cemento».

Sin dudas el fenómeno despertó seria polémica en el pueblo, y la curia no tardó en quitarle crédito a las versiones, denunciando lo que consideraban un verdadero fraude. A la Iglesia también se sumaron científicos y periodistas que en diversos momentos de la historia investigaron el caso.

En el año 2004 falleció María Gomez la dueña de la vivienda, pese a lo cual, y desde entonces, continuaron surgiendo nuevas imágenes. En la actualidad el lugar sigue siendo visitado por curiosos, que con suerte logran que el hijo de la mujer los conduzca de visita por el escenario de las apariciones. La polémica seguirá para siempre. Y el misterio también.

Las Caras de Bélmez: El Misterio de Jaen.

Todo comenzó en el verano de 1971, en un hogar humilde del pequeño pueblo de Bélmez de la Moraleda, en Jaén. La casa pertenece a la familia Pereira que observa atónita como una mancha en el suelo de su casa va formándose poco a poco hasta que aparece un rostro humano. A partir de aquí podríamos concluir con que es todo fruto del azar o de la humedad pero las cosas cambian cuando en casa de los Pereira comienzan a formarse caras nuevas. En un principio el señor Pereira intentó quitar aquella primera mancha y lo consiguió. Todo estaba en orden pero al cabo de un mes aparece una mancha nueva. En esta ocasión el matrimonio decide extraer el trozo de suelo con la cara y lo conservan enmarcado.

A partir de aquí la familia notifica al Ayuntamiento el suceso e intentan darle una explicación. Para ello excavan el subsuelo de su casa pero no hallan nada; únicamente huesos. ¿Por qué huesos? La casa de los Pereira, al parecer, está situada en el emplazamiento de un antiguo cementerio que data del siglo XVIII. Este hecho vino a añadir más misterio a las apariciones de Bélmez. [Leer el artículo completo]