El extraño caso de Hugh Williams

Corría el año 1665 cuando Hugh Williams embarcó en el puerto junto con 82 personas más. En ese momento, nada indicaba que aquel robusto barco fuera a naufragar tal y como ocurriría pocos días después, exactamente el 5 de Diciembre frente a las costas de Gales, en el Estrecho de Menai.

De aquella catástrofe de tales dimensiones, sorprende que hubo un superviviente. Él y por si este hecho no fuera asombroso ya de por sí, adelantare que este suceso se repetiría años después, tratándose de una de las coincidencias más raras jamás registradas, que implica a tres barcos que se hundieron exactamente en el mismo lugar, día y mes.

121 años después, el 5 de Diciembre de 1786, la casualidad quiso que se hundiera otro navío en el que perecieron setenta almas, excepto la de un pasajero llamado Hugh Williams, por supuesto en el mismo lugar que el primero, frente a la costa de Gales y el Estrecho de Menai.

Dos buques que se hunden en la misma zona y el mismo día del mes y en los que hay un único superviviente con el mismo nombre y apellido, no me negareis que es un poco fantasmagórico, pero si además añadimos que la historia no termina ahí, comienza a erizársenos el vello.

De nuevo un 5 de Diciembre, en el año 1860 otro barco correría la misma suerte al aproximarse a las costas de Gales, naufragando en el Estrecho de Menai, donde sorprendentemente hubo un único superviviente de un total de 25 a bordo y como ya estaréis imaginando, este hombre se llamaba Hugh Williams.

En naufragios no es nada común que un solo pasajero llegue a sobrevivir, y en esta historia verídica tres veces logró hacerlo.

Obviamente, la lógica nos dice que no podía tratarse de la misma persona porque habría tenido más de 250 años ¿Era Hugh Williams un viajero del tiempo? o ¿el nombre de Hugh Williams puede atraer la mala suerte sobre aquellos que le rodean?

Un viaje a través del tiempo es un concepto de desplazamiento hacia adelante o atrás en diferentes puntos del tiempo, así como lo hacemos en el espacio.

Es innegable que todos viajamos en el tiempo. Por ejemplo, durante los últimos doce meses, nos hemos movido un año adelante en el tiempo o lo que es lo mismo, hemos viajado en el tiempo a la velocidad de 1 hora por hora.

La pregunta sería: ¿podemos viajar en el tiempo a mayor o menor velocidad de 1 hora por hora? o ¿podemos viajar atrás en el tiempo retrocediendo, digamos, 2 horas por hora? ¿o 30 o 100 años por hora?

El eminente astrofísico Stephen Hawking cree que viajar en el tiempo es posible y que podría suponer la salvación futura de la humanidad.

Su afirmación, basada en la Teoría de la Relatividad de Einstein, ha recibido recientemente apoyo experimental desde el LHC (Gran Colisionador deHadrones). Hawking cree que a lo largo de seis años, una nave que transportara a humanos podría acelerar hasta el 98% de la velocidad de la luz. A esa velocidad, cada día transcurrido en la nave supondría un año en la Tierra.

De este modo, una vez que la Tierra se volviese inhóspita por nuestra acción, los humanos que viajasen en esa nave podrían regresar a repoblar nuestro planeta muchos años más tarde. (Cada año en el espacio supondría 365 años en la Tierra).

La posibilidad de viajar en el tiempo plantea muchas paradojas, además la ciencia habla ahora de túneles entre agujeros negros y de gusano que doblan el espacio-tiempo, creando zonas curvadas, y cuando hay curvaturas hay posibilidades de otros caminos que rompen las estructuras conocidas de viajes en líneas aparentemente rectas pero que en realidad son curvadas por el espacio-tiempo.

Volviendo a lo que nos ocupa, si Hugh Williams fue un hombre que venció la barrera del espacio- tiempo, una posible reencarnación, o sólo una increíble coincidencia… ya queda en cada uno de nosotros creer en una cosa u otra.

El sueño premonitorio de Mark Twain

Mark Twain, cuyo verdadero nombre es Samuel Clemens, sigue siendo el escritor más apreciado de América. Nacido en la pequeña ciudad de Florida, Missouri, y educado en la cercana Hannibal, describió a los verdaderos americanos en libros tales como Huckleberry Finn. Pero pocas personas saben que, debajo de su humor y su cinismo, Mark Twain era un serio estudioso de lo paranormal. Su interés en el tema procedía de la experiencia personal, el día de 1858 en que predijo la muerte de su hermano.

El escritor estaba trabajando entonces como timonel de un paquebote que hacía el viaje entre Nueva Orleáns y St. Louis. Estando en tierra durante unos días, una noche soñó que su hermano Henry yacía en un ataúd metálico llevando uno de los trajes del propio Twain. El ataúd estaba suspendido entre dos sillas, y un ramo de flores, con una rosa roja en el centro, descansaba sobre el pecho del muerto. El sueño fue tan vívido que, cuando se despertó, Twain no se dio cuenta de que había estado soñando y pensó que estaba en casa.

El sueño tuvo un trágico final dos días más tarde. Mientras Twain permanecía en Nueva Orleans, el paquebote en el que trabajaba siguió su ruta por el Mississippi. Su hermano trabajaba también en aquel barco y estaba en él cuando estalló una caldera. Henry sufrió lesiones graves y fue llevado a Memphis, donde murió cuando el médico le inyectó, accidentalmente, demasiada morfina.

Cuando estaban preparando a Henry para el entierro, algunas amables damas recogieron dinero para comprarle un ataúd de metal. El cadáver fue vestido con uno de los trajes de Twain. Mientras el escritor lloraba la muerte de su hermano, una dama entró en la habitación y colocó un ramo de rosas blancas -con una rosa roja en el centro- sobre el pecho del difunto. Más tarde, el féretro fue enviado a St. Louis, donde fue colocado en el piso alto de la casa de su cuñado. Cuando Mark Twain visitó la habitación donde estaba el cadáver, vio que el ataúd había sido colocado sobre dos sillas, tal como lo había visto en su sueño.

La Sincronicidad, la suerte y el azar

Que es la Sincronicidad?

En el universo ocurren diferentes sucesos; las estrellas brillan, el viento erosiona las rocas, los volcanes entran en erupción o los imanes atraen el hierro. El estudio de las reglas y leyes que rigen estos hechos pertenece al dominio de la ciencia. Parte de eso que ocurre en el universo, nos ocurre a nosotros los seres humanos, así sucede que encontramos un trabajo, nos toca la lotería, enfermamos, sufrimos un accidente… Tradicionalmente se ha estudiado el porqué nos ocurren a las personas este tipo de sucesos desde el lado de la mitología, la filosofía, la religión y la parapsicología.

Podemos definir sincronicidad como la coincidencia en el tiempo de dos o más sucesos no relacionados causalmente y que tienen el mismo significado para el receptor de los mismos. Por ejemplo: una persona con psicosis manifestaba que era Jesús el creador y destructor de la luz, en ese mismo momento la instalación eléctrica de la luz cayó del techo y dejo sin conocimiento al sujeto.

Esto implica que ciertos sucesos en el universo se agrupan en patrones significativos sin valerse de las leyes habituales de la causalidad. Por lo tanto, estas sincronicidades deben trascender las leyes de la ciencia, puesto que son las expresiones de movimientos mucho más profundos que se originan en la estructura del universo y conciernen tanto a la materia como al significado de un modo inseparable.

Estudio sobre las coincidencias

Entre los siglos VII y VI antes de Cristo, tiene lugar un fenómeno muy importante en muy diversas culturas. Se trata de la aparición de un pensar racional que se pregunta acerca del origen de las cosas, de su diversidad y de su constante cambio, e intenta hallar un principio común, constitutivo y ordenador de todo lo que hay. Es la época de los primeros filósofos griegos, de los Profetas de Israel, de Zoroastro en Persia, de los Upanishad y Buda en la India, de Confucio y Lao Tse en China. La explicación de tal coincidencia cronológica sigue siendo un tema apasionante para los historiadores. El desarrollo de estos movimientos culturales conformó nuestra actual civilización.

Hoy en día, ese pensar racional acerca de las cosas sigue completamente vigente. Disciplinas como la Física, la Química, la Medicina, la Psicología y la Biología, se dedican a investigar sobre nuestras características físicas y mentales y sobre el mundo que nos rodea. Es impresionante el desarrollo que actualmente se ha alcanzado en la comprensión de las Leyes de la Naturaleza y que podemos ver reflejado en las posibilidades técnicas que rodean nuestras vidas.

Sin embargo, no es tan notorio el avance alcanzado en la explicación de los sucesos que nos pasan a cada uno de nosotros. No sabemos porqué nos ocurren, aparentemente al azar, ciertas cosas.

Cualquier hecho que nos pasa tiene un significado para nosotros y quizás solo para nosotros, es la llamada subjetividad; pero, ¿tiene ese hecho una intencionalidad, un sentido, un propósito?, ¿sigue algún tipo de ley natural o moral?, ¿tiene que ver ese hecho que nos ocurre con las cosas que hemos hecho nosotros anteriormente?, ¿las cosas que nos ocurren, nos pasan por algo?. Continuar leyendo «La Sincronicidad, la suerte y el azar»