Matemáticas Vs. Filosofía

La filosofía confundiendo a la matemática

Siempre digo que nuestra mente nos pone trabas y que debemos encontrar salidas impensadas para seguir de esto laberintos.

En el Blog Arcadia, leí un ejemplo sobre esto:

La parábola de la cuadratura del circulo

Érase una vez dos tipos muy cuadrados. Literalmente de 4 lados y otros tantos ángulos. Cansados de su existencia plana, emprendieron la aventura de reformar su vida hacia la plenitud y perfección que les inspiraba la circunferencia.

Después de examinar las alternativas desde todos los lados y los a ángulos posibles (solo cuatro al momento para ambos), finalmente emprendieron dos caminos diferentes y opuestos.

«Lo que nos hace diferentes del circulo son nuestros ángulos, que generan lados» – argumentó un cuadrado – «Por ello me voy a desprender de ellos, uno tras otro, y alcanzaré la perfección». Raudo se puso manos a la obra. Le costó decidir por cual empezar, puesto que todos son iguales, pero  finalmente lo hizo.

Inmediatamente se convirtió en un triangulo isósceles. Mientras duró su  etapa triangular, tuvo que aguantar las bromas fáciles de las demás figuras por tener no uno sino dos «catetos» y los trastornos bipolares de la hipotenusa, un día orgullosa de su noble descubridor, y otro deprimida por no conseguir ser mas larga de lo que suman sus dos «catetos».

A la vista del panorama, el ex-cuadrado, optó por suprimir rápidamente el ángulo recto residual, convirtiéndose es una línea recta. El resultado no le satisfizo en absoluto. Cierto que ahora podía presumir de ser el camino mas corto entre dos puntos, pero de golpe se encontró sin un área donde  moverse, dos únicos puntos de vista en los extremos y ni un ángulo de perspectiva.

Se fue cansando de recorrer cada día la misma línea y con el tiempo fue  acortando su camino, cada vez un poco mas, hasta renunciar a salir del punto donde se encontraba.

«¡Eureka!» – exclamó – (algo que se le debió quedar pegado de su etapa de triangulo isósceles…) «¡Conseguí la perfección!»

Finalmente ya no tenía ángulos, ni lados. Sin moverse siquiera tenia visión a 360 grados. Era lugar de paso de un numero infinito de líneas y planos. Hasta amplió su influencia al campo de la literatura, donde sería quien tuviera siempre la ultima palabra.

Sin embargo no tardó en darse cuenta que para conseguir esta posición privilegiada, tuvo que pagar un precio muy elevado. Renunció a su área. Perdió su propia dimensión para pasar a ser una posición en el espacio, que existe solo en cuanto determinada en función de un sistema de coordenadas establecidas por otros.

…¿y que pasó mientras con el otro cuadrado?

Salió también en búsqueda del mismo objetivo, recorriendo otro camino.

«Ser cuadrado tampoco está tan mal» – razonó en voz alta – «tendré ángulos y lados, pero son iguales entre sí y no serán tema de disputa mientras así continúe» Continuar leyendo «Matemáticas Vs. Filosofía»