Los hombres estrella de las historias Cherokee

En “Mitos y fórmulas sagradas de los Cherokees”, originalmente publicado en 1888, se presenta información sobre como una de las tribus nativo americanas puede haberse encontrado con alienígenas y otras criaturas misteriosas, registrando estos eventos como leyendas. Como antropólogo, el autor Mooney, paso los años de 1887 a 1890 viviendo con Cherokees de Carolina del Norte, escuchando sus historias, registrando sus mitos, leyendas y fórmulas secretas. Debido a que los trabajos de Mooney fueron publicados mucho antes de la era del vuelo se pueden considerar que estos reportes no están relacionados al interés moderno en Ovnis.

De particular interés son las leyendas Cherokee sobre extrañas criaturas voladoras. Uno de los entrevistados por Mooney, fue un jefe llamado “Nadador”, quién le contó la historia de “Como son las estrellas”.

“Hay diferentes opiniones acerca de las estrellas. Algunos dicen que son bolas de luz, otros dicen que son humanos, pero la mayoría de la gente dice que son seres vivos cubiertos de pieles o plumas luminosas. Una noche, un grupo de caza que acampaba en las montañas, vio dos luces como estrellas grandes que se desplazaban a lo largo de la parte superior de una colina distante. La noche siguiente, y la siguiente, vieron las luces otra vez en movimiento a lo largo de la cresta, y después de hablar sobre el asunto decidimos ir por la mañana y tratar de conocer la causa. Iniciaron por la mañana hasta que llegaron a la cresta, donde, después de buscar algo de tiempo, se encontraron con dos criaturas extrañas tan grandes (haciendo un círculo con los brazos extendidos), con cuerpos redondos cubiertos con piel vellosa o pelaje fino, de la que pequeñas cabezas sobresalían como las cabezas de tortugas de agua dulce. Conforme la brisa jugó con estas plumas, una lluvia de chispas salió volando. Los cazadores llevaron a las extrañas criaturas de vuelta al campamento, con la intención de llevarlos a casa a los asentamientos a su regreso. Continuar leyendo «Los hombres estrella de las historias Cherokee»

Karner Beinhaus, la casa de los huesos

La localidad austríaca de Hallstatt no es famosa por los paisajes naturales de gran belleza sino por poseer un extraño osario en donde los cráneos se decoran de manera «original». En una casa, al oeste de Austria, en la región Salzburgo, encontramos una hermosa región que no escatima en belleza natural. En ese mismo lugar se encuentra la casa «Karner Beinhaus», o casa de los huesos.

La región junto a su imponente lago fueron declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 1997. No es para menos, tanto el lago como el pueblo son como extraídos de un cuento de hadas.

El osario se emplaza junto a la iglesia del pueblo, y en su interior se pueden visitar más de 1.000 cráneos apilados de forma tradicional, unas 600 calaveras pintadas de manera curiosa gracias a una peculiar costumbre austriaca que solo se mantiene aquí.

Segun la tradición de algunas zonas de Europa, hasta finales del siglo XVIII las tumbas eran alquiladas por un período de tiempo limitado; Generalmente unas décadas y cuando el contrato se vencía, los restos eran exhumados para volver a alquilar la tumba a otro «inquilino».

Los restos eran trasladados a las Karner Beinhaus, donde los cráneos eran limpiados y pintados con diversos motivos, flores, serpientes, etc, y donde se incluía además el nombre de la persona y el año de su muerte. De ésta manera, los cráneos se convertían en una especie de lápida que prevalecería indefinidamente en el tiempo.

Aunque ésta costumbre se fue perdiendo con el paso del tiempo, Hallstatt sigue conservando los cráneos debido a la falta de espacio en su cementerio y su Casa de los Huesos sigue en funcionamiento. Para poder lucir cráneo allí se debe ser natural del pueblo y dejarlo escrito en testamento. El último cráneo se colocó en 2004.

El Hombre Oso – La leyenda del Ucumar

El Ucumar, algunas veces conocido como Ucumari o Ucumare, incluso como el hombre oso, es un mítico animal salvaje terriblemente feo, con ligeros rasgos humanoides, manos y pies muy grandes y cuerpo enteramente cubierto de pelos, larga barba y frente angosta.

Ucumar significa «oso» es lenguaje quichua y aymara y su leyenda se circunscribe al ámbito de América del Sur, especialmente el norte argentino, Perú, Bolivia, Ecuador y algunas regiones de Venezuela y Colombia.

En la mitología precolombina el oso de anteojos era venerado por los Indios y puede que de aquella época ya existan algunos relatos sobre un oso de anteojos relacionado con las cuestiones sobrenaturales. Existen algunas petroglifos con representaciones del oso frontino en la iconografía precolombina.

El Ucumar se dice que es ser mitad hombre y mitad oso y que vive en las selvas del Noroeste argentino, tambien conocidas como las yungas. El Bolivia, se conoce como Jukumari y habita las zonas boscosas del Departamento de Chuquisaca. Ambos están emparentados con mitos peruanos de antigua data.

El Ucumar vive en cuevas, en el fondo de las quebradas, pero merodea los ríos y vertientes, bañándose en ellos: es fácil por eso encontrar allí sus pisadas, similares a las de un oso. Según algunas versiones, además de fuerte es ágil, y puede treparse a los árboles más altos.

Descubrimiento del Ucumar – 2010

A finales de octubre del mes pasado, se dió a conocer, por distintos medios de comunicación, la noticia de que dos puesteros de un paraje del cerro El Crestón, ubicado a unos 40 kilómetros al oeste de San José de Metán, departamento de Metán de la provincia de Salta habían cazado a un extraño ser de aspecto humanoide pero de descomunales y afilados dientes. La fotografía del críptido recorrió la web y los noticieros de la televisión y se sumaron a los rumores de los lugareños que vaticinaba el desrubrimiento del legendario «Ucumar».

La noticia reavivó por un corto plazo el debate sobre la existencia del Yeti local. Sin embargo, a escasas dos semanas del hallazgo, una comisión policial acudió a la zona en donde se había producido éste misterioso hallazgo; Precisamente al cerro El Crestón de Metán, con el objetivo de corroborar dicha información y a buscar las pruebas necesarias para iniciar una investigación.

En dicho operativo, uno de los dos arrieros involucrados en la historia, explicó que ellos habrían matado a un mono y que posteriormente un visitante le habría tomado fotos y divulgado el fraudulento hallazgo del Ucumar.