El viaje en el tiempo de Moberley y Jourdain

La experiencia que vivieron dos inglesas durante una visita a Versalles en verano de 1901 fue discutida durante muchos años. Las señoritas Moberley y Jourdain afirmaban haber retrocedido al siglo XVIII, en plena época de María Antonieta.

Cuando las señoritas Moberley y Jourdain visitaron el palacio de Versalles el 10 de agosto de 1901, todo parecía normal, al principio. Después de visitar la Galería de los Espejos atravesaron el parque, buscando el Pequeño Trianón, la mansión aislada que había pertenecido a María Antonieta. Fue entonces cuando se encontraron en lo que parecía otra época.

En una cálida tarde de agosto de 1901, dos maestras de mediana edad, las señoritas Anne Moberley y Eleanor Jourdain, decidieron aprovechar sus vacaciones en París para visitar el palacio de Versalles, que ninguna de las dos conocía. Ambas se interesaban por la historia y poseían cierto nivel cultural, ya que la señorita Moberley era directora del Instituto St Hugh, y la señorita Jourdain, de una escuela de niñas en Watford. Ninguna de las dos tendía a ser crédula ni neurótica.

Después de recorrer el palacio se sentaron a descansar en la Galería de los Espejos. Las ventanas abiertas y el aroma de las flores las incitaron a volver a salir, esa vez en dirección al Pequeño Trianón, el palacete que Luis XV construyó en los terrenos de Versalles, y que su sucesor, Luis XVI, regaló a la reina María Antonieta. Llegaron a un lago alargado, a cuya derecha había un bosquecillo con un claro, y después a otro estanque, junto al cual se levantaba el Gran Trianón, palacio construido por Luis XIV. Lo dejaron a su izquierda y llegaron hasta un sendero cubierto de hierba.

No estaban seguras del camino y, en vez de bajar por el sendero, que llevaba directamente al Pequeño Trianón, lo cruzaron y siguieron por un sendero lateral. La señorita Moberley vio a una mujer asomada a la ventana de un edificio que había en un recodo del sendero; sacudía una tela blanca. La inglesa se sorprendió al ver que su amiga no se detenía a preguntarle el camino. Después se enteró de que la señorita Jourdain no lo hizo porque no había visto ni a la mujer ni el edificio.

A esas alturas, las dos mujeres no tenían conciencia de que sucediera algo extraño, y conversaban animadamente sobre temas que no tenían nada que ver. Doblaron a la derecha, pasaron junto a unos edificios y distinguieron el final de una escalera tallada al otro lado de un portal abierto.

No se detuvieron, sino que tomaron el sendero central de los tres que había delante de ellas; la única razón para que lo hicieran fue la presencia de dos hombres que parecían estar trabajando allí, con una especie de carretilla y una pala puntiaguda. Parecían jardineros, aunque las mujeres pensaron que vestían de forma rara; llevaban largas chaquetas gris verdoso y tricornios. Los hombres les dijeron que siguieran en línea recta y las amigas continuaron como antes, absortas en su conversación. Continuar leyendo «El viaje en el tiempo de Moberley y Jourdain»

Un truco de magia que tardó 34 años en completarse

Todo comenzó en 1963, cuando Teller, el famoso mago del dúo Penn & Teller estaba cursando los estudios de bachillerato en la secundaria. En una ocasión su profesor favorito, el Sr. Rosenbaum, bromista y mago aficionado leyó a sus alumnos una historia poco conocida llamada “Enoch Soames”, escrita por el británico Max Beerbohm en 1916.

En la historia, Max Beerbohm narra la trágica vida de un personaje que vivió en 1890 llamado Enoch Soames, un escritor frustrado y mediocre, pero sumamente vanidoso y con ínfulas de ser una persona importante. Un día mientras Soames caminaba por las calles se le apareció el diablo, y le propuso transportarlo mágicamente al futuro para que pudiera ir a la biblioteca más famosa del mundo y leer las reseñas históricas sobre su vida. La única condición era que Soames debía entregarle su alma a cambio del viaje al futuro. Confiado de que en el futuro sus obras literarias serían estudiadas ampliamente, y pensando que sin duda algún sería en un autor famoso y reconocido mundialmente, Soames aceptó la propuesta. Continuar leyendo «Un truco de magia que tardó 34 años en completarse»

Un Artista envía fotos al espacio exterior

A finales del mes de septiembre, el satélite de la NASA EchoStar XVI pondrá en órbita el proyecto del artista estadounidense Trevor Paglen que trabaja en Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que consiste en una colección de 100 fotografías tomadas y elegidas después de años de trabajo y que pretenden ser el mensaje que sobreviva a la humanidad y deje testimonio de lo que fue en la Tierra.

Trevor Paglen

Trevor sostiene que los satélites que hoy en día orbitan alrededor de la Tierra se convertirán con el tiempo en ruinas culturales y materiales de nuestra época y serán las «pinturas rupestres de los hombres de las cavernas», pero del hombre de hoy, en un futuro.

La idea es crear el objeto más duradero de la historia del hombre denominado «The Last Pictures», que orbitará a unos 36.000Km de la Tierra y luego se irá alejando lentamente en el espacio.

«Dentro de un millón de años, cuando no quede resto de la presencia humana sobre la superficie de la Tierra, el planeta seguirá rodeado por los miles de satélites que una vez pusimos en órbita. Estos satélites pueden estar en órbita toda la eternidad», aseguró el artista estadounidense.

«Si nos tomamos en serio esta idea, esto significa que serán los objetos más duraderos que jamás hayamos construido», completó. El disco en el que se grabarán las fotos – que recuerda al famoso disco de oro de las sondas Voyager – contendrá el mensaje clave de lo que fue nuestra civilización.

El proyecto, bautizado como «The Last Pictures» está basado en el satélite EchoStar XVI que durante 15 años orbitará a 36.000 kilómetros de distancia de nuestro planeta y se retirará posteriormente a una «órbita cementerio».