El Puente de Overtoun; Donde los perros se suicidan

Una pequeña región de Escocia, Hamilton, encierra atractivos turísticos entre ellos la historia del enigmático puente de Overtoun.

Hamilton es una pequeña ciudad escocesa que se localiza al sur del estado de Lanarkshire, prácticamente a las orillas del río Clyde.

Esta pequeña urbanización está habitada por no más de 49 mil pobladores y originalmente se le denominó «Cadzow», que en español significa hermoso castillo, nombre que cambió años más tarde a Hamilton, en honor a James Hamilton, quien fue el propulsor del desarrollo del lugar.

A pesar de ser un lugar pequeño y del que poco se habla, Hamilton ofrece varios lugares que resultan atractivos para cualquier turista, tales como el Mausoleo Hamilton, recinto que se caracteriza por registrar el mayor eco de un edificio en el mundo; el Palacio Hamilton, el que fue el hogar de los duques de la región hasta finales del siglo pasado; Stratclyde Country Park, un parque temático excelente para niños, así como la iglesia parroquial de la ciudad.

Pero desde hace unos años, hay un puente en la ciudad, el «Overtoun Bridge», el cual ha llamado la atención de propios y extraños, incluso de la comunidad científica, ya que desde hace un poco más de 60 años ocurre en él un fenómeno muy particular: El suicidio de perros.

Este puente fue construido en 1895 por Lord Overtoun por encargo de James White, dueño de una mansión campirana y que para acceder a ésta, era necesaria hacer un acueducto para cruzar el río Clyde. El puente tiene un estilo victoriano, sostenido por tres grandes pilares a cada lado, ornamentados de manera clásica y sencilla.
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El Lago Titicaca: Misterios Y Contactos Extraterrestres

El fondo de este lago ha permanecido hasta ahora más secreto que la superficie de la luna”, explicaba Jacques Cousteau en 1968, luego de realizar la tercera exploración arqueológica subacuática en la historia del lago Titicaca. Sus aguas, así como sus 36 islas, esconden un sinfín de enigmas, historias y leyendas vinculadas fuertemente con el misticismo chamánico, la cosmovisión y lo mágico. Una, la más conocida y comentada a los turistas, se remonta a sus orígenes y destaca la importancia del dios Viracocha en los pueblos ancestrales que habitan la Isla del Sol, la tierra naciente de la civilización inca.

En la actualidad, la vida cotidiana y las costumbres de los aymaras, los quechuas y los urus son el resultado de un profundo mestizaje entre la fe cristiana que impusieron los colonizadores españoles y las creencias incaicas milenarias.

La historia de Viracocha y los pumas de piedra se basa en el significado etimológico del nombre del lago. “Cuando los españoles llegaron aquí no pudieron pronunciar correctamente Titekjarka, que es el nombre original, y por eso lo llamaron Titicaca. Traducido al castellano sería el lago de los pumas de piedra (tite es jaguar y kjarka, roca)”, explica Alfredo, uno de los ocho guías de la comunidad challampampa que habita el sector norte de la isla. Incluso, existen teorías que prueban que al invertir el mapa del lago puede apreciarse el contorno de un puma sosteniendo entre sus garras a una vizcacha. Esta imprecisa y rebuscada interpretación intenta establecer coincidencias entre el nombre del lago y su topografía.

Sin embargo, existen otros que apuntan el origen de su nombre al de la isla Intikjarka, que derivada de las lenguas aymaras y quechuas significa Isla del Sol (inti: sol y kjarka: isla).

A pesar de que coexistan diferentes interpretaciones contrapuestas sobre el significado del término Titicaca, todas las leyendas coinciden en Viracocha como el dios Sol, creador de las estrellas y la luna, y artífice supremo de los hombres y los pueblos.

Los mitos incaicos y preincaicos que supieron recoger los primeros cronistas españoles hace 500 años registran dos apariciones: una que lo retrata emergiendo de la Roca de los Orígenes (Roca Titicaca o sagrada) durante la creación del mundo y otra que cuenta que surgió de las aguas del lago durante la época del Purun Pacha (el silencio después de la tempestad). “Viracocha Pachacayaki tiene mucha energía. Los que tocan la roca sagrada reciben algo muy especial porque es el creador de todas las cosas y su poder es infinito”, afirma Elio, un guardaparques del Museo del Oro de la Ciudad Sumergida. Continuar leyendo «El Lago Titicaca: Misterios Y Contactos Extraterrestres»

El pantano encantado de Hockomock

En Massachusetts, Estados unidos, se encuentra el pantano de Hockomock, un lugar sobre el cual rondan numerosas historias paranormales, como el avistamiento de animales misteriosos, espectros, luces fantasmagóricas y encuentros con los denominados Bigfoot.

El llamado Triángulo de Bridgewater abarca varias ciudades de los alrededores de Massachusetts y ha sido el escenario de misteriosos sucesos sobrenaturales durante siglos. Es un área de aproximadamente 300 kilómetros cuadrados situados en la parte sureste del estado. En el centro de esta área se encuentra el Pantano Hockomock, un lugar realmente escalofriante. Los nativos americanos ya apreciaron su carácter extraordinario cuando lo bautizaron así. Su nombre significa «lugar donde habitan los espíritus».

Las Historias del Pantano Embrujado

Muchas son las referencias que a lo largo de la historia se tienen de avistamientos de animales desconocidos en la zona. Grandes aves, a las que los nativos denominan Thunderbirds, han sido presenciadas por muchas personas, entre ellas agentes de policía de la localidad.

Parecen resultar aves prehistóricas con una envergadura considerable. También se han visto grandes serpientes en el pantano. En la década de 1930 muchos trabajadores de la zona informaron que habían visto enormes serpientes enrolladas sobre la carretera como si fueran tubos de una estufa antigua. Panteras negras, tortugas gigantes y perros fantasmas tan grandes como un caballo son otras de las especies que se han podido avistar.

Luces fantasmas también están recogidas como fenómenos paranormales que se han podido ver en Hockomock. Parecen ser bolas de luz que sobrevuelan el pantano cambiando de color, forma, tamaño e intensidad. A menudo han aparecido como respuestas a la acción de algún ser humano que se ha atrevido a adentrarse por aquí.

A finales de 1960, cinco testigos vieron una bola de luz flotando entre algunos árboles, en las cercanías de Rehoboth. Tras gritar a la luz, ésta de repente creció de diámetro y corrió hacia ellos. La ciudad de Raynham también ha tenido avistamientos de este tipo, cuentan sobre todo que durante todos los meses de enero, sobre las vías de ferrocarril cerca del pueblo.

Criaturas denominadas Bigfoot también han sido vistas en el pantano de Hockomock. En 1970 varias personas vieron un animal peludo de casi 3 metros de altura, que escapó corriendo sobre cuatro patas. En un principio se pensó que era un oso, pero hace miles de años que los osos se extinguieron de esta región. Más tarde, ese mismo año, dos policías sintieron como algo extraño arrancaba la parte trasera de su coche patrulla. Los policías huyeron rápidamente, pero antes pudieron avistar por el espejo retrovisor la gigantesca figura de una criatura misteriosa. También dijeron que parecía un oso, pero posteriores partidas de caza jamás lograron dar con él.

Un vecino de las inmediaciones aseguraba haber visto al monstruo de Hockomock en invierno de 1978. El hombre describió a la criatura como un animal de unos 3 metros de alto, cubierto con un pelaje marrón oscuro. Casi por las mismas fechas, hay otro avistamiento, esta vez de una mujer que vio en su jardín, una noche, una tremenda figura casi de la misma altura, con el pelo oscuro. Dice que sólo le robó algunas calabazas…

Un avistamiento más se produjo en una noche fría de 1980. Un hombre de Bridgewater estaba en su canoa pescando cuando comenzó a percibir la sensación de que estaba siendo vigilado. Al acercarse más a la orilla, pudo oír el ruido de la maleza y unas grandes y pausadas pisadas sobre la hierba. En una entrevista que concedió al Boston Herald relataba que «sabía que algo grande me estaba siguiendo… sabía que no era humano porque, cuando pasó cerca de mí, pude olerlo, y olía como una mofeta, muy sucio». El pescador nunca llegó a ver ni sentir nada más.

Todas estas observaciones paranormales plantean más preguntas que respuestas. Parece que algo misterioso y sobrenatural ha elegido el pantano de Hockomock como su verdadero hogar. Y lo más probable es que, pronto, muy pronto, volvamos a tener interesantes noticias de él…