Submarinista rompe el récord de la inmersión más profunda y halla una bolsa de plástico

Washington, 13 may (EFE).- El estadounidense Victor Vescovo encontró una bolsa de plástico en el fondo de la sima Challenger, en la Fosa de las Marianas, a una profundidad de 10.935 metros, un descenso que le sirvió a este empresario para establecer un nuevo récord mundial, según anunció este lunes la expedición Five Deeps.

Vescovo, de 53 años y quien lleva un año en su travesía para bucear los puntos más hondos de los cinco océanos, permaneció en el interior de su sumergible durante más de cuatro horas en la cuenca, ubicada en los riscos de las Marianas, el punto más profundo conocido del Pacífico.

En un comunicado divulgado por la expedición, Vescovo describió el fondo del océano como una cuenca beige con una gruesa capa de cieno, donde pueden verse «algunos animales pequeños, transparentes que ondulan gentilmente».

«Definitivamente, hay vida en el fondo mismo del océano«, añadió. «Fue absolutamente extraordinario estar en una creación técnica de los humanos, con una enorme presión sobre el casco y, aun así, sentirse como sentado en la cabina de un avión».

Sin embargo, más allá de misterios marinos, este aventurero originario de Texas descubrió además algunos objetos de procedencia humana, como una bolsa de plástico y algunos envoltorios de caramelos.

Con su descenso, que tuvo lugar el pasado 28 de abril, el texano superó el anterior récord de sumersión, establecido en 2012 por el director cinematográfico James Cameron, que alcanzó una profundidad de 10.915 metros en esa misma sima de las Marianas.

«Hemos construido y perfeccionado un sumergible que puede llevar a dos personas al fondo en cualquier punto del planeta», declaró Vescovo declaró al diario de Dallas.

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de EEUU calcula que el 80 por ciento de los océanos del planeta permanece sin explorar y cartografiar.

«Muchos científicos creen que los océanos pueden mostrarnos nuevas especies de vida con bioquímicas únicas que podrían conducir a nuevos materiales o medicamentos«, añadió Vescovo.

«Entender cómo existe vida en estas profundidades extremas puede también ayudarnos a entender cómo se originó la vida en la Tierra y cómo podría desarrollarse en otros», aseguró.

Lugares asombrosos: Socotra, La Isla Extraterrestre

Conocida como la «Isla extraterrestre», existe un lugar muy extraño que llama la atención de los viajeros y aventureros que viajan por el sureste de las costas de Yemen. Se trata de la isla de Socotra.

Su rareza radica en las más de 700 especies de flora y fauna completamente extrañas y únicas en el mundo. Debido a ésta rica biodiversidad Socotra fué declarada Patrimonio de la Umanidad por la Unesco en el año 2008 .

Localización de la Isla Extraterrestre

Socotra se encuentra ubicada a 350 kilómetros al sureste de las costas de Yemen. Socotra pertenece a éste país y está emplazada en el cuerno de África. En la actualidad, el paradisíaco lugar peligra debido al cambio climático.

Entre sus variedades de vegetación resaltan el dracaena cinnabari, un árbol espectacular cuya forma recuerda a un paraguas. Las rosas del desierto yemení solo presentes en las montañas de Haghir y su más preciado “árbol pepino” (dendrosicyos socotrana) que puebla sus acantilados y sus colinas.

Tiene una superficie de alrededor de 3.600 kilómetros cuadrados. Está conformado por las pequeñas islas Abd Al Kuri, Samha y Darsa. Pero la principal es Socotra.

En peligro de extinción por el Cambio Climático

Sus altas temperaturas, la falta de agua y el aislamiento del lugar son lo que la hacen especial. Hasta 1999 solo se podía llegar en barco. Esto se complicaba mucho entre junio y septiembre por la fuerza del viento y el oleaje generado por los monzones. En julio de 1999 abrió el aeropuerto, en un lugar en el que la mayoría de los habitantes (hoy suman 44.000) ha vivido durante generaciones sin electricidad, agua corriente ni rutas . La principal ciudad es Hadiboh que tiene alrededor de 9.000 habitantes.

Su flora es magnífica, pero muy vulnerable a las modificaciones, especialmente a las especies introducidas, como las cabras, y el cambio climático. Por eso, está en peligro: estudios realizados sobre su fragilidad sitúan a Socotra entre las 10 floras isleñas con mayor peligro de desaparición en el mundo.

El Misterio de la Atlántida

Durante siglos, la historia de un reino sumergido ha sido motivo de interés y estudios por gentes de todas las razas y épocas. La realidad se vio envuelta de un halo de misterios y leyendas tales que las teorías propuestas son incapaces de determinar qué parte de lo que se cuenta es ficción y cuál no lo es. El origen de la Atlántida, su cultura y sobre todo su localización, ha sufrido toda clase de propuestas, extravagantes algunas de ellas, que han llevado a sus gentes desde ser una sociedad avanzada tecnológicamente, incluso hasta por delante de nuestros tiempos, hasta ser una sociedad infinitamente rica, e incluso llegados de otro planeta. Sea como fuere, en algún punto de la tierra, desde las profundidades del mar, siglos de historia nos contemplan, ocultos donde nadie puede encontrarlos.

Fue Platón, hacia el 347 a.C. el primero y único que dejó por escrito la existencia del reino de la Atlántida en sus diálogos de Timeo y Critias, cuando hizo una descripción de ella como una isla extensa y llana en cuyo centro había una colina, que a su vez estaba rodeada de tres anillos concéntricos de mar. En la cima de la colina había un templo dedicado a Poseidón y Cleito rodeado por un muro enteramente de oro. A su lado, otro templo de Poseidón estaba hecho de plata. Dos fuentes manaban constantemente agua, una fría y la otra cálida.

En el anillo más cercano vivían los más ricos y de alto status de su sociedad, y en el siguiente anillo los plebeyos. Más allá una extensa pradera repleta de aromáticas sustancias, hasta completar una isla “más grande aún que Asia menor y Libia juntas”

Como vemos, una descripción demasiado idílica como para resultar creíble, más aún cuando la descripción que hacía Platón la basaba en las historias de un ateniense, Solón, que decía haberlo escuchado de un sacerdote al que a su vez se lo había contado otro.

Similares propuestas se hicieron para su desaparición, ya que según aquellos escritos, su sociedad se perdió en su propia decadencia y corrupción. Sus gobernantes quisieron expandirse y comenzaron una época de invasiones a las tierras cercanas, e incluso se contó que llegaron a dominar todo el norte de Africa, hasta Egipto. Tal ambición fue castigada por sus dioses con una explosión volcánica que arrojó ceniza y arrasó su civilización, para posteriormente ser destruida por un maremoto que la hundió en apenas 24 horas.

Platón situó aquella tragedia alrededor del 9600 a.C. en un lugar que estaba “más allá de las columnas de Hércules”, muy cerca de las islas Canarias, una vez atravesado el estrecho de Gibraltar.

Todas aquellas historia míticas tenían por fuerza que levantar las aspiraciones de muchos historiadores y estudiosos dispuestos a llevarse la gloria de ser quienes descubrieran los restos de aquella magnífica civilización.

Ciertamente su descubrimiento sería un hito en la historia; sin duda alguna, el mayor descubrimiento que pudiera hacerse, aunque desgraciadamente también sería el final de tantos siglos de leyendas. Son tantas esas teorías lanzadas, en cuanto a su localización, que a la Altántida se la ha situado desde el estrecho de Gibraltar, hasta en las cercanías de Islandia, o en las Azores, o como se dicen en las últimas teorías, las más aceptadas, en los alrededores de las Islas Cícladas.