Niños Indigos : La historia de Boriska

El 11 de Enero de 1996, un niño no común nació en la ciudad Volzhsky, en la región de Volgograd en Rusia. Su madre Nadezhda Kipriyanovich, describe el trabajo del parto de la siguiente manera: «Fue muy rápido y no sentí dolor. Cuando me mostraron el bebé, me miraba fijamente con sus grandes ojos castaños. Como médica, se que no es habitual entre recién nacidos esa mirada concentrada. Excepto este hecho parecía un bebé normal».

Cuando salió de la maternidad de vuelta al hogar, Nadezhda comenzó a percibir que el niño llamado Boris, tenía un comportamiento singular: raramente lloraba y nunca solicitaba alimento. Crecía como los otros niños, pero comenzó a hablar frases enteras a los ocho meses. Con año y medio, leía periódicos. Los padres le dieron un juego de piezas para montar figuras y él comenzó a elaborar piezas geométricas combinando diferentes partes con precisión. «Tenía la impresión de que nosotros éramos como aliens para él, aliens con los que él estaba intentando comunicar» – dijo la madre de Boris o Boriska como es llamado por la familia.

Boriska comenzó a diseñar figuras que a primera vista eran abstracciones, en las cuales se mezclaban tonos de azul y violeta. Cuando psicólogos examinaron los diseños dijeron que el muchacho estaba probablemente intentando representar el aura de las personas que veía a su alrededor. A los tres años, Boris comenzó a conversar con sus padres sobre el Universo. Sabía nombrar los planetas del Sistema Solar y sus respectivos satélites. Hablaba también de nombres y número de Galaxias. Eso asustaba y la madre pensó que su hijo estaba fantaseando; por eso resolvió comprobar si aquellos nombres realmente existían. Consultó libros de astronomía y quedó impactada al constatar que Boris de hecho, sabía mucho sobre aquella ciencia.

Los rumores sobre el «niño-astrónomo» se extendieron rápidamente en la ciudad. Boriska se volvió una celebridad local y las personas comenzaron a visitarlo para oírlo hablar sobre civilizaciones extraterrestres, sobre la existencia de antiguas razas humanas cuyos individuos median tres metros de altura, sobre el futuro del Planeta en función de cambios climáticos. Todos oían aquellas cosas con gran interés no obstante no creyesen en las historias.

Los padres decidieron bautizar a su hijo, pensando que tal vez fuese una cuestión espiritual, pues creían había algo errado en Boris. Pero el fenómeno no cesó: Boriska comenzó a hablar a las personas sobre sus «pecados». Un día en la calle, abordó a un muchacho y lo amonestó por usar drogas; hablaba con ciertos hombres para parar de pegar a sus mujeres: prevenía a las personas sobre la inminencia de problemas y enfermedades. Continuar leyendo «Niños Indigos : La historia de Boriska»