Belek; El Vampiro de Buenos Aires.

Se trata de uno de los relatos más fascinantes del libro «Buenos Aires es leyenda». Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares a fines de los 70.

Belek, que procedía de la zona de los Cárpatos «como el conde Drácula», fue expulsado después de que el dueqo del circo, Boris Loff, el Hombre Bala y la Mujer Barbuda lo encontraran prendido al cuello de Vera, una mono tití. Pero el mito de Belek, el enano vampiro, apenas comienza aquí.

El verdadero horror se desató cuando se refugió en una casa semiabandondada del Bajo Flores y los gatos del barrio comenzaron a desaparecer misteriosamente.

La leyenda cuenta que la gente protegió sus casas con ristras de ajo y todos llevaban crucifijos por miedo a sus ataques.

Una noche de invierno, los hombres del barrio cazaron al enano vampiro con la red de un arco de fútbol, cerca de la estación Flores, pero se les escapó.

Aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sigue haciendo de las suyas.

Pues bien, parece ser que varias personas, en diferentes puntos de Buenos Aires, como Palermo y Puerto Madero, aseguran haber visto aterrorizadas la figura de un enano moverse increíblemente rápido entre las sombras, huyendo al ser sorprendido o advertir presencia alguna, dejando tras de sí el cadaver de algún animal callejero. Incluso en uno de los casos, viéndose acorralado llego a morder a uno de los testigos.

¿Continúa quizás Belek deambulando por las calles bulliciosas de la noche de Buenos Aires?

La Leyenda de Jack El Saltarín.

La aparición de este extraordinario ser data del siglo XVIII y fue durante muchos años el enemigo público número uno, a tal punto que el almirante Codrington llegó a ofrecer una recompensa por la captura de Jack el Saltarín, después de que éste hubiese asustado a su hija.

Las apariciones de Jack el Saltarín.

En febrero de 1855, después de una gran nevada aparecieron unas huellas extrañas en la ciudad de Devonshire. Las huellas eran grandes e inexplicablemente parecían ser una mezcla de huellas de hombre y animal. Aparecía por todos lados, por el suelo, tejados y paredes. Los vecinos sabían que se trataba de Jack el Saltarín.

Veinte años después, en 1885. Jack se presentó, por la noche, en un puesto de guardia de Aldershot, los dos soldados que le vieron lo describieron así: «Vestía traje de hule y portaba un gran yelmo». Le dieron el alto y le preguntaron por su identidad. Jack dio su nombre, dio media vuelta y se marchó dando saltos. Los soldados disparon prácticamente a quemarropa al ver que no se detenían. Jack se paró un momento, se dio la vuelta y lanzó a los soldados una llamarada de color azul. Luego siguió su camino.

En 1877 hay una noticia extraordinaria: Los vecinos de lindsey, acorralaron a Jack, pero éste subió hasta los tejados y se escapó dando espectaculares saltos.

Jack el Saltarín 200 años después.

Hacia 1938, el Morning Post escribió la última aparición de Jack el Saltarín. Jane Alsop, de 19 años, se dirigió a la puerta al escuchar que llamaban. Cuando abrió se encontro con «alguien» que llevaba brillantes vestiduras y con una luz que le salía del pecho. Jack agarró a la chica por el brazo y ésta comenzó a gritar. La familia acudió a su ayuda. jack la soltó, no sin antes quemar la cara de la joven con un extraño gas azulado. Según la Policía, los hermanos de la chica dijeron que en la huída Jack perdió la capa, y fue su propia sombra quien la cogió del suelo. Sería la Policía, sorprendida, quien haría pública la descripción de Jack, que coincidía con las que ya hemos visto y con la de otras jóvenes atacadas por este ser llamado; Jack el Saltarín.