La leyenda de los hombres reptiles.

Los hombres reptiles o «reptiloides» son una supuesta raza anterior a la humana, quienes vivieron desde los comienzos de los tiempos e incluso siguen existiendo en nuestros días, escondidos en cuevas subterráneas esperando el momento oportuno para volver al exterior y reclamar el lugar que les corresponde. Algunos de los argumentos de quienes creen en ésta especie de seres es que son extraterrestres que vinieron desde las Pléyades de la constelación Tauro a la Tierra, en tiempos remotos y que durante mucho tiempo convivieron con nuestros antepasados. En algún momento y, por razones que difieren entre uno y otro correlato, se vieron obligados a permanecer en las profundidades del planeta, y han ido evolucionando paralelamente a la raza humana, esperando el momento oportuno para volver a la superficie.

Dependiendo del contexto, también se los denomina: Reptoides, Dinosauroides o Seres Lagartija y son numerosos los testimonios y bibliografía que existe en torno a ellos.

Reptiloides en las civilizaciones antiguas.

En un gran número de las civilizaciones antiguas, existieron manifestaciones de Fe hacia figuras con las características de los hombres lagarto. El Quetzalcóatl de la civilización Azteca o el Kukulcan, para los Mayas, que en ambos casos significa «Serpiente Emplumada» o serpiente de bellas plumas, nos da un primer indicio de los reptiles como íconos a los que se les rendía homenaje. También en la cultura egipcia, nos encontramos con un Dios reptil o mejor conocido como el Dios Cocodrilo; Sobek. A quien se le atribuye la gracia de la fertilidad, la vegetación y nada menos que la vida humana.

En el medio oriente, existen algunos seres reptilianos que van desde algunos djinn o «demonios» a dragones, pasando por hombres reptiles. Esta tradición data desde inmemorables años. En uno de los libros apócrifos supuestamente el perdido de Jasher o yashar, se describe una raza humana de la serpiente.

Hombres reptiles en la cultura popular Zulú.

En la actualidad, existe en Africa la creencia popular de que hace miles de años atrás, llegó de más allá del cielo, una raza de gente cuya fisonomía era similar a la de los hombres lagarto. La población Zulú, de Sudáfrica, ha transmitido ésta cultura a través de sus generaciones y aún en la actualidad, podemos escuchar la historia, de como éstos reptiloides, que podían cambiar de forma a voluntad, tomaba en ocasiones la apariencia humana. Y en algunos casos, los jefes de las tribus casaban a sus hijas con extraterrestres, con el objetivo de procurar una raza con poder de Reyes y Jefes de tribu. [Leer más sobre ésta creencia en : Entrevista al Chamán Credo Mutwa]

Testimonios sobre apariciones de Seres Reptiles.

No hace mucho tiempo atrás, publicamos en éste mismo blog, un  artículo sobre la legendaria aparición de la Rana de Loveland en la localidad en Ohio, Estados Unidos en el año 1955. Numerosos casos trascendieron desde aquel avistamiento del Hombre Rana, sin embargo, el más celebre sucesor de la rana de Loveland en años recientes fue la locura del Hombre Lagarto que se propagó en Bishopville, South Carolina, en 1988. Un hombre reporto que una bestia reptil de siete pies de ojos rojizos y apéndices de tres dedos persiguió su auto a través de una carretera rural a 40 millas por hora. Un gran número de otros avistamientos le siguieron, y los oficiales de policia descubrieron huellas de tres tobillos. Pero como todo gran enigma, aun no se ha podido dar respuesta fáctica a los sucesos acontecidos.

El misterioso hallazgo de Pie Grande

El cuerpo sin vida de un aperente homínido, fue encontrado en un paraje de los bosques del norte de Georgia, Condado de Clayton, por los policías, Matthew Whitton y Rick Dyer (Foto Izquierda) . El Criptozoólogo Loren Coleman ha denominado a ésta criatura como el «Gorila de Georgia» aunque aún no se conoce un nombre científico que lo describa.

Características del supuesto Pie Grande hallado en Georgia.

El extraño animal, tiene características similares a la del conocido “sasquatch” o “pie grande”, famoso por numerosos testimonios en distintos lugares del Planeta, en particular en los bosques de los Estdos Unidos. Los datos más significativos dados a conocer por los investigadores del suceso son los siguientes: Es un macho que mide un poco más de dos metros de altura y pesa más de 226 kilogramos. Su aspecto físico es parecido al de los humanos y al de los simios. Su pelo es rojizo y sus ojos son gris oscuro. El dato más relevante es que sus huellas miden más de 40 centímetros, lo cual nos conduce a la hipótesis de que podría tratarse de un autentico pie grande.

Fotografía del animal descubierto en Georgia:

El equipo abocado a la investigación del fenómeno, está a cargo del reconocido investigador Tom Biscardi, quien durante toda su vida a estudiado el fenómeno del mítico «Pie Grande». Y participan de la misma varios científicos, entre ellos, un biólogo molecular, un antropólogo y un paleontólogo. En la rueda de prensa organizada para el día viernes 15 de agosto de 2008, se darían a conocer más datos sobre las enigmática especie, como los resultados de las muestras de ADN, el lugar preciso de su localización y otra información de relevancia, sin embargo, y pese a la espectativa generada en torno a éste descubrimiento, los protagonistas, Matthew Whitton y Rick Dyer, solo contaron los pormenores sobre como habían encontrado al animal y esquivaron constantemente las preguntas sobre la localización exácta del descubrimiento, con el argumento de proteger al resto de los animales de la misma especie que habitan en el lugar.

Muchos piensan que la historia representa un nuevo fraude en la búsqueda de una especie de la que existen muchos testimonios, pero ningún dato relevante que abra nuevos horizontes al esclarecimiento del fenómeno «Pie Grande».

EL robo maestro: La leyenda de D.B. Cooper.

El 24 de noviembre de 1971, un hombre vestido con un traje negro secuestró un avión, obtuvo un rescate de 200.000 dólares y huyó saltando en paracaídas a 3.000 metros de altitud sobre el Estado de Washington. Desde entonces, su identidad se ha convertido en una leyenda. Segun varias fuentes de internet, el FBI, tras investigar a más de mil sospechosos, tendría nuevas pistas para dar con el paradero del hombre de el gran robo maestro. Nunca se encontró su cadáver y tampoco el dinero y el paracaidas que utilizara para realizar su fechoría.

Cuenta la leyenda que un hombre de mediana edad, alto, de frente ancha, orejas de soplillo, abrigo y corbata negros y traje impecable compró un billete en Portland bajo el nombre de Dan Cooper, para el vuelo 305 de Northwest Orient Airlines con destino a Seattle. Unas horas más tarde, el avión, en el que viajaban 36 pasajeros y seis tripulantes, es secuestrado por Cooper, quien pide que al aterrizara Seattle, le sean entregados 200.000 dólares y cuatro paracaídas, ya que de lo contrario detonaría una bomba que llevaba consigo haciendo explotar el avión. Cuando finalmente el avión llegó a Seattle, los pasajeros desembarcaron normalmente y ajenos a la realidad del secuestro. Cooper, esperó a que le entregaran los 200.000 dólares en billetes de 20 y los paracaídas. Negoció la salida de dos azafatas y se quedó con una tercera. Hecha la transacción, ordenó al piloto que se dirigiera hacia Reno (Nevada). Le dio órdenes concretas respecto a qué altura volar, a qué velocidad y cómo colocar las alas del avión, y le especificó que no sellaran la puerta de atrás. El Boeing 727 era el único modelo con unas escalerillas que permitían utilizar esa puerta para saltar y, evidentemente, el secuestrador conocía esos detalles. D. B. Cooper repartió los cinco kilos que pesaba el dinero por todo su cuerpo, invitó a la azafata a encerrarse en la cabina con el piloto y se quedó solo. Después de eso, se lanzó desde 3.000 metros de altura sobre el Estado de Washington y sus montañas escarpadas, sus glaciares y sus bosques infestados de osos. Seguramente habrá tenido algún otro plan para poder escabullirse de la naturaleza ostil que lo esperaba debajo. Desde ese momento ha pasado a ser un misterio sin solución, con muchos supuestos, pero ninguna verdad.