El misterioso reloj que marca el fin del mundo

Un supuesto invento ruso que cuenta el tiempo desde el nacimiento de la Tierra hasta su destrucción.

Sergei Karelin, un relojero ruso creó un reloj que cuenta el tiempo desde el nacimiento de la Tierra hasta su destrucción a causa del Sol, dentro de 7 mil millones de años.

La joya lleva el nombre de «Reloj para el planeta Tierra» y según explicó su creador muestra la cuenta desde el nacimiento del mundo al momento de su desaparición. A diferencia del calendario maya, el final del mundo -según el reloj- llegaría en 7 mil millones de años y se dará como consecuencia de la destrucción del Sol, según científicos.

El reloj, que se expone estos días en Moscú, ha requerido dos décadas de trabajo y es una verdadera joya, ya que fue fabricado en latón y plata alemana y su diseño exterior está cubierto de zircones, rubíes y diamantes.

El trabajo de Karelin, miembro de la Unión de Artistas de Rusia, tiene una finalidad noble pero tan ambiciosa como marcar el tiempo terrestre hasta que se acabe. Pretende promover la unión de todas las religiones y naciones del mundo para lograr la paz universal y el cese inmediato de todos los conflictos militares en el planeta.

Un Artista envía fotos al espacio exterior

A finales del mes de septiembre, el satélite de la NASA EchoStar XVI pondrá en órbita el proyecto del artista estadounidense Trevor Paglen que trabaja en Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que consiste en una colección de 100 fotografías tomadas y elegidas después de años de trabajo y que pretenden ser el mensaje que sobreviva a la humanidad y deje testimonio de lo que fue en la Tierra.

Trevor Paglen

Trevor sostiene que los satélites que hoy en día orbitan alrededor de la Tierra se convertirán con el tiempo en ruinas culturales y materiales de nuestra época y serán las «pinturas rupestres de los hombres de las cavernas», pero del hombre de hoy, en un futuro.

La idea es crear el objeto más duradero de la historia del hombre denominado «The Last Pictures», que orbitará a unos 36.000Km de la Tierra y luego se irá alejando lentamente en el espacio.

«Dentro de un millón de años, cuando no quede resto de la presencia humana sobre la superficie de la Tierra, el planeta seguirá rodeado por los miles de satélites que una vez pusimos en órbita. Estos satélites pueden estar en órbita toda la eternidad», aseguró el artista estadounidense.

«Si nos tomamos en serio esta idea, esto significa que serán los objetos más duraderos que jamás hayamos construido», completó. El disco en el que se grabarán las fotos – que recuerda al famoso disco de oro de las sondas Voyager – contendrá el mensaje clave de lo que fue nuestra civilización.

El proyecto, bautizado como «The Last Pictures» está basado en el satélite EchoStar XVI que durante 15 años orbitará a 36.000 kilómetros de distancia de nuestro planeta y se retirará posteriormente a una «órbita cementerio».

Una muestra de arte que Asusta : Monstruos Marinos!

El artista argentino Adrián Villar Rojas descubre en su memoria y en la memoria de la cultura popular y descubre leviatanes marinos que materializa en sus obras de arte.

La fantasía de encontrar un gigantesco monstruo en el patio trasero, no sólo nos remite a la infancia de una persona, nos remite a la infancia de la humanidad. El monstruo primordial, aquel que surge del caos informe, el Leviatán, es parte del Génesis, casi como una contraparte a la creación, dualidad de la divinidad. En la mitología nórdica tenemos al Kraken y en la griega a Ceto, ambos monstruos primordiales ligados a la Tierra, a las fuerzas ctonianas. Acaso la tarea de sembrar monstruos en un patio trasero o en un bosque aledaño, es la continuación natural de los monstruos sembrados en el fondo de nuestra mente. (PijamaSurf)

La obra del escultor argentino Adrián Villar Rojas, más allá de lo espectacular que puede ser montar y abandonar un monstruo marino en un paraje, se planta sobre estas fibras arquetípicas para crear un happening del inconsciente. Ballenas-dinosaurio muriendo en el pasto en una especie de intersección anacrónica (¿vemos un futuro desastroso o son los remanentes del pasado que brotan del mar y de la mente?). ¿Acabarán todas las cosas fuera de su habitat, testamentos petrificados de un desencajamiento ontológico?