Lopez Rega; El Brujo de Perón.

José López Rega, conocido como el Brujo nació en Buenos Aires el 17 de Octubre de 1916 y murió el 9 de Junio de 1989. Fue un político argentino, célebre como secretario privado de Juan Domingo Perón, y con una poderosa influencia sobre el líder peronista y su tercera esposa, conocida como Isabel.

En el transcurso del año 1944 y tras fracasados intentos por dedicarse a la música, las necesidades económicas por las que atravesaba lo llevarían a alistarse en la Policía Federal. Nadie se imaginaba, en ese momento, que aquel extraño personaje se terminaría convirirtiendo en uno de las figuras más influyentes y nefastas de la política argentina.

La madre de Lopez Rega murió durante el parto; El niño fue un muchacho educado, cuidadoso en los modales y respetuoso en el trato, pero introvertido; Tenía una biblioteca que cubría toda una pared y se interesaba especialmente en temas espirituales; Se casó a los 27 años y durante toda la vida se interesaría por el canto lírico y el esoterismo.

Una visita que cambiaría la vida de Lopez Rega.

En la Navidad de 1951, en la localidad de Paso de los Libres, de la provincia de Corrientes, López conocería a Victoria Montero, una vidente a quien ya había visitado Eva Perón, y sería ella quien además de iniciarlo formalmente en el camino espiritual le advertiría:

“Si usted trabaja su espíritu podrá entrar en armonía con el Universo y se convertirá en un ser puro. Sus fuerzas ocultas serán una bendición para los demás. Podrá curar enfermedades, aliviar los dolores del cuerpo y del alma. Pero nunca deberá abusar de sus poderes porque producirá mucho daño. Será una maldición para todos y también para usted.”

Durante años frecuentaría a ésta vidente y por su intermedio, conocería algunos masones e integrantes de la secta umbanda que lo acompañarían en sus ambiciones y proyectos. A medida que se fortalecía y ganaba posiciones políticas fue abandonando a su Madre Espiritual y veinte años más tarde, cuando ya se había instalado junto a Perón, fue la misma Victoria quien lo echó definitivamente diciéndole: “Usted nos engañó a todos. Váyase”.

Premoniciones y Misterios.

Todo es premonitorio en la vida del que sería secretario de Perón: desde su nacimiento, un 17 de octubre, hasta los encuentros con las tres esposas del líder político. López Rega frecuentó durante gran parte de su vida, en distintas latitudes, círculos vinculados a un esoterismo «impuro», mezcla de religiosidad y autoayuda. Allí definió el sentido de su tránsito terrenal. Su lugar en la historia, por lo tanto, no proviene de un proyecto definido de antemano.

Para López Rega la acción política era sólo un instrumento en la realización de los designios cósmicos de alcance universal: Se consideraba un elegido, pero no de la política sino de los misteriosos emprendimientos del umbandismo y de la “rosa mística”. Para López Rega, pero también para muchos de los que lo rodeaban, su destino, incluido el político, ya estaba escrito.

Lopez Rega y Perón.

Gracias a su cargo en la policía Federal, López Rega consigue formar parte de la guardia que protegía el palacio presidencial, durante el primer mandato de Perón. Aunque al principio apenas mantenía contacto con el líder político y su esposa, fue creciendo, entre ellos, una relación de amistad. Por esos años, y gracias al padrinazgo de José María Villone, Rega comienza a cantar arias óperas en Radio Mitre.

Los lazos definitivos entre éste misterioso personaje y Juan Domingo Perón, fueron entretejidos por extrañas casualidades del destino. María Estela Martínez sólo reconocía una familia: la de José Cresto. Los Cresto, venidos de Corrientes, habían establecido una escuela espiritista en Buenos Aires. En ese hogar “Estelita” encontró protección, formación espiritual y el afecto negado por sus padres biológicos a quienes detestaba.

Un común clima esotérico facilitó el encuentro de López Rega con la tercera esposa de Perón y que sus conocidos la nombraban Isabel. Fue en la casa del mayor Alberte, en una de las reuniones políticas que la enviada del exiliado en España sostuvo con sus partidarios para reordenar las fuerzas del peronismo sacudidas por la heterodoxia de Vandor.

Era 1965 y la impresión que recibió Isabel abrió una ruta que condujo a López Rega a la residencia madrileña de Perón y luego al Ministerio de Bienestar Social (uno de los cargos que Perón no estaba dispuesto a negociar en el gabinete de Héctor Cámpora) y luego a las Tres A.

Entorno y discurso.

[Artículo extraído de :López Rega: El Rasputín criollo.]

El núcleo mafioso que rodeaba a López Rega, y que podría confundirse con una pandilla de cómicos embaucadores, fue un polo de atracción hacia el cual convergieron las formas más diversas de corrupción y criminalidad impregnadas de ambiguas o explícitas manifestaciones religiosas.

Pero no fue en los tenues tramados del espíritu donde López Rega ancló su reino, sino en las resistentes aunque porosas estructuras de la política de los años ‘60 y en los comienzos de los ‘70. López Rega, es preciso registrarlo, se hizo fuerte de la mano de Perón y su última esposa.

Su presencia tiñó un capítulo tenebroso de la singular historia de una Argentina que giraba incesantemente alrededor del peronismo y de su conflictiva articulación de fuerzas. Ya tocado por la muerte, tal vez las palabras más verdaderas de Perón fueron aquellas que anunciaron que había regresado a la Patria “descarnado”.

Cuando prefirió la afirmación de que “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, Perón se negaba a sí mismo. Durante 30 años había contribuido a construir un país fracturado en el que las multitudes llegaron a vibrar de entusiasmo frente al apotegma que rezaba: “Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”.

López Rega no fue producto necesario del peronismo, pero sin el peronismo resultaría impensable. Buena parte de las formas del terror practicado por la dictadura ya transitaban el país antes del 24 de marzo de 1976: casi dos mil asesinatos perpetrados por la acción de la Triple A amparada por López Rega en los dos años de su desenfrenada vigencia.

Antes del Golpe de Estado se contaban 600 desaparecidos. Los militares perfeccionaron el terror, lo multiplicaron, lo sistematizaron, lo hundieron en todas las zonas penetrables del cuerpo de la Nación. Los métodos ilegales, que ya se aplicaban bajo el imperio de las normas legales, se volvió la legalidad misma durante la dictadura que se asentaba, explícitamente, en la arbitrariedad de la fuerza.

La memoria, que está antes que la historia, reconoce las palabras y establece vínculos no siempre evidentes para la historia. A veces confunde: ¿cómo diferenciar el origen de las palabras cuando suenan idénticas? La revista El caudillo, bajo la dirección de Felipe Romeo y el directo auspicio del Ministerio conducido por López Rega, se constituyó, de hecho, en vocero de las Tres A.

Su lema, amenazante y funesto se mostraba siniestro: “El mejor enemigo es el enemigo muerto”. Los oídos de los jóvenes militantes de la izquierda peronista, mientras tanto, exaltados por el entusiasmo de la venganza purificadora que alguna vez había prometido Perón, se habían habituado a escuchar sus propias voces: “cinco/ por uno/ no va a quedar ninguno”.

En aquellos años de la década de 1970, el país todo estaba sumergido en un lenguaje que, ya a esa altura, sólo anunciaba finales. No todos los que lo enunciaban eran ejecutores, pero un odio viscoso ocupaba los rincones menos perceptibles en una espiral imparable, nutrida de palabras que llamaban al espanto.

El aire común, se volvía insoportable. Atrás había bombas arrojadas sobre multitudes reunidas en la Plaza de Mayo en 1955, había fusilamientos de quienes se levantaron contra la “Revolución Libertadora” en 1956, había un pasado de humillaciones y resentimientos y las palabras de Perón desde el exilio.

En los 1970 todas las palabras habían sido pronunciadas. Todas aludían al terror. Apenas regresado de España, al día siguiente de ese punto sin retorno que significó el enfrentamiento de Ezeiza del 20 de junio de 1973, en un mensaje por televisión a todo el país Perón expresó con claridad su comprensión de las cosas: “A los enemigos embozados y encubiertos o disimulados, les aconsejo que cesen en sus intentos porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento”.

Los campos quedaban definidos y el futuro anunciado. El 1º de octubre de 1974, muerto Perón y López Rega en plenitud de su poderío, el Consejo Superior Peronista hacía circular otras instrucciones que permitían evocar las que Perón distribuyera casi 20 años, pero donde el enemigo era otro: “los infiltrados marxistas del Movimiento”.

Un llamado a asumir la propia defensa y a atacar al enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión: “Nadie podrá plantear cuestiones personales, o disensiones de grupos o sectores, que afecten o entorpezcan la lucha contra el marxismo”. El ítem 9, Medios de lucha, precisaba: “Se utilizarán todos los que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad. La necesidad de los medios que se propongan, será apreciada por los dirigentes de cada distrito”.

Un año después, en 1975, el gobierno constitucional que aún era presidido por Isabel Perón emitía el decreto 2772 que disponía “Ejecutar las operaciones militares y seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país”.

Era el mes de octubre. Algunos meses después las fuerzas armadas consideraron que una de esas “medidas necesarias” era tomar las riendas del Gobierno y el 17 de diciembre de 1976, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola impartía “órdenes secretas” que precisaban las formas de la lucha “contra elementos subversivos”: “Aplicar el poder de combate con la máxima violencia para aniquilar a los delincuentes subversivos donde se encuentren. La acción militar es siempre violenta y sangrienta. El delincuente subversivo que empuñe armas debe ser aniquilado, dado que cuando las FF. AA. entran en operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendición”.

El balance, ahora que podemos mirar con alguna distancia temporal, resulta oprobioso. Traer a examen la figura de José López Rega significa elegir un camino lleno de acechanzas, plagado de sombras y equívocos. Sin embargo, no hay otra alternativa para los que hemos aprendido que nada justifica declinar en la búsqueda de la verdad. Aún convencidos de que la verdad no es otra que esa búsqueda incansable y en buena medida desesperanzada.

En caso de estar vivo, seguramente Juan Domingo Perón habría incorporado el momento al vasto archivo de situaciones pintorescas o grotescas vividas en el exilio o en el poder. De hecho acababa de morir, y fue entonces cuando José López Rega, su secretario privado, pidió a los médicos que se apartaran. Anunció que iba a resucitar al presidente de los argentinos, gracias a sus poderes espirituales. Lo tomó de las piernas y, sacudiéndolo, exclamó: «¡Despierta, Faraón!». No pasó nada…

Los moais y la isla de pascua

Pascua es una pequeña isla de aproximadamente 80 kilómetros cuadrados, del Océano Pacífico en la Polinesia, ubicada a 3.760 km de la costa de Chile, país al que pertenece desde 1888, y es famosa por las gigantescas efigies de piedra, conocidas también como moai. Su nombre indígena es Rapa-Nui, o también se le conoce como Marakiterani o »los ojos que miran al cielo».

Los moai son figuras de piedra de enormes dimensiones con forma humana cubiertas con algo que parece un sombrero cilíndrico. Las gigantescas cabezas sobresalen del árido suelo, tienen las orejas largas y grandes, y miran hacia el sol como esperando la llegada de algo o alguien, de manera algo altanera.

Fue descubierta la tarde del Domingo de Pascua de 1.722 por el marino holandés Jacob Roggeveen. Ese mismo día, la expedición de Roggeveen partió, no sin antes hostigar a los nativos de la isla, debido a que los indígenas se encargaron de robarles algunas de sus pertenencias, entre ellas muchos… ¡sombreros!.

En 1.770 el español don Felipe G. Ahedo desembarcó en la isla y tomó posesión de ella en nombre del rey de España, llamándola: San Carlos, nombre que después fue olvidado y retomó el de Pascua.
Después, en 1.774, el capitán inglés James Cook visita la isla y halló restos de antiguos e inteligentes pobladores, debido a sus construcciones, caminos pavimentados, instalaciones portuarias y numerosas aldeas que fueron hechas a base de piedra.

En la isla existen diferentes grupos de estatuas:
– Doscientas setenta y seis hacen guardia en las laderas del volcán.
– Trescientas están derribadas sobre los ahus que rodean los altos acantilados de la isla.
– Otras están a lo largo de antiguos caminos.
– 80 quedaron sin terminar.

Los moais forman parte del Parque Nacional de Rapa Nui , desde 1935. Sus impresionantes siluetas se pueden encontrar, en peor o mejor estado, por toda la isla, hasta contar un número casi de 1.000 esculturas, talladas en roca volcánica traídas de las canteras del volcán Rano Raraku . El que se encuentra en mejores condiciones es el Ahu Tahal , que se encuentra en la capital de la isla, Hanga Roa . El Ahu Te Pito Kura posee unas piedras redondas sobre la cabeza hechas en escoria roja de las canteras de Puna Pau . Como ocurre con toda la historia de estos monumentos tampoco se sabe a ciencia cierta el por qué unos llevan este “tocado” y otros no, aunque lo más aceptado es Ahu Vinapu y Akahanga son esculturas que curiosamente se encuentran tumbados… Los moais de la isla de pascua

Desde Hanga Roa se puede visitar Tahai, un centro ceremonial que muestra vestigios de la época de apogeo de la cultura pascuense. El primer grupo de moais es el templo de Aha Vai Uri. Frente a él está la plaza utilizada para reuniones ceremoniales y religiosas. Más al norte verá un moai solitario, el Ke Te Riku.

Siguiendo el camino que lleva a Anakena, llegará a Ahu Akivi: ahu restaurado con siete moais y que poseen decoraciones en la plataforma inclinada de la figura. Podrá visitar también la cueva de Te Pahu, una de las mayores de la isla.

Puede llegar a Vinapu saliendo desde Hanga Roa por la Avenida Atamu Tekena. Encontrará dos templos en ruinas. A dos kilómetros encontrará Hanga Poukura, otro monumento arqueológico derribado. Rano Raraku es uno de los lugares más visitados de la isla, ya que aquí fueron tallados casi todos los moais existentes. Siguiendo los senderos encontrará 397 moais en construcción.

Siguiendo por la costa al norte, llegará a Anakena, la más hermosa playa de la isla. Posee arenas blancas y dos ahu restaurados.

Los Moais más importantes de la Isla de Pascua:

El moai más grande:
Localización: Mina de Rano Raraku, nombrada «El Gigante»
Altura: 21,60 metros
Peso: entre 145-165 toneladas.

El moai más grande una vez erguido:
Localización: Ahu Te Pito Kura, nombrado «Paro»
Altura: 9,80 metros
Peso: 82 toneladas aproximadamente.

El moai más grande caído:
Localización: Ahu Hanga Te Tenga
Altura: 9,94 metros.

El moai parado más pequeño:
Localización: Poike
Altura: 1,13 metros.

Moai estadístico medio:
Altura: 4,05 metros
Ancho de la base: 1,6 metros
Ancho del frente: 1,48 metros
Profundidad a través del cuerpo en el punto mediano: 92 centímetros
Volumen total: 5,96 metros cúbicos
Centro de gravedad: 1,36 metros
Peso total: 12,5 toneladas métricas.

Matemáticas Mágicas: El Misterio del número 6174.

Mysterious number 6174 es un curiosísimo artículo de Yutaka Nishiyama dedicado a una extraña propiedad del número 6174. El que a primera vista parece un número cualquiera encierra todo un misterio sin resolver, que es relativamente fácil de explicar. Es recomendable ver también el artículo original porque contiene más detalles, y también un bonito puzzle matemático al final:

La operación de Kaprekar

Existe una operación matemática llamada Operación de Kaprekar, un tanto singular. Consiste simplemente en reordenar los dígitos de un número de modo que se obtenga el mayor y el menor número posible, restando entonces el menor del mayor.

Esta operación se puede aplicar a números de cualquier tamaño, y se puere repetir una y otra vez. Resulta interesante lo que sucede exactamente con cuatro cifras, siempre que no sean todas iguales. Por ejemplo, empezando por 2007, el año en el que estamos:

7200 – 0027 = 7173
7731 – 1377 = 6354
6543 – 3456 = 3087
8730 – 0378 = 8352
8532 – 2358 = 6174
7641 – 1467 = 6174
7641 – 1467 = 6174

Al llegar a 6174 el resultado se repite una y otra vez. Si durante la operación aparecen números de menos de cuatro cifras, basta rellenarlos con ceros a la izquierda.

Lo curioso es que independientemente del número por el que se empiece, mientras tenga cuatro cifras y no sean todas iguales, se llega siempre al 6174. Se puede deducir por qué sucede esto examinando cómo se comporta cada dígito durante la operación, o probando con los 8991 números de este tipo que existen entre 1000 y 9998:. Siempre se llega a 6174 en un máximo de siete pasos, y lo más probable es que se necesiten sólo tres. Los que sepan programar pueden utilizar el código del Generador de Series de Kaprekar para confirmarlo.

¿Es el 6174 el único número con esta propiedad?

No, pero examinar qué sucede con otros números de distinta longitud arroja más misterio que luz al asunto.

  • Si se prueba con los números de dos dígitos no se llega nunca a un número fijo, sino a un bucle cíclico del tipo 09, 81, 63, 27, 45, 09
  • Con tres dígitos se llega a 495
  • Para cuatro dígitos el número es el misterioso 6174
  • Para cinco dígitos, no hay número fijo, sino tres ciclos (además de distinta longuirud)
  • Para seis dígitos, se puede llegar al 549945, al 631764 o a un ciclo de siete números
  • Para siete dígitos tampoco hay número fijo, sino un único ciclo de nueve números. Para ocho y nueve hay otro par de números en cada caso.
  • Con diez dígitos se puede llegar a tres valores distintos: 6333176664, 9753086421 y 9975084201, o entrar en cinco ciclos cortos
  • Alguien se entretuvo en programar un ordenador para calcular hasta 15 dígitos, con los que se puede llegar a ocho resultados: dos números fijos o seis ciclos cortos.

Hasta el momento, ningún matemático tiene claro por qué sucede todo esto y por qué con tres y cuatro dígitos se llega a un único número, mientras que con otro número de dígitos no se llega a ninguno sino a ciclos, o por qué para complicar la cosa a veces se llega a varios números posibles y también a ciclos. ¿Habrá algún número con más dígitos que converja en un solo número parecido al 6174? No se sabe. Es uno de los muchos misterios de la Teoría de Números, y bien podría ser simplemente algo puramente circunstancial: una gran coincidencia.

En honor a su descubridor, el número 6174 se conoce también como Constante de Kaprekar.

Texto extraido de : El misterioso número 6174