Las religiones como el factor evolutivo humano

No se les escapa hoy a los que leemos diferentes historias del mundo, la importancia que han tenido la conformación de las religiones, mitos y tabúes en la consecución paulatina de asociaciones que derivaron en la civilización.

Es evidente que entre las especies animales ha existido unas fuerzas innatas que determinan asociaciones e interacciones-en más o en menos que propenden a conservar la especie a través de las eras y evolucionar radiando hacia donde fuera posible.

Entre los primates y homínidos también esto ha sido una regla, en parte innata y en parte conciente y en buena parte aprendida.

Es así que se establecen ciertas reglas, ciertos códigos, que acompañan a la genética en la conformación de las características generales de un conjunto dado de individuos.

Me ha parecido muy interesante las opiniones vertidas por el psicólogo Jonathan Haidt

En su libro Hipótesis de la felicidad, en donde llega a conclusiones parecidas.

– ¿De dónde vienen las reglas morales? De la razón, afirman algunos filósofos. De Dios, aseguran los creyentes. Rara vez se considera otra fuente como la que hoy defienden hoy algunos biólogos: de la evolución de las especies. Continuar leyendo «Las religiones como el factor evolutivo humano»

La desaparición de los dinosaurios – Nueva Teoría

Tan terribles animales necesitaban de una «gran ayuda» para ser desplazados para dejar el lugar a los mamíferos marsupiales y mamíferos modernos como animales dominantes, en especial los últimos.

Así que en la búsqueda de las causas se encontró lo que parece un gran cráter- hoy se sabe que es menor de lo supuesto- en Centroamérica y una «uniforme deposición» de Iridio – elemento abundante en los meteoritos -, en ciertas capas estratificadas que corresponderían a un tiempo geológico determinado – cosa que no es tan así – Sucedió esto a posteriori de la desaparición de los grandes saurios , como muestran diez mediciones temporales- ver más adelante. Un enorme meteorito impacta sobre la Tierra, produce vibraciones demoledoras y mortales, calor enorme, turbulencias atmosféricas espeluznantes, se levantan piedras y polvo hasta los confines exteriores de la atmósfera que ocultarán por bastante tiempo la luz y calor solar haciendo un “invierno polar”similar al atómico.

Maremotos, tsunamis, terremotos, choques tectónicos y erupciones volcánicas que tratarían de nivelar presiones internas de la corteza terrestre herida. Realmente convincente, hasta que pensamos, como puede sobrevivir, no solo los dinosaurios, sino algo vivo en estas condiciones, porque lo que mate a un saurio, puede matar a cualquier animal grande o chico que habite las mismas zonas .Los saurios del mar, también desaparecieron, eso que el mar atempera los factores emergentes de un cataclismo, tan sentido en tierra firme, pero si bien también los dinosaurios marítimos hacían todo en el mar, la puesta de huevos se ponían en las costas a merced de los comedores de huevos.

También sabemos que muchas plantas fueron perdiendo géneros, familias, etc., en el devenir de los tiempos -por ejemplo en las “cercanas” glaciaciones o por diversas causas- y los cambios cromosómicos generaron nuevas. Ante una catástrofe así, solo las plantas en estado de semillas podrían haber sobrevivido. Sin embargo las angiospermas, que habían aparecido en el Cretáceo, no sufrieron ningún tipo de extinción en estos tiempos “meteoríticos”, por el contrario se fueron radiando cada vez más. Algunas ramas de las gimnospermas se extinguieron antes, como las benitininas, casi seguramente al modificarse y convertirse en las nuevas magnoliformes, muy emparentadas- (1) Continuar leyendo «La desaparición de los dinosaurios – Nueva Teoría»

El hobbit, una nueva especie?

El Hobbit u Homo floresiensis, vivió hasta hace 12.000 años en la isla indonesia de Flores. Con apenas un metro de estatura y un minúsculo cerebro de 380 centímetros cúbicos, similar al de un chimpancé, representa una nueva especie del género Homo que convivió en algun momento de la historia con los Sapiens.

El descubrimiento de un ejemplar de Hobbit en octubre del año 2004 generó una gran polémica entre la comunidad científica. Por aquel entonces, los antropólogos que publicaron su investigación en la revista científica Nature, lo presentaron como una nueva especie de Homo sapiens que sería heredera del Homo erectus, el antecesor del homínido moderno. Pero en dicha publicación no quedaba claro cómo el pequeño humano había involucionado hasta convertirse prácticamente en un pigmeo. Error que algunos científicos aprovecharon para minimizar éste increible descubrimiento, atribuyendo la estatura del esqueleto y el tamaño de cerebro a una supuesta microcefalia. (Investigación publicada en Science en el año 2006)

Sin embargo, recientes investigaciones intentan demostrar que el hombre de Flores pertenece en realidad a una nueva especie descubierta. La confirmación ha llegado con dos nuevas investigaciones de Nature. En ellas queda totalmente desmentida la microcefalia del Homo floresiensis y, por lo tanto, deja abierta la posibilidad de que se trate de una nueva especie.

En un primer artículo, Eleanor Weston y Adrian Lister, del Museo de Historia Natural de Londres, llegaron a su conclusión a través de la siguiente analogía: Tomaron como modelo animal a fósiles de hipopótamos que, al vivir aislados en la isla de Madagascar, separados de sus antecesores, desarrollaron enanismo y encogieron de forma desproporcionada. Esto les llevó a afirmar que algo similar ocurrió con el cerebro del Homo floresiensis, que se hizo tan pequeño por el efecto de vivir en una isla, y no por una patología médica.

En el segundo estudio, William Jungers, de la Universidad de Stony Brook (Nueva York), y su equipo estudiaron los pies del hombre de Flores. Sus hallazgos muestran que las características de sus extremidades, que se parecen a las que se ven en otros primates, emparentan a este homínido no con el Homo erectus , sino con otro más remoto y primitivo. Es una nueva vuelta de tuerca en el puzle incompleto de la evolución humana, un misterio más en la búsqueda del eslabón perdido de la humanidad Pero, de momento, el hobbit ya es humano.