Oscar: El Gato que predice la Muerte

Seguramente todos hemos oido alguna vez que los animales poseen una increible capacidad para percibir situaciones o circunstancias de la vida cotidiana que los humanos desconocemos por completo. Por algun motivo, carecemos de éste «sexto sentido» con el que vienen provistas algunas de nuestras mascotas más cercanas. Tal vez por ese motivo, las adoptamos para convivir entre nosostros. Debajo, el relato de Oscar: El Gato que predice la Muerte!

Un gato que vive en una residencia de ancianos en Estados Unidos predice cuando alguien va a morir. Este pequeño animal de nombre «Oscar», parece presentir el momento previo a la muerte de algunos de los residentes del lugar.

Los médicos se sorprendieron al ver que el mismo fenómeno se repetía una y otra vez. El médico David Dosa, difundió la noticia sobre la capacidad de Oscar en una publicación en el New England Journal of Medicine en el 2007. En recientes declaraciones dijo que nunca pretendió hacer ver al gato como tenebroso o que su llegada a una cama fuese vista de forma negativa.

El felino fue adoptado cuando todavíe era muy pequeño para ser entrenado como gato para terapias en la Residencia de Ancianos Steere y Centro de Rehabilitación en Providence, Rhode Island, que atiende a personas con demencia severa y en las etapas finales de diversas enfermedades.

Cuando Oscar tenía cerca de seis meses, el personal notó que se ponía a dormir con los pacientes que estaban cerca de morir. Hasta el momento ha predicho con exactitud unas 50 muertes.

Dosa recuerda una oportunidad en la que el personal estaba convencido de la inminente muerte de un paciente, pero Oscar se negaba a sentarse con esa persona, eligiendo en cambio la cama de otro interno en el pabellón. Oscar estuvo en lo correcto, la persona con la que se sentó murió primero, sorprendiendo a enfermeras y médicos.

El médico dijo que no hay evidencia para explicar las capacidades de Oscar, pero cree que posiblemente el gato responde a una feromona u olor que los humanos desprenden momentos previos a su defunción y que el olfato humano no reconoce.

Dosa dijo que su principal interés no es divagar sobre las capacidades del gato, sino utilizar a Oscar para contar una historia sobre enfermedades terminales, que son su principal área de trabajo. Por ese motivo está escribiendo un libro con el Gato Oscar, como personaje principal.

«Hay mucho que contar sobre lo que Oscar hace, pero hay mucho que decir a nivel humano sobre aquello que pasan los familiares al final de la vida, cuando lidian con un ser querido en una residencia de ancianos o con demencia avanzada», declaró.

La maldicion del «Great Eastern»

El creador del buque, Isambard Kingdom Brunel, era un hombre con una contrastada experiencia en puentes y ferrocarriles. Una de sus ideas más brillantes fue la de construir una ciudad flotante que relacionaría Londres con el resto del mundo. En aquella época, los arquitectos navales habían ya concebido y producido buques de línea de un peso alrededor a las 3.000 toneladas.

Pero el Great Eastern de Brunel dejaba muy atrás a todo lo que se había construido hasta la época, con un calado estimado de 100.000 toneladas. Diez calderas enormes alimentadas por 115 hornos activaban dos ruedas de álabes de 10 metros y un propulsor de ayuda de 7 metros. Pero desafortunadamente el barco estaba maldito.

En el momento de la comida el día de su botadura, Brunel invitó a todos los obreros que habían participado en su construcción pero faltaba uno: un carpintero que había trabajado en la separación doble de la cala.

Pero el barco no ofrecía buenos presagios. La botadura y el lanzamiento del buque no siguieron el guión previsto inicialmente: el volumen y el peso del buque hicieron que el mecanismo de lanzamiento se bloqueara. Poco después de su botadura la compañía de navegación de Brunel quebró e incluso el mismo Brunel falleció en extrañas circunstancias. El día de su muerte, el capitán del barco se había quejado al jefe de los mecánicos de haber sido despertado por «golpes que vienen de abajo».

Y las desgracias seguían sucediéndose: una de las chimeneas de Great Eastern explotó, matando a seis personas y destruyendo el gran salón. Tras este incidente todo pareció calmarse pero, durante el transcurso de la cuarta travesía del Atlántico, un viento de través torció una de las ruedas de álabes y proyectó los botes salvavidas a la borda. Y lo más extraño de todo: Mucha gente e quejaba de unos ruidos y golpeteos que se oían en el barco.

El Great Eastern pudo completar la travesía, pero este sería su último viaje. Sus últimos propietarios tuvieron dificultad hasta para librarse de su chatarra. En 1885, mientras que se acababa de desmontarlo, los soldadores hicieron un extraño hallazgo:detrás de una alfombra que envolvía unas enmohecidas herramientas, descubrieron el cuerpo del carpintero desaparecido, encajado entre ambas separaciones metálicas del casco del Great Eastern.