La importancia del número OCHO

Parece que la relación de nuestro Sol con el planeta Tierra adopta muchos aspectos, se ha descubierto otra:

Existe un portal que comunica a la Tierra con el Sol llamado “Evento de Flujo de Transferencia” o FTE por sus siglas en ingles (Flux Trasferent Event). Hace algunos años se pensaba que no existía, sin embargo, las pruebas muestran todo lo contrario. Este portal conecta a la Tierra con el Sol situada a unos 150 millones de kilómetros, formando un tubo del tamaño de la Tierra del lado donde es de día.

Toneladas de partículas de alta energía podrían fluir a través de este portal antes de que se cierre nuevamente. Desde hace tiempo se sospechaba que la Tierra y el Sol deberían de estar conectados de alguna manera. La magnetósfera de la Tierra, (la esfera magnética que rodea a nuestro planeta) está llena de partículas del Sol que llegan a través del viento solar y penetran en las defensas magnéticas de la Tierra.

Antes se solía pensar que esta conexión era permanente y que el viento solar podría estar “goteando” a nuestro planeta en forma constante. Sin embargo no es así. Las conexiones no son constantes y normalmente son breves pero con una conectividad muy dinámica.

El campo magnético de la Tierra se une con el campo magnético del Sol cada 8 minutos aproximadamente, formando un portal con forma de cilindro tan grande como la Tierra, por el cual pueden fluir las partículas. Las cuatro sondas Clúster de la ESA y cinco sondas Themis de la NASA han volado alrededor de estos cilindros, detectando y midiendo las partículas.

El físico espacial David Sibeck piensa que existen dos tipos de FTE’s, activos y pasivos. Los FTE’s activos permiten un flujo dinámico y fácil de las partículas a través de él, y los FTE’s pasivos ofrecen una mayor resistencia ya que su estructura interna no permite el paso fácil de las partículas y los campos. Sin embargo queda una pregunta sin responder. ¿Por qué se forman estos portales cada 8 minutos? Esto es todavía un misterio (NASA).

Aunque al parecer no está relacionado, es curioso que la luz del Sol tarda 8,18 minutos en llegar a la Tierra. Pensando un poco por fuera del pensamiento científico e incursionando en la sincronía simbólica, tal vez los portales magnéticos reflejan un ritmo cósmico -de inhalación o pulsación: una puerta que se abre y se cierra cada 8 minutos; también, una armonía matemática: el 8 como número que rige la relación entre nuestro planeta y su fuente de energía.

La forma del número 8 remite a dos cosas: a un par de serpientes enroscadas, como en el caduceo de Hermes de la mitología, y también a las órbitas de los cuerpos celestes (astronomía).

Es posible seguir razonando y pensar que cada 8 minutos recibimos un paquete de alta energía del Sol, el cual podría re-configurar nuestro propio campo electromagnético y quizá hasta nuestras células. Como si cada 8 minutos hubiera una ola luminosa en el mar del aire y nosotros, como un surfer que aguarda el momento preciso sobre su tabla, podemos deslizarnos por esa ola hacia la playa.

El trabajo de Paul LaViolette demuestra que el centro de la galaxia emite olas de rayos cósmicos y rayos gamma a diferentes intensidades según un comportamiento cíclico. Estos rayos penetran la heliósfera y hacen que el sol a su vez emita rayos cósmicos que penetran la magnetósfera de la Tierra. Cada tanto el centro de nuestra galaxia emite una “superola” de partículas de alta energía, la cual podría ser responable de los grandes cambios climáticos en la historia de nuestro planeta. LaViolette calcula que en los próximos 100 años una de estas superolas debería de estar llegando a nuestro sistema solar. Alrededor de 8 minutos después estaría entrando en nuestra atmósfera transformando la faz del planeta (Pijama Surf).

Desde el punto de vista akáshico, sería este un efecto de pulsión magnética del tipo que se emplea en el cañón de Gauss y el tiempo de pulsión magnética tiene relación entre las producciones magnéticas entre el Sol (restadas del de otros actores del sistema que posean estos portales: planetas con portales) y la de la Tierra, en forma similar en lo magnético de lo que acontece en lo eléctrico en la descarga electrónica que efectúa un condensador.

Habrá que esperar el redondeo de este tema en futuros descubrimientos y si tienen más de una utilidad-que podamos aprovechar-.

Daphnia Pulex : Un notable crustáceo!

La evolución desde la óptica de pequeños animales.

Un equipo internacional de científicos ha logrado descifrar el mapa genético de un crustáceo muy particular. El Daphnia pulex, también llamado pulga de agua que tiene un tamaño casi microscópico. Es un animal muy pequeño pero es el que mayor número de genes posee entre todos los seres vivos.

Mas de la tercera parte de los genes del Daphnia pulex son completamente nuevos para la ciencia ya que no se encuentran en ningún otro organismo conocido. Esto se verá más adelante, cuando hablemos sobre la duplicación de genes.

Daphnia pulex es un artrópodo y por lo tanto constituido por los segmentos del cuerpo, pero éstos son difíciles de distinguir. Sólo pueden ser reconocidos por el apéndice(s) que llevan (sólo alguna vez un par por segmento), y mediante el estudio de la anatomía interna. La cabeza es distinta y está formado por seis segmentos que se fusionan, incluso como un embrión. Lleva el aparato bucal, y dos pares de antenas, el segundo par se amplía en los órganos de gran alcance usada para el aseo. No existe una división clara entre el tórax y el abdomen, que en conjunto tienen cinco pares de apéndices. La “concha” rodea al animal y se extiende posteriormente en un corto trecho a lo largo de la columna vertebral.

Daphnia pulex habita en una amplia gama de hábitats acuáticos, a pesar de que está más estrechamente relacionada con pequeñas piscinas. En los que habitan en lagos, que son oligotróficas, D. pulex tiene poca pigmentación, mientras que puede llegar a ser de color rojo brillante en eutróficos aguas libres, debido a la producción de hemoglobina. Continuar leyendo «Daphnia Pulex : Un notable crustáceo!»