La clarividencia y la cartas zener

La Clarividencia es una forma de conocimiento paranormal o facultad para conocer con antelación los sucesos futuros ya sean éstos muy próximos o un poco más alejados. Es una especie de percepción extrasensorial a través de la cual las personas que la practican sería capaces de recibir información por un medio no corporal (inexplicable para la ciencia moderna). Entre los que creen que ésta habilidad existe, hay quienes aseguran poseer el don de la clarividencia y otros, que es posible desarrollar ésta habilidad con un entrenamiento específico.

Historia de las cartas Zener

Durante los años 20, los parapsicólogos J. B. Rhine y Karl Zener inventaron un método para medir las capacidades adivinatorias de los sujetos sometidos a estudio. Para ello utilizaban una baraja elaborada por ellos conocida como las Cartas Zener. Su método también servía a modo de «brain training» (entrenamiento cerebral) de la época y se supone que a base de repetir el ejercicio se mejoraban los resultados.

La baraja constaba de veinticinco cartas con cinco palos: círculo, cruz, cuadrado, estrella y ondas (u olas). El experimento debía llevarse a cabo por parejas. Uno de ellos mezcla las cartas y coge la primera carta que sale; el otro sujeto, sin ver el dibujo de la carta, debía averiguar de qué palo era. Esto debía repetirse un gran número de veces para obtener resultados fiables. Las probabilidades de acertar eran de un 20%. Los valores por encima y por debajo de esta cifra eran considerados excepcionales y los sujetos que presentaban tales porcentajes eran sometidos a más estudios.

Se supone que repitiendo el ejercicio muchas veces, en días y a horas distintas, podías mejorar tus habilidades de clarividencia. Aunque las reglas de la probabilidad indican que a un mayor número de repeticiones la probabilidad de acierto se acerca cada vez más al 20%. (Por la ley de los grandes números)

Rhine y Zener pronto constataron que había individuos con niveles de acierto muy superiores al 20%. Poco después se dieron cuenta de que el papel era muy fino y se veía el dibujo por detrás. Pero se supone que sí que hay gente que es capaz de adivinar el palo de la carta, convirtiendo así a las Cartas Zener en un método simple para comprobar tales habilidades.

El misterio del Triángulo de Bennington

En la localidad de Vermont, cerca del monte Glastonbury, se encuentra el Triángulo de Bennington. Una zona boscosa en donde se sucedieron una serie de desapariciones misteriosas. En la mayoría de los casos no se encontraron cuerpos u otro indicio que permitiera averiguar que les había ocurrido. Las víctimas eran personas de diferentes edades y de ambos sexos y todas ellas se esfumaron en un plazo de cinco años desde 1.945 hasta 1.950.

Todas las desapariciones ocurrieron en el último trimestre del año, entre los meses de octubre, noviembre y diciembre, pero aparte de esto poco más se pudo saber para conocer la naturaleza de los hechos.

La primera desaparición ocurrida en el Triángulo de Bennington se remonta a 1.945, un hombre llamado Henry MacDovell, se había escapado de un manicomio en el que estaba recluido por ser el autor de la muerte de otro hombre y desapareció sin dejar rastro en ese lugar. Aunque no resulta extraño que un prófugo de la justicia “desaparezca” sin dejar rastro, este suceso es ha menudo citado como la primera de una serie de extrañas desapariciones en aquel enigmático lugar.

El 12 de Noviembre del mismo año, un hombre llamado Middie Rivers que trabajaba como guía de montaña desapareció misteriosamente ante los ojos del grupo de turistas a los que acompañaba de regreso al campamento. Él caminaba delante del grupo de personas por una zona que conocía sobradamente, cerca de la carretera de Long Trail y simplemente desapareció, nunca más fue visto ni se encontraron restos o pistas que dieran respuesta a este inquietante suceso a pesar de la intensa búsqueda realizada durante varios días por la policía local y un grupo de voluntarios.

El 01 de diciembre del año 1.946, una estudiante de dieciocho años de edad de nombre Paula Welden se adentró en los bosques de la zona con la intención de hacer senderismo de montaña. Esto es lo último que se supo de ella. Jamás salió de los bosques y las pesquisas iniciadas por la policía no dieron tampoco ningún resultado.

Existe el rumor de que en el año 1.949 tres cazadores desaparecieron en el Triángulo de Bennington durante una jornada de caza, aunque no se ha podido investigar si esto es verdadero o simplemente una leyenda urbana.

Sin embargo si se sabe que el día 1 de diciembre de ese año un hombre llamado James E. Tetford protagonizó lo que parece ser la desaparición más extraña ocurrida en el Triángulo de Bennington. El señor Tetdford desapareció mientras se encontraba en el interior de un autobús en movimiento. Los demás pasajeros testificaron que lo vieron en el autobús, pero para cuando éste llegó a su última parada en Bennington, James Tetford había desaparecido.

El doce de octubre del año siguiente Paul Jepson, un niño de ocho años, desapareció de la vista de su madre mientras ésta se encontraba realizando algunas tareas domésticas. La posterior búsqueda de los cuerpos de seguridad fue muy exhaustiva, empleándose incluso perros para intentar seguir el rastro del niño. Los perros avanzaron a través del bosque hasta una autopista cercana donde perdieron el rastro. Esto hizo pensar a la policía que la desaparición de Paul Jepson fue un secuestro y que el pequeño fue introducido en algún vehículo que circulaba por aquella autopista.

La última de éstas enigmáticas desapariciones es la de una mujer llamada Frieda Langer. El 28 de Octubre de 1.950 Frieda fue de excursión con su primo y en un momento de la caminata, tropezó y cayó en un lugar que estaba anegado de agua. Frieda decidió volver al campamento para cambiarse de ropa y su primo se quedó en aquel lugar esperando que regresara. Frieda nunca llegó de vuelta al campamento. Se inició entonces un masivo operativo de búsqueda por tierra y por aire. La policía, bomberos, militares y voluntarios, participaron durante días rastreando toda la zona sin conseguir tampoco resultados aparentes. Pero siete meses más tarde el cuerpo de Frieda fue encontrado en un descampado que, curiosamente, ya había sido rastreado en los meses anteriores por la policía. Debido a las condiciones en que se encontraba el cuerpo y al tiempo transcurrido los forenses no pudieron determinar la causa de la muerte.

Posibles explicaciones de las desapariciones

Existen varias teorías sobre la naturaleza de las desapariciones del Triángulo de Bennington pero todas ellas siguen siendo bastante endebles y no logran explicar por sí mismas todas las desapariciones. La primera teoría menciona la posibilidad que durante aquel periodo hubiera un asesino en serie por aquella zona. Si bien esto es totalmente posible, la diferencia de sexo y edad entre las víctimas y la ausencia total de pistas o evidencias en todos los casos, parecen echar por tierra esta tesis. No es muy habitual encontrar un asesino que actúe tan indiscriminadamente al escoger a sus víctimas.

Otra teoría sostiene que las desapariciones se debían a desgraciados accidentes de montaña. Las fechas en que ocurrieron todas las desapariciones entre las estaciones de otoño e invierno son las propicias para que el suelo del bosque aparezca cubierto de una gruesa capa de hojarasca que oculte pozos o agujeros donde habrían caído inadvertidamente las víctimas.

Sin embargo esto no explica los casos de Frieda Langer y James Tetdford. Además, en las búsquedas que se organizaron tampoco se encontraron pozos o simas que pudieran explicar esta teoría.

Con el paso del tiempo las desapariciones dejaron de tener lugar y actualmente no se conoce ningún otro suceso de similares características en dicha zona o incluso en lugares aledaños. Probablemente no existe un único motivo para explicar las extrañas desapariciones del Triángulo de Bennington y sea más sensato pensar que obedezcan a varias razones: accidentes, extravíos o secuestros…, pero de lo que no cabe duda, es que el misterio que las rodea sigue estando vigente y que la población local sigue considerando la zona que rodea el monte Glastonbury como maldita.