Ordenadores base 4

En mis ejercicios akáshicos, que mucho me sirven para buscar e interpretar informaciones tecnológicas, biológicas, etc. que muchas veces vuelco en mis artículos, hace unos días visualicé una conversación entablada por un pariente, el Ingeniero Daniel Aiello y el Premio Nóbel Luis Federico Leloir.

Hablaban de una serie de envases de vidrio donde se debían identificar ciertos fenómenos químicos, creo que colorimétricamente, para saber si daban con el resultado buscado.

El Doctor estaba muy entusiasmado con el proyecto de computación biológica, pese a que el avance era muy lento. Las posibilidades de este lugar eran paupérrimas.

Estaban en un viejo edificio en una esquina de las calles Cuba y Monroe, lugar de la Fundación Campomar.

Todo lo observé como en un presente, pero los dos interlocutores hace años que murieron y ese laboratorio, creo que tampoco existe ya. Nunca estuve allí y nadie encontré en estos días que supiera decirme sobre esta computación, mucho menos que se hizo de esa investigación; si alguien prosiguió con ellas.

Busco en Internet y veo que en el mundo hay gente abocada a estos menesteres, pero nadie lo nombra al Doctor Leloir en referencia este tema.

Un trabajo muy interesante sobre el tema es el publicado por la Dra. Ana Teresa García Martínez, que explica así el asunto.

El avance tecnológico no se resiste a quedarse entre chips o circuitos de cobre, conductores eléctricos, diferencias de tensión, codificación binaria, etc., sino que avanza a campos tan insospechados como el que afecta a la esencia de la vida, el ADN; por lo que a disciplinas tan íntimamente ligadas con la informática, como la física y las matemáticas, se añade la química y la biología, aportando un nuevo modelo de informática que condiciona las características y el aspecto físico de aquello que conocemos como hardware, y también lo que a la naturaleza del software se refiere. Continuar leyendo «Ordenadores base 4»

Júpiter, no es más un planeta!

Según la Unión Astronómica Internacional (UIA), La Tierra, Marte y Júpiter, no son Planetas

El descubrimiento de varios objetos que se aproximan al tamaño de Plutón, como (50000) Quaoar y (90377) Sedna, siguieron minando los argumentos a favor de que Plutón era excepcional en comparación con el resto de la población transplutoniana. El 28 de julio de 2005, Mike Brown y su equipo anunciaron el descubrimiento de un objeto que se confirmó como mayor que Plutón,6 designado inicialmente como 2003 UB(y desde el 13 de septiembre de 2006 con nombre definitivo: Eris). Aunque sus descubridores (y mucha gente de los medios de comunicación) lo llamaron inmediatamente el décimo planeta. En la segunda mitad de octubre de 2003 se le dio la designación provisional 2003 UB313, colocándolo como el objeto número 7827 en la lista oficial de planetas menores. Tras la decisión de la UAI en agosto de 2006, pasó a ser el planeta menor más grande conocido del Sistema Solar, por delante de Plutón.

Sin embargo, el criterio de órbita compartida no carece de ambigüedad; no define un planeta por su composición o formación, sino por su posición. Por tanto, con esta definición, un cuerpo del tamaño de Plutón o más pequeño que orbite en solitario se llamaría planeta, mientras que objetos más grandes que estuvieran próximos entre sí se denominarían «planetas menores».

Finalmente la UIA (Unión Astronómica Internacional) dictamina:

La UAI resuelve que los planetas y otros cuerpos del Sistema Solar se definan en tres categorías distintas de la siguiente manera:

  1. Un planeta es un cuerpo celeste que (a) está en órbita alrededor del Sol, (b) tiene suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que adquiera un equilibrio hidrostático (forma prácticamente redonda), (c) ha limpiado la vecindad de su órbita.
  2. Un planeta enano es un cuerpo celeste que (a) está en órbita alrededor del Sol, (b) tiene suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que adquiera un equilibrio hidrostático (forma casi redonda) [2], (c) no ha limpiado la vecindad de su órbita y (d) no es un satélite.
  3. Todos los otros objetos que orbitan al Sol se deben denominar colectivamente «Cuerpos Pequeños del Sistema Solar».

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