Un animal inmune al cáncer revela su secreto

El ratopín rasurado, un roedor de África, no sufre tumores gracias a una variante del ácido hialurónico, la misma molécula que ya se usa en inyecciones antiarrugas en humanos, según un estudio.

Es uno de los mamíferos más raros del mundo y posiblemente uno de los más feos, pero todos deberíamos envidiarle. Es el ratopín rasurado, un roedor sin pelo que vive bajo tierra en las sabanas de África, se organiza en colonias como las hormigas, nunca bebe agua y, sobre todo, es el único animal conocido que no sufre cáncer. Un reducido grupo de investigadores de varios países estudia a esta criatura capaz de vivir hasta 30 años, un récord absoluto entre roedores , en busca de nuevas claves para alargar la vida de los humanos.

Hoy, un equipo de investigadores de EEUU explica por fin por qué este animal es inmune al cáncer. Es gracias a una sustancia llamada ácido hialurónico y que es bien conocida por los humanos, pues ya se usa, por ejemplo, para borrar los efectos del paso del tiempo con inyecciones que corrigen las arrugas. La clave, dicen, es que el ratopín aprovecha esta sustancia mucho mejor que el resto de mamíferos, “hasta los límites de lo posible”.

“Este animal nos va a enseñar cómo ser inmunes al cáncer”, asegura a Materia Andrei Seluanov, investigador de la Universidad de Rochester (EEUU) y coautor del estudio que describe en Nature el nuevo hallazgo. El ratopín ya nos había enseñado muchas otras cosas. El Heterocephalus glaber es el único mamífero que vive como los insectos sociales, con una reina todopoderosa a la que sirven obreros y soldados que no dudarían en matar a cualquier ratopín ajeno a la colonia. Además de su sorprendente longevidad y ausencia de cáncer, este animal es también insensible al dolor que causa el ácido en la piel. Continuar leyendo «Un animal inmune al cáncer revela su secreto»

La Piedra de Rosetta

La Piedra Rosetta es una piedra de color oscuro, que fue encontrada en 1799 cerca de Rashid (Egipto) durante la ocupación francesa.

El hallazgo fue confiado en custodia al Instituto de Egipto francés, un organismo fundado en agosto de 1798 a instancias del propio Napoleón y estaba formado por los miembros científicos de la expedición. La labor de estos eruditos era efectuar un detallado inventario de la civilización egipcia, fauna y flora de la zona. La piedra daría la clave a los científicos para interpretar la escritura jeroglífica egipcia.

El tamaño original del bloque debía ser cercano a los dos metros de altura, teniendo en cuenta que en la parte superior seguramente se hallaba una representación de un disco alado. La valiosa piedra de 760 kilogramos despertó un gran interés, ya que arrojaría importantes datos de la antigua civilización.

Esta piedra está dividida en tres franjas horizontales, en cada franja, está grabado el mismo texto de diferentes formas. Así, en la parte superior el texto estaba escrito en jeroglífico, en la intermedia en egipcio demótico y en la inferior en griego.

Escritura demótica egipcia

Escritura jeroglífica egipcia

Escritura griega

Trabajo de los litógrafos

Los litógrafos efectuaron copias de las inscripciones que contenía la piedra, entintando su superficie para que los caracteres se marcasen en un papel aplicado sobre ella. La losa de basalto negro contenía tres tipos de escritura: jeroglíficos egipcios, demótico y griego. Se concluyó que todos ellos correspondían al mismo texto en distintas versiones. Continuar leyendo «La Piedra de Rosetta»