¿Se acabaría el mundo si se elige un Papa de raza negra?

¿Un Papa de raza negra? ¿El fin de los tiempos? ¿Profecías apocalípticas? Internet está llena de búsquedas, de fatalistas y de supuestos profetas y adivinos que anuncian otro nuevo fin del mundo Uno más que se une a la innumerable cantidad de vaticinios.

Su Santidad, el Papa Benedicto XVI acaba de anunciar que dejará el pontificado por razones de salud y ya comienzan a desempolvarse nuevamente los libros de los profetas tratando de ver en esta decisión una especie de «señal» del fin del mundo.

En efecto, a partir del próximo mes de marzo los cardenales se reunirán en la famosa Capilla Sixtina del Vaticano donde quedarán totalmente incomunicados del resto del mundo para «en secreto» escoger al próximo Sumo Pontífice, al jefe supremo de la Iglesia Católica y el Estado del Vaticano.

El mundo estará en suspenso tratando de «adivinar» lo que está sucediendo en el recinto cerrado con llave desde el cual saldrá el humo blanco cuando ya se haya elegido el nuevo Papa y desde el balcón papal se anuncie al mundo, en latín, «Habemus Papam» y los feligreses católicos en la Plaza San Pedro se abracen jubilosos.

San Malaquías y la lista de los Papas

Una de esas profecías se le atribuye a San Malaquías, Arzobispo Católico irlandés que vivió entre los años 1094 y 1148, o sea, hace más de ocho siglos y que es recordado por dos listas de profecías sobre los Papas y la guerra de Irlanda. Según San Malaquías después de Juan XXIII vendría ya el fin. Continuar leyendo «¿Se acabaría el mundo si se elige un Papa de raza negra?»

Las profesías de San Malaquías

Malaquías fue un obispo irlandés del siglo XII. Nació en la ciudad de Armagh y fue bautizado con el nombre de Maelmhaedhocuno cuya traducción al latín sería «Malaquías».

Siendo todavía muy jóven, sintió la necesidad de convertirse en sacerdote y se puso bajo la dirección espiritual de un piadoso ermitaño llamado Ismar. El obispo de Armagh, impresionado por la santidad de su vida y de sus intenciones, le concedió el sacerdocio y desde entonces se dedicó a reformar los monasterios y a restablecer en ellos la disciplina.

La intensidad y eficacia de su labor hicieron que a los treinta años accediera al obispado. Unos años más tarde, se convirtió en arzobispo de Armagh y en primado de Irlanda, que era la más alta dignidad eclesiástica del país. Malaquías puso todo su empeño en vigilar las costumbres de su clerecía y en evangelizar las zonas rurales.

Una vez que creyó concluída su tarea, renunció a todos sus cargos y se retiró, por humildad, en la pequeña diócesis de Down.

A San Malaquías se le atribuyen muchos milagros e importantes profesías, como por ejemplo el vaticinio de su propia muerte el 2 de Noviembre de 1148.

En una de sus profesías San Malaquías hace referencia a los sucesos futuros de su tierra natal, Irlanda. En ella predice con gran precisión los sucesos que ocurrirán en Irlanda con cien años de anticipación.

Irlanda caerá en manos de los ingleses y sufrirá persecuciones y calamidades de todo tipo durante «una semana de siglos». Transcurrido este tiempo, será «liberada de sus opresores», quienes sufrirán toda clase de castigos terribles, y entonces Irlanda desempeñará un papel prioritario en la conversión de Inglaterra al catolicismo.

La profesía de los Papas

La intensión de ésta segunda profesía fue la de dar a conocer el número exacto de papas que habrían de sucederse hasta el fin del mundo. Esta profesía está compuesta de «lemas» para cada uno de 112 Papas, desde Celestino II, elegido en 1130, hasta el fin del mundo.

Tras los 111 primeros lemas proféticos atribuidos a San Malaquías, terminando con «de gloria olivae» (que se correspondería con el actual Papa Benedicto XVI), aparece en el «Lignum Vitae» un 112ª lema seguido de una coletilla de tonos apocalípticos:

«La gloria del olivo.
Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará.
Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; Tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo.»

El último texto que la Iglesia Católica declara oficialmente como inspirado por Dios es el Apocalipsis de San Juan. No obstante, numerosos santos católicos como San Malaquías han tenido visiones proféticas después de este escrito. La Iglesia Católica no ha afirmado ni ha apoyado la veracidad de estas profecías, pero no ha expresado ninguna prohibición pública a sus seguidores a la hora de creer en estas revelaciones o no.