La mentira japonesa de un estudiante de 22 años

A través de la historia ha habido grandes engaños, fraudes, y que se han tramado por diversas razones.

Tenemos el caso de un joven argentino en el año 2000. Marcos Castagno, era estudiante de ingeniería electónica de 22 años, entonces, le contó a su director que había ganado el premio como ‘El estudiante del siglo’ que la Fundación Motorola otorga cada año, por haber inventado una cafetera que funcionaba a través de comandos de voz.

Su director a su vez le dio la noticia asu rector, que emociono con la noticia y sin perder ninguna oportunidad, se lo contó a un diputado. La mentira fue extendiendose más que que llegó a oídos del gobernador de la provincia, José Manuel de la Sota.

La fama del muchacho creció como espuma, y su historia se publicó en los periodicos más importantes, se relataba que el electrodoméstico, además hablaba y contaba con un sistema computarizado con planos de la ciudad y los recorridos de los transportes para guiar al usuario hacia su destino.

Tras haberse hecho famoso de una mentira que todos desconocían, fue enviado a Japón para exponer su invento, sin embargo, nada tonto, el estudiante aseguró que lo habían asaltado y le quitaron la tan ‘famosa cafetera’. Este incidente generó varias dudas y tras una investigación se descubrió el engaño. Finalmente Marcos confesó, no quisó jamás hablar más del asunto.

Misterios : El hombre de Piltdown

En 1911 llegó a manos del aficionado a la paleontología, Charles Dawson, lo que parecían ser los restos del «eslabón perdido«, Procedían de una gravera de Piltdown en Sussex, Inglaterra.

Junto a Arthur Smith Woodward (geólogo del Museo Británico de Historia Natural) y Pierre Teilhard de Chardin, analizaron sobre el terreno la excavación hallando huesos de animales y herramientas de sílex.

Así, con el paso de los años, fueron completando y reconstruyendo el cráneo. Publicaron numerosos artículos al respecto detallando cómo el fósil combinaba una potente mandíbula y un cráneo de bóveda circular con gran capacidad cerebral.

El hombre de Piltdown fue presentado en sociedad en 1912, bajo el nombre de Eanthropus Dawsoni. De esta manera, Gran Bretaña pasaba a estar en el origen de los primeros antepasados del hombre. Salvo excepciones, la comunidad científica aceptó sin ambages la autenticidad del Hombre de Piltdown. Sus descubridores fueron encumbrados e incluso alguno obtuvo un título nobiliario.

Durante años, fue un hallazgo incontestable.

Pero, en 1949, se le aplicó la prueba del flúor: los dientes absorben flúor mientras están enterrados. A más tiempo enterrado, más flúor contienen. Es decir, cuanto más flúor contienen, mayor es su antigüedad. Al analizar los restos dentales del Hombre de Piltdown, se comprobó que el flúor era mínimo…

En 1953, nuevos análisis confirmaron que los restos óseos habían sido manipulados, siendo teñidos de color oscuro para darles un aspecto antiguo. En realidad se trataba de un fraude, cuyo cráneo era de un humano moderno y cuya mandíbula, a la que habían limado los dientes, era de un orangután.

En 1954 el fraude es unánimemente admitido como tal.

Nunca se llegó a saber quién fue el autor del engaño. La realidad es que Eanthropus Dawsoni se convirtió en el centro de los estudios paleontológicos durante muchos años.

En la actualidad, los restos del Hombre de Piltdown permanecen en los depósitos del Museo Británico.

Los Fantasmas trucados de William Hope

En una época en donde todavía no existían ni el Photoshop ni el After Effects, aquellos que dieran con un método eficaz para trucar fotografías, podían obtener mucha atención y algun dinero por ello.

Eso es lo que sucedió con William Hope, un fotógrafo inglés del siglo XIX, que descubrió la técnica de la doble exposición y la utilizó para agregar rostros fantasmales a las imágenes que tomaba.

El timo de Hope no prosperó porque en su afán de conseguir más redito económico por su descubrimiento usó estas fotografías para convencer a familias de que podían contactarse con los muertos y cobrarles así bastante dinero por sus servicios de «espiritista».

Además, uno de los actores que oficiaba de fantasma en sus trabajos, llamado Fred Barlow, terminó por revelarse y pedirle más dinero a Hope a cambio de mantener silencio, lo cual provocó una pelea entre ellos. Barlow, se desquitó exponiéndolo como un fraude en 1932 ante la Sociedad de Investigaciones Parapsicológicas del Reino Unido.