La máscara de oro de Tutankamón perteneció en realidad a Nefertiti

La repentina muerte del faraón niño, como se suele llamar a Tutankhamón a pesar de que falleció con casi veinte años, supuso que su enterramiento se realizara con cierta premura. Acabó inhumado en una tumba que recientes investigaciones parecen estar demostrando que en realidad es mucho más grande de lo que parece. Los indicios apuntan a que podría ser el principio de un largo hipogeo real de finales de la XVIII dinastía. En realidad, la tumba de Tutankhamón se habría creado en parte anterior en la parte anterior de este gran hipogeo cegando el pasillo con un muro.

Con el ajuar funerario de este faraón se siguió con esta política de «reciclado», porque muchos de sus objetos presentan correcciones en el nombre que portan. Algunas veces se trata sólo del cambio desde el Tutankhatón con el que fue llamado nada más nacer al Tutankhamón que se puso al rechazar el culto atoniano y volver al culto tradicional. Pero en otras ocasiones se puede observar cómo los objetos fueron pasados a Tutankhamón borrando un nombre femenino y escribiendo encima el del soberano. Uno de ellos parece haber sido la máscara de oro del faraón.

Nicholas Reeves, de la Universidad de Arizona, ya había sugerido en el 2001 que en realidad la máscara de oro de Tutankhamón había sido creada para un personaje anterior y luego «rebautizada» borrando su nombre y escribiendo encima el de Tutankhamón. El personaje original sería Ankheperura Neferneferuatón, esposa de Akhenatón, más conocida como Nefertiti. A esta conclusión llegó al observar varios detalles de la máscara. El primero son los daños presentes en ella anteriores a su descubrimiento, como dos agujeros para pasar un hilo con el que sujetar el flagelo o lo que parecen las marcas de una caída en vertical en la parte protuberante derecha del tocado nemes. Continuar leyendo «La máscara de oro de Tutankamón perteneció en realidad a Nefertiti»

¿Qué es el tiempo? 10 Teorías que intentan explicarlo

El tiempo es una cosa sumamente extraña. No todos parecen experimentarlo de la misma forma, pues para algunos pasa muy rápido mientras que para otros es muy lento. Eso sí, parece haber cierto consenso en que, a medida que la persona se hace vieja, más rápido experimenta el paso del tiempo. Muchas teorías han intentado ofrecer un concepto fácilmente comprensible al tiempo y, aunque sean verdaderas o no, cumplen su misión se sembrarnos la curiosidad y hacernos reflexionar algunos instantes.

10 – La teoría de San Agustín entre la relación del tiempo y la mente.

El filósofo cristiano San Agustín creía que el tiempo no era absolutamente infinito. A pesar de que creía que el tiempo había sido creado por Dios, también estaba convencido de que era imposible crear algo que fuera infinito.

También llegó a afirmar que el tiempo solo existe en nuestra mente, llegando a la extraña conclusión de que todo tiene que ver con la forma en que interpretamos esa grandeza. Podemos afirmar que algo duró “mucho” tiempo o “poco” tiempo, pero San Agustín decía que no existe ninguna forma real de cuantificar esto. Continuar leyendo «¿Qué es el tiempo? 10 Teorías que intentan explicarlo»

Hobbies que te hacen más inteligente

Cualquiera podría pensar que la inteligencia o el ingenio mental son habilidades innatas en toda persona, y que aunque con matices, poco más se puede hacer por mejorarlas. Sin embargo, los científicos han demostrado que es posible mejorar nuestro potencial de inteligencia realizando algunos de nuestros hobbies habituales.

Aparte de adquirir formación académica, actividades como leer, hacer turismo cultural o practicar idiomas son signos de una mayor riqueza intelectual, aunque también las artes, la música, el deporte… cualquiera de las anteriores puede suponer un revulsivo que nos haga un poco más inteligentes.

Vamos a ver algunas de esas aficiones que los científicos afirman que mejoran nuestra inteligencia y sus razones:

Iniciarse en la música

Tocar un instrumento permite que se desarrollen fuertemente las conexiones neuronales entre los hemisferios del cerebro. Y más importante aún, la música permite incrementar la capacidad motora del cerebro, la creatividad, habilidades de coordinación, el análisis y lenguaje.

Leer

No tiene por qué ser un libro; puede ser un cómic, leer subtítulos en una película o cualquier otra cosa. La lectura reduce el estrés y mejora la inteligencia emocional y la fluidez mental, y además también incide sobre la rapidez con que se detectan y resuelven los problemas, mejorando la capacidad de respuesta.

Practicar ejercicio

Está demostrado que permanecer largos periodos de tiempo sentado o acostado nos atonta, y es por ello por lo que precisamente la actividad deportiva rutinaria nos ayuda a incrementar capacidades como la memoria, la facilidad de aprendizaje, la atención y la concentración, debido a la reducción de niveles de estrés que supone mover el cuerpo.

Idiomas

No vale mejorar los idiomas que ya sepamos, sino empezar con uno nuevo, ya que el esfuerzo y agotamiento que supone iniciarse en esta aventura ayuda a mejorar la memoria y a hacer más sencillas las tareas mentales más exigentes, como la planificación y la resolución de problemas. Por esta razón, suele decirse que es bueno que los directivos aprendan nuevos idiomas, no solo para poder ascender, sino fundamentalmente para asimilar mejor tareas ejecutivas.

Meditar

Pilates, yoga, respiración… Meditando conseguimos poner al cerebro en un estado de relajación y atención, lo que ocasiona una mejora en las emociones y la capacidad de razonamiento. Poder controlar nuestros propios impulsos redunda en un mayor control de los puertos fuertes y nuestras debilidades.

Aprender (de verdad)

Poner a prueba aquello que ya creemos saber. En multitud de ocasiones tendemos a pensar que dominamos un tema o una lección, y lo que en realidad tenemos es una memorización, por lo que no tenemos los conocimientos como tal, sino una serie de teorías encadenadas y automáticas en nuestra cabeza, lo que origina que olvidemos otras cosas. Mediante el aprendizaje acumulativo conseguimos expandir nuestro cerebro y hacemos crecer la capacidad mental.

Quemar el cerebro

No se asusten, no se trata de canibalismo, sino de poner al 101% toda nuestra capacidad intelectual, y para ello basta con dedicarse habitualmente a realizar sudokus, crucigramas, jugar a videojuegos (muy interesante), al ajedrez o a las cartas, con lo que conseguimos establecer un pensamiento continuo y una estrategia. Estas actividades suponen incrementar la neuroplasticidad, derivando en la mejora de la ansiedad y la depresión y el alejamiento de enfermedades cognitivas.