Objetos imposibles: El artefacto de Coso

El artefacto de Coso, es un objeto hallado por el arqueólogo Wallace Lane en febrero del año 1961. Durante una expedición arqueológica cuya finalidad era localizar diferentes tipos de geodas, Lane y su equipo; Virginia Maxey y Mike Mikesell, encontraron una bujía petrificada en un trozo de arcilla.

El misterio de éste descubrimiento radica en la prueba de carbono 14 a la que fue sometido ya que segun diversas fuentes se trataría de un objeto de 500.000 años de antiguedad lo cual resulta física y racionalmente imposible. Aun así se duda de la veracidad de éste hecho ya que jamás se publicaron resultados al respecto.

El artefacto en cuestión estubo en exposición en el museo del Este de California durante los años 1963 y 1964 y posteriormente trascendió de una manera masiva cuando en 1969 la revista Info publicara un artículo dedicado a éste increible descubrimiento. Desde ese momento, el artefacto de Coso tuvo alguna aparición esporádica en programas de televisión y después nunca se volvió a saber de él.

La procedencia del artefacto de Coso

Si la historia del artefacto y los resultados de los análisis fueran verdaderos, el artefacto de Coso representaría un enigma que solo puede ser explicado con algunas de éstas hipótesis:

  • Una antigua civilización (como los Atlantes)
  • Una «Humanidad» anterior a la actual.
  • Visitas extraterrestres durante la prehistoria.
  • Viajeros del tiempo que dejaron olvidado el objeto durante una visita al pasado

Un artefacto fuera de lugar

El artefacto de coso, corresponde a uno de los objetos denominados Oopart. del inglés «Out of Place Artifact», o en español «artefacto fuera de lugar». Estos extraños objetos arqueológicos o paleontológicos han sido encontrados en determinadas circuntancias que no coinciden con el espacio físico o el tiempo en el que fueron hallados.

Objetos atemporales

Existen otros casos relacionados con objetos fuera de lugar que desafían las leyes naturales y parecen extraídos de una historia de ciencia ficción:

El Hierro de Wolfsegg

Tambien conocido como Cubo Salzburgo, es un pequeño trozo de hierro encontrado dentro de un bloque de carbón en el pueblo de Wolfsegg, Austria

Este objeto es interesante porque su origen es un misterio. A veces se ha aducido como prueba de que allí existieron, en épocas prehistóricas, civilizaciones que sobrepasaron al género humano moderno en el desarrollo tecnológico. Hierro de Wolfsegg

Las Esferas de Klerksdorp

Son unas bolitas de pirita que se han ido encontrando en Ottosdal – Sudáfrica, sobre estratos Precámbricos de hace 2.800 millones de años por mineros. Estas se exponen en el museo de Klerkdorp.

Se dice que su forma esférica y finos surcos sólo pueden haber salido de seres inteligentes. Este punto de vista se recoge en la obra Arqueología prohibida de Michael Cremo. Esferas de Klerksdorp

La ciudad subterranea de Capadocia

En 1963, un habitante de Turquía, más precisamente de Derinkuyu – región de Capadocia, Anatolia central, derribando una pared de su «casa-cueva», descubrió asombrado que detrás de la misma se encontraba una misteriosa habitación que nunca había visto; esta habitación le llevó a otra, y ésta a otra y a otra.

Por casualidad, había descubierto la ciudad subterránea de Derinkuyu, cuyo primer nivel pudo ser excavado por los hititas alrededor del año 1400 a.C.

Los arqueólogos comenzaron a estudiar esta fascinante ciudad subterránea abandonada y consiguieron, después de un árduo trabajo, llegar a los cuarenta metros de profundidad. Se cree que en su totalidad, ésta increible cueva posee más de 85 metros de profundidad.

Hasta el momento, se han descubierto 20 niveles subterráneos. Sólo los ocho niveles superiores están abiertos al público en general, mientras que los restantes está parcialmente obstruidos o reservados a los arqueólogos y antropólogos que estudian Derinkuyu.

La ciudad fue utilizada como refugio de miles de personas que vivían en el subsuelo para protegerse de las frecuentes invasiones que sufrió Capadocia, en las diversas épocas de su ocupación, y también por los primeros cristianos.

Los enemigos, conscientes del peligro que encerraba introducirse en el interior de la ciudad, por lo general intentaban que la población saliera a la superficie envenenando los pozos

El interior es asombroso: las galerías subterráneas de Derinkuyu, en las que hay espacio para, al menos, 10.000 personas, podían bloquearse en tres puntos estratégicos desplazando puertas circulares de piedra. Estas pesadas rocas que cerraban el pasillo impedían la entrada de los enemigos. Tenían de 1 a 1,5 metros de altura, unos 50 centímetros de ancho y un peso de hasta 500 Kilos.

Además, Derinkuyu tiene un túnel de casi 8 kilómetros de largo que  conduce a otra ciudad subterránea de Capadocia… ¿Kaymakl?.

El historiador griego Jenofonte hablaba de éstas ciudades enterradas explicando que las personas que vivían en Anatolia habían excavado sus casas bajo tierra y vivían en alojamientos lo suficientemente grandes como para una familia, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que almacenaban.

En los niveles recuperados se han localizado establos, comedores, una iglesia, cocinas, prensas para el vino y para el aceite, bodegas, tiendas de alimentación, una escuela, numerosas habitaciones e, incluso, un bar.

Arqueologia : Descubren restos de un vampiro

Los restos de un «vampiro» han sido encontrados en una tumba en una laguna de Venecia, según afirman expertos en antropología forense.

Matteo Borrini de la Universidad de Florencia afirmó que él y su equipo descubrieron el esqueleto de una mujer de la Edad Media cuya calavera había sido empalada a través de la boca con un ladrillo, un método tradicional de asegurarse de que los vampiros no podrían volver a alimentarse de sangre.

El término “vampiro”, procedente de lenguas eslavas, empezó a usarse en Europa allá por el siglo XVIII, aunque el mito de los demonio humanoides chupadores de sangre existiese en tiempos medievales.

Hace referencia a seres voladores, chupadores o bebedores de sangre. También se refiere a ciertos animales, como el lobo o el murciélago.

Una de las formas, quizá la más conocida, de acabar con ellos, según la tradición, era clavarle una estaca en el corazón. En esta ocasión optaron por asegurarse que no volviese a morder, si es que alguna vez lo hizo, a nadie más.