Investigadores del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed), el Departamento de Fisiología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) y el Hospital Universitario de Álava, en España, han desarrollado un modelo matemático para la predicción de la esquizofrenia en el momento del primer brote psicótico, mediante una determinación de actividad enzimática durante el ingreso del paciente.
En el trabajo, que centra la tesis doctoral de Ainhoa Fernández-Atucha, han participado los investigadores Enrique Echevarría, Gorka Larrinaga, Javier Gil, Mónica Martínez-Cengotitabengoa, Ana M. González-Pinto, Jon Irazusta y Jesús Seco, investigador del Ibiomed y coordinador del Máster interuniversitario en Envejecimiento Saludable y Calidad de Vida de la ULE y la UPV/EHU, quien explica a DiCYT que los indicadores pronósticos de las enfermedades mentales son claves para mejorar el manejo clínico de los pacientes.
En el caso de la esquizofrenia, las primeras manifestaciones suelen producirse en forma de brotes psicóticos, “una desconexión de la realidad, un estado delirante con alucinaciones que incapacitan al sujeto para vivir en su entorno habitual”. Así, el brote psicótico comparte algunos síntomas con la esquizofrenia aunque no todos los pacientes con un brote psicótico terminan desarrollando la enfermedad. Continuar leyendo «Un modelo matemático permite predecir la esquizofrenia en el momento del primer brote psicótico»
Los investigadores médicos de la Memorial University of Newfoundland, St. John, NL, Canadá, realizaron un estudio piloto para investigar los efectos de la suplementación con aceite de coco directamente en las neuronas corticales tratada con el péptido Beta-amiloide in vitro. Beta-amiloide es el componente principal de ciertos depósitos encontrados en los cerebros de pacientes con la enfermedad de Alzheimer se cree que contribuyen a la enfermedad.
Los investigadores observaron que el aceite de coco mejora la función cerebral en sólo una dosis, mejorías significativas en pacientes con enfermedad de Alzheimer después de 45 y 90 días de tratamiento con los triglicéridos de cadena media del aceite de coco. Señalaron que este hecho impulsó a las farmacéuticas a lanzar medicamentos a base de coco, pero que el público ha mostrado mayor interés en aceite de coco en sí mismo como una terapia potencial, debido a su mayor accesibilidad y disponibilidad.
Los investigadores intentaron probar la hipótesis de que el aceite de coco es beneficioso para enfermedades neurodegenerativas mediante un experimento en ratas cuyas neuronas fueron expuestas a diversas combinaciones de péptido Aβ y aceite de coco, el resultado: el péptido Aβ reduce la supervivencia de las neuronas y el aceite de coco las protege contra esta reducción inducida por Aβ en tiempo de supervivencia. Los investigadores observaron que el aceite de coco impidide los cambios inducidos por el péptido Beta-amiloide en tamaño mitocondrial y circularidad. Estos resultados tienen gran importancia, ya que la función mitocondrial está comprometida a menudo en los pacientes con enfermedad de Alzheimer. Continuar leyendo «El Aceite de Coco puede rescatar el cerebro del Alzheimer»
Un remedio inventado en el Medioevo contra las infecciones oculares sería clave para derrotar a superbacterias como el estafilococo dorado, que cobran miles de vidas en la actualidad.
Expertos de la Universidad de Nottingham reconstruyeron un remedio anglosajón del siglo X que contiene cebolla, ajo, vino y hiel de vaca y que aparece incluido en el Bald’s Leechbook, un antiguo manuscrito sobre tratamientos y bálsamos celosamente guardado en la Biblioteca Británica.
Para su asombro, la poción mató casi por completo el estafilococo dorado resistente a la meticilina (SARM, por sus siglas en español), en un hallazgo que sería clave para derrotar la temida superbacteria.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos estiman que esa bacteria resistente a los antibióticos contribuyó a la muerte de más de 5.000 personas en el país en 2013 y se cree que podría llegar a matar a más personas que el cáncer, según The Washington Post. Hasta ahora los científicos consideraban que sólo el progreso tecnológico podría ayudar acabar con el SARM.
Fue la doctora británica Christina Lee quien tuvo la idea de transcribir la receta hallada en el Bald’s Leechbook para un «colirio”. Luego expertos del equipo de microbiología de la universidad de Nottingham recrearon el remedio y lo aplicaron en grandes cultivos de la temida bacteria, tanto en heridas reales en ratones como en infecciones sintéticas creadas con fines investigativos.
Sólo una célula del estafilococo dorado entre 1.000 sobrevivió tras ser aplicado el remedio, incluso cuando este había sido diluido.
«Elegimos esta receta porque contiene ingredientes, como el ajo, que está siendo investigado por científicos en la actualidad por su potencial efectividad en el tratamiento antibiótico», explicó Lee en declaraciones a la BBC.
Freya Harrison, investigadora de la Escuela de Ciencias de la Vida de la misma universidad, precisó que en el manuscrito medieval algunas palabras eran ambiguas y trataron de reconstruirla lo más fielmente posible.
El equipo sólo esperaba que el bálsamo mostrara cierta eficacia antibiótica. «Pero nos quedamos pasmados al ver la efectividad de la combinación de ingredientes», señaló.
El remedio original describe una forma muy específica de obtener la poción, e incluye usar una vasija de metal para la mezcla, que hay que dejar reposar durante nueve días.
Los investigadores británicos probaron todos los ingredientes frescos de forma individual, así como el remedio en su conjunto y un placebo sin los vegetales.
«Parece que los médicos anglosajones pusieron en práctica algo bastante cercano a los métodos científicos modernos, con su énfasis en la observación y en la experimentación», opinó Tom Feilden, editor científico del programa Today de la BBC.
La poción recreada consistió en una mezcla a partes iguales de ajo y otra de cebolla o puerro, finamente picadas y trituradas en un mortero durante dos minutos. A esto le añadieron 25 ml (0,87 onzas líquidas) de vino inglés de un viñedo histórico cerca de Glastonbury. La bilis bovina se disolvió en agua destilada y se agregó a la mezcla, que se mantuvo refrigerada durante nueve días a cuatro grados centígrados.
Las conclusiones del equipo científico se presentarán en la próxima Conferencia Anual de la Sociedad de Microbiología General, en Birmingham, Inglaterra.