En el año 1972, un semanario italiano publicaba un increíble artículo titulado : «Inventada la máquina que fotografía el pasado».
Se trataba de un experimento realizado por un equipo de doce físicos, provenientes de varios lugares del mundo, que habían logrado contruir un misterioso artefacto, capás de extraer imágenes del pasado. Incluso, ellos mismos afirmaban haber obtenido imágenes de la vida entera de Cristo, ofreciendo como prueba de semejante acontecimiento, una fotografía del rostro sufriente de Jesús de Nazaret, durante su crucifixión.
El semanario Domenica del Corriere, dedicaba una extensa nota en donde se exponían los fundamentos teóricos del experimento. El principal axioma involucrado era el conocido principio de la física clásica, según el cual «La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma».
El inventor del aparato, Alfredo Pellegrino Ernetti, un monje benedictino, aseguraba haber construido su máquina basándose en el concepto de que las ondas sonoras y visuales son energía y, por tanto, están sometidas a las mismas leyes físicas que la materia. Igual que desde las partículas más ínfimas se puede recomponer un elemento en su forma primitiva, el artefacto sería capaz de acceder a las ondas luminosas y sonoras del pasado, reorganizándolas en las mismas imágenes y sonidos que las integraron en su origen.
El caso del Cronovisor trascendió en el año 1972 por la entrevista que el padre Ernetti le concedió al diario italiano «La Domenica del Corriere», en la cual afirmó haber participado en el proceso de esta singular máquina del tiempo. Desde ese momento, la noticia se extendió por todo el mundo. Sin embargo anteriormente, el padre Ernetti ya había dado pequeños detalles en alguna publicaciones. Por ejemplo, en el año 1965, una revista religiosa de Francia «L’Heure d’Etre» había publicado una corta referenmcia a la investigación y en Enero de 1966, la revista italiana «Civiltá delle Macchine», recogía la noticia, aunque con pocos detalles y acotada importancia.
Malaquías fue un obispo irlandés del siglo XII. Nació en la ciudad de Armagh y fue bautizado con el nombre de Maelmhaedhocuno cuya traducción al latín sería «Malaquías».
Siendo todavía muy jóven, sintió la necesidad de convertirse en sacerdote y se puso bajo la dirección espiritual de un piadoso ermitaño llamado Ismar. El obispo de Armagh, impresionado por la santidad de su vida y de sus intenciones, le concedió el sacerdocio y desde entonces se dedicó a reformar los monasterios y a restablecer en ellos la disciplina.
La intensidad y eficacia de su labor hicieron que a los treinta años accediera al obispado. Unos años más tarde, se convirtió en arzobispo de Armagh y en primado de Irlanda, que era la más alta dignidad eclesiástica del país. Malaquías puso todo su empeño en vigilar las costumbres de su clerecía y en evangelizar las zonas rurales.
Una vez que creyó concluída su tarea, renunció a todos sus cargos y se retiró, por humildad, en la pequeña diócesis de Down.
A San Malaquías se le atribuyen muchos milagros e importantes profesías, como por ejemplo el vaticinio de su propia muerte el 2 de Noviembre de 1148.
En una de sus profesías San Malaquías hace referencia a los sucesos futuros de su tierra natal, Irlanda. En ella predice con gran precisión los sucesos que ocurrirán en Irlanda con cien años de anticipación.
Irlanda caerá en manos de los ingleses y sufrirá persecuciones y calamidades de todo tipo durante «una semana de siglos». Transcurrido este tiempo, será «liberada de sus opresores», quienes sufrirán toda clase de castigos terribles, y entonces Irlanda desempeñará un papel prioritario en la conversión de Inglaterra al catolicismo.
La profesía de los Papas
La intensión de ésta segunda profesía fue la de dar a conocer el número exacto de papas que habrían de sucederse hasta el fin del mundo. Esta profesía está compuesta de «lemas» para cada uno de 112 Papas, desde Celestino II, elegido en 1130, hasta el fin del mundo.
Tras los 111 primeros lemas proféticos atribuidos a San Malaquías, terminando con «de gloria olivae» (que se correspondería con el actual Papa Benedicto XVI), aparece en el «Lignum Vitae» un 112ª lema seguido de una coletilla de tonos apocalípticos:
«La gloria del olivo.
Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará.
Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; Tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo.»
El último texto que la Iglesia Católica declara oficialmente como inspirado por Dios es el Apocalipsis de San Juan. No obstante, numerosos santos católicos como San Malaquías han tenido visiones proféticas después de este escrito. La Iglesia Católica no ha afirmado ni ha apoyado la veracidad de estas profecías, pero no ha expresado ninguna prohibición pública a sus seguidores a la hora de creer en estas revelaciones o no.
Muchas veces hemos oido hablar sobre el final de los tiempos, el Armagedón o sencillamente el fin del mundo.
Numerosas fuentes de los más diversos medios de comunicación, entre los que podemos citar, libros, revistas, diarios, radio, televisión e internet, han generado polémica más de una vez en torno a ésta cuestión y la mayoría de las religiones y filosofías de todo el mundo poseen en su legado ideológico la hipótesis de que en algún momento, la humanidad, tal y como la conocemos llegará a su fin.
Y en ésta disputa por fijar la fecha de vencimiento del mundo, hemos escuchado, a lo largo de los años, una y otra fecha de caducidad posible. Esta vez, el día del Juicio final parecería ser el 21 de Diciembre del año 2012.
Pero antes de explicar detalladamente el porque se le atribuye ésta fecha al Apocalipsis moderno, realicemos un breve recorrido por antiguas, y no tan viejas predicciones que afortunadamente no se cumplieron.
Fin del mundo en la mitología
La guerra entre deidades, es un acontesimiento de la mitología Nórdica en la que todos los Dioses (malos y buenos) se reunían en el Olimpo y se libraba allí una batalla que terminaba con toda la humanidad en pos de la resurción de un mundo en donde no existiera el Mal. La mayoría de las mitologías tienen su final de los tiempos, generalmente asociados a cambios para mejorar la condición humana.
Las Religiones y el fin del mundo
El Cristianismo: El mensaje de Cristo suponía que la humanidad estaba a punto de acabar. Sermones como el de la Montaña invitaban a liquidar los bienes materiales, y eso es un poco contradictorio para alguien que piense en vivir. El cristianismo, dosmil años después de que se produjera su mayor acontecimiento; A saber, la encarnación de Cristo, se enfrenta a su mayor problema: Explicar por qué existe la humanidad tantos años después de aquel suceso.
Cristianos, musulmanes y judíos de todas las ramas coinciden en que un día, tras multitud de penalidades, vendrá Dios a dar por finalizado el mundo de una manera u otra.
Nostradamus y el fin del mundo
Uno de los profetas más conocidos de todos los tiempos fué Nostradamus (Michel de Notre-Dame, 1503-1566), quien nos legó su propia profesía sobre el fin del mundo. En su Centuria X, 72 que dice:
«El año mil novecientos noventa y nueve siete meses, Del cielo vendrá un gran Rey de terror: Resucitar el gran Rey de Angolmois,
Antes después de Marte reinar por dicha».
Muchos estudiosos del profeta creen que en ésta centuria, el profeta habla sobre el fin del mundo tal como lo conocemos, y que el acontecimiento tendría lugar en el año 1999, durante su séptimo mes.
El final del mundo en el 2000
Durante los años previos al nuevo milenio, se sucedieron una gran cantidad de vaticinios sobre el fin del mundo. Los augurios provenían de distintas religiones y sofismos. Asociados seguramente al advenimiento del nuevo milenio. Una gran ola de suicidios asociados a éstas creencias se desató en distintos lugares del planeta. Afortunadamente el año 2000 comenzó y el mundo, con sus cosas buenas y otras tantas malas, continuó existiendo!
El año 2010 y las profesías de Los Mayas
Poco se conoce de la cultura de Los mayas, sin embargo se sabe que poseían el calendario extremadamente exacto. Tal vez más exacto que el calendario actual. En asusta2, ya hemos hecho referencia a las 7 profesías de los mayas. Una de sus profesías dice que el fin del mundo vendrá el 21 de Diciembre del 2012. Tal vez no del modo en que otros vaticinaron, éste sería más bien el inicio de una nueva era.
El hombre ya ha trascendido a una nueva era en la que las costumbres han cambiado y la comodidad es moneda corriente. Los grandes avances tecnológicos nos permiten formar parte de situaciones que hasta hace muy pocas décadas atrás apenas algunos iluminados se atrevían a imaginar. La ciencia y la tecnología dan paso a nuevas experiencias y situaciones que antes no existían. Sin embargo en éste avence pareciera ser que existe cierta culpabilidad.
El cambio climático, con el conocido efecto invernadero, representa un grave peligro para el futuro del mundo tal y como o conocemos. El calor en la tierra va en aumento y hay quienes creen que si no se le da hoy la importancia necesaria, tendremos que lamentarlo en relativamente muy poco tiempo.
La Pandemia Viral: En apenas cien años, la cantidad de enfermedades virales ha crecido exponencialmente. Las últimas cuatro epidemias de gripe, el SIDA y el SARS, representan solo una pequeña porción de la importancia que ésto representa.
Una guerra nuclear
Si bien, la amenaza de que el hombre vuelva a cometer la equivocación de remediar conflictos librando una guerra mundial, es practicamente nula, dada la consiencia existente en relación a lo que eso significa. Las rescientes deciciones políticas de Estados Unidos, durante el mandato de Bush, y los continuos conflictos entre culturas Islámicas, sumado a que conocemos el avanzado desarrollo nuclear de algunos Paises, dejan abierta una posibilidad, aterradora, pero probabilísticamente posible de que algun día sea el hombre quien destuya el mundo con su fundamentalismo y sed de poder.
El impacto de un meteorito
Recientemente publicamos el artículo titulado: Apophis: Un asteroide que amenaza la tierra. Y existen numerosas investigaciones que se encargan de mantener un análisis constante para que un acontesimiento de ésta magnitud pueda ser previsto y evitado.
Según Donald Yeomans, director de la Oficina del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA: «por la ley de los grandes números, en el futuro lejaaaano, la probabilidad de morir como resultado del impacto de un objeto cercano a la Tierra es aproximadamente equivalente al riesgo de morir en un accidente de avión».
Alguien respondió de manera muy elocuente y sensata, dejándome un poco más tranquilo sobre ésta cuestión. Su respuesta fue la siguiente:
El mundo que conocemos se termina y se reinicia a cada instante. Cada día una especie se extingue, otra evoluciona, y descubrimos que aquella que creímos desaparecida vuelve a aparecer. Los continentes se alejan y aproximan entre sí, cambiando la forma del mapa mundi casi imperceptible pero pemanentemente todo el tiempo. Cada segundo muere alguien y nace alguien, y la humanidad continúa con su mandato divino de crecer y multiplicarse. Los muros caen, otros se levantan, el pensamiento evoluciona, la vida continúa generación tras generación, llamamos mundo a la epidermis de la tierra, pero el mundo es mucho más que lo que vemos. La vida es energía y la energía no se destruye solo se transforma. De semilla a árbol, de árbol a flor, de flor a fruto y de fruto nuevamente a semilla. El planeta tierra puede sufrir una explosión nuclear, una devastación de la ecología y de nuestra biodiversidad, o un choque de un meteorito, o que se apague nuestro sol, pero mientras Dios así lo permita, la inteligencia de la humanidad, encontrará alternativas de vida, siempre.