Ayer lunes 28 de Septiembre, los vecinos de la localidad de Alvear, en Mendoza, quedaron consternados ante un espectáculo poco habitual. Entre las 19:00 y las 19:30 hs. se pudo ver una enorme bola de fuego surcando el cielo mendocino.
Una gran cantidad de personas pudieron ver éste fenómeno, incluso algunos lograron captar imágenes de lo que parece ser un gran meteorito cayendo desde el cielo.
Le preguntamos a un turista que se encontraba de paseo y éste relató el suceso de la siguiente manera: «A eso de las siete de la tarde, observamos una extraña luz que se desplazaba por el cielo en forma transversal, antes de llegar al suelo explotó dejando una formación de nubes que duró varios minutos. Al chocar contra el suelo se produjo una fuerte explosión, hubo un temblor en la zona y se registraron vibraciones de vidrios.
Se presume que puede tratarse de un meteorito, aunque dada la altura en la explotó, resulta casi imposible realizar ésta afirmación, ya que recordemos que cuando un meteoritos entra en contacto con la atmósfera, la fricción con el aire causa que el objeto se caliente, y entonces entra en ignición emitiendo luz y formando una bola de fuego hasta que impacta con la superficie de la tierra. Los meteoritos no explotan en el aire!.
Hasta el momento no se han encontrado restros del cuerpo celeste u objeto en cuestión.
El investigador de Ovnis, Victorio Corradi, aseguró que el supuesto meteorito que impactó en General Alvear es cualquier cosa menos un meteorito. Y también agregó: La zona es un epicentro del fenómeno OVNI que en 1981 denominé «Ventana cósmica», es uno de los lugares más importantes del planeta donde ocurren estos fenómenos.
Después de 45 años, revelan que uno de los avistamientos Ovni más famosos del mundo fue producto de una broma de universitarios.
El ovni que aterrizó en Socorro
El 24 de abril de 1964, el agente de policía Lonnie Zamora, se hallaba en su patrulla, cuando de repente, a eso de las 5:50 a.m, un vehículo negro pasó delante de él a gran velocidad. Inmediatamente se dispuso a seguir al infractor por la carretera, pero después de haber recorrido apenas unos pocos kilómetros, sintió una gran explosión y una luz incandescente en el horizonte a corta distancia del lugar. Zamora, olvidó la persecución y se dispuso a averiguar que lo que había sucedido. Desvió su camino por una hondonada de tierra y después de recorrer un camino sinuoso en la dirección de la luz que había percibido, observó con sorpresa un objeto brillante a unos doscientos metros de distancia. En un primer momento creyó que se trataba de un accidente automovilístico, y pronto advirtió la presencia de dos personas con trajes blancos, parados cerca del artefacto.
Una de las personas se volteó, observando a Zamora, quien, con toda la intención de ayudar, se disponía a caminar hacia el lugar de los hechos, mientras reportaba por la radio el siniestro. Una nueva explosión, de mayor magnitud que la anterior – tal vez por la cercanía – lo hizo retroceder y refugiarse a una orilla del automóvil policial. Sus gafas cayeron al piso, pero esto no evitó que el oficial Zamora comprendiera que el vehículo en cuestión no era un automóvil común. Ahora podía verlo con claridad, por la luz que había provocado la explosión. Se trataba de un objeto ovalado de color aluminio. No poseía ventanas ni puertas y se sostenía sobre cuatro patas de aterrizaje. En el centro de uno de sus lados tenía una insignia roja con forma de triángulo truncado transversalmente.
La mentira tiene patas cortas!
Recientemente se descubrió una carta del año 1968, cuyo contenido deja entrever que la supuesta aparición de Socorro se trató de una broma de un grupo de ex alumnos del Colegio Tecnológico de Nuevo México. [The UFO iconoclast]
Valiéndose de un proyector, un globo de helio de color blanco y algunos explosivos, los estudiantes lograron convencer al agente de policía, primero y posteriormente a todo el mundo que en Nuevo México había desendido un objeto volador extraterrestre.
La explosión de Tunguska, presumiblemente causada por un cometa, fue una de las mayores catástrofes de la humanidad, e incluso un siglo más tarde la explosión ocurrida en Siberia, todavía atrae a científicos que esperan revelar el misterio.
La Explosión de Tunguska
El 30 de junio de 1908, una poderosa explosión se produjo al este de Siberia haciendo temblar la tierra. La energía liberada fue de aproccimadamente 10 o 15 megatones de TNT. Esto equivale a unas 1.000 bombas atómicas como las arrojadas sobre Hiroshima en Japón por los Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial.
En gran parte de Europa y Asia occidental la noche quedó extrañamente iluminada después de la caída de la bola. Informes procedentes de estos lugares hablan de noches cien veces más luminosas de lo normal, y de unas tonalidades carmesíes en el cielo, semejantes al resplandor de un incendio, hacia el norte. Estas extrañas luces no titilaban ni formaban arcos, como ocurre con las auroras boreales; eran semejantes a las que se produjeron tras la explosión del volcán Krakatoa, que inyectó inmensas nubes de polvo en la atmósfera.
Cuando los asombrados tunguses inspeccionaron cautelosamente el lugar de la explosión, encontraron escenas de terrible devastación. En un circulo de 30 kilómetros, los árboles habían sido derribados como cerillas de madera y el calor intenso producido por la explosión había fundido objetos metálicos.
Hipótesis sobre el suceso de Tunguska
Las explicaciones al respecto entran en el reino de lo extraño, incluida la notable hipótesis según la cual el fenómeno fue causado nada menos que por un aterrizaje de emergencia de una nave espacial movida por energía nuclear, tal vez de origen extraterrestre.
Los científicos plantearon la teoría, que se debía a la luz que pasa por alto las partículas de hielo en la altura, siendo la causa de un cuerpo entrando en la atmósfera desde el espació, la única respueta de semejante impacto y posterior explosión.
El científico soviético Leonid Kulik, que en 1927 dirigió una expedición a la zona y midió los 2.000 kilómetros cuadrados de devastación, con las imágenes grabadas de los árboles caídos, concluyendo que la explosión fue causada por un meteorito que impactó con la tierra.
Durante la década de los 90′ , un grupo de investigadores italianos creían haber descubierto una explicación. Se trataba de un lago Cheko de 50 metros de profundidad, y ubicado solo a 5 millas al noroeste del epicentro de la destrucción. Los estudios realizados y la extraña forma de cono del lago, parecían establecer intuitivamente que el culpable del fenómeno había sido un meteorito. Sin embargo, los instrumentos de medición y las pruebas, fueron insuficientes para que ésta teoría cobrara importancia.
Los científicos rusos desestimarían la teoría del meteorito, porque ni partículas típicas de estos objetos del espacio, ni un cráter, se han encontrado, por lo cual más de un siglo después de la explosión, el misterio del evento todavía está atrayendo las expediciones científicas de todo el mundo.
Una nave extraterrestre en Tunguska
En un giro inesperado, a más de 100 ños del terrible suceso, la agencia rusa Interfax informó ésta semana que un grupo de Científicos rusos aseguran haber descubierto los restos de una nave espacial extraterrestre caída en 1908 en Tunguska. [Fuente]
Los científicos habrían encontrado, además, una roca de 50 kilos que enviaron a la ciudad siberiana de Krasnoyarsk para ser analizada. ¿Habrá sido Tunguska devastada por el impacto de un OVNI?