El experimento de Kellogg : El niño y el simio

En el año 1930, Winthrop N. Kellogg era un jóven psicólogo recién doctorado en la Universidad de Columbia, EEUU. Habiendo dedicado una gran parte de sus estudios de investigación a cuestiones referentes a la conducta y el aprendizaje, Winthrop habría sentido, un par de años atrás, cierta curiosidad por un artículo del American Journal of Psychology sobre «Niños Salvajes«. Se trataba concretamente de la historia de dos niñas que habían crecido en una manada de lobos, y que habían adquirido el comportamiento propio de éstos animales.

Fue durante el transcurso de aquellos años, que Kellogg decidiría extender su investigación intentando descubrir a través de un polémico experimento científico cuales eran las causas naturales que establecían la brecha entre el comportamiento humano y el comportamiento animal.

En 1931, comenzaría la investigación empírica denominada : «El simio y el niño»; Un estudio en el cual utilizaría a una chimpacé recien nacida llamada Gua y a un pequeño bebé de 10 meses de vida; Donald, su propio hijo. El fin de la investigación era el de reproducir la convivencia de éstas dos especies bien discímiles en un contexto similar, como si fueran dos hermanos, utilizando la misma ropa, los mismos juguetes y recibiendo los mismos cuidados y observar de ésta forma la evolución del comportamiento y los avances en el aprendizaje de ambos.

Una de las hipótesis de Kellogg, era que el entorno condicionaba a los animales y que por más que existieran factores hereditarios, el simio lograría adaptarse al contexto humano si desde temprana edad se lo estimulaba al igual que un bebé, con los cuidados y cariño que éstos reciben. En éste contexto, el mono representaría el objeto experimental y el niño el sujeto de control.

De ésta manera, lograría encontrar el punto de inflección en el que se produce esa brecha, inexplicable hasta el momento, en el que el aprendizaje humano se diferencia del animal, fundamentalmente en aquellas cuestiones que tienen que ver con el desarrollo del lenguaje.

Durante nueve meses, el niño y el simio fueron observados y controlados por un grupo de investigadores, a los efectos de poder cumplir con las espectativas del experimento. Diariamente eran examinados en cosas tales como presión sanguínea, la memoria, el tamaño corporal, los garabatos, los reflejos, la percepción de profundidad, la vocalización, la locomoción, las reacciones a las cosquillas, la fuerza, la destreza manual, la resolución de problemas, los temores, el equilibrio, el comportamiento en el juego, la obediencia y la comprensión del lenguaje, entre otras.

Por sorpresa para Kellogg y su equipo de trabajo, el entorno parecía no alterar la conducta natural de Gua, no sería el simio el que se «humanizaría», sino más bien el niño quien comenzaría a mostrar dificultades en su aprendizaje, desarrollando conductas propias de un chimpancé. Como por ejemplo, emitir sonidos propios de los monos, hasta llevarse todo a la boca como lo hacían los simios. Como resultado relevante del experimento, el niño comenzaría a tener serias dificultades de comunicación y su dominio del lenguaje se vería seriamente aletargado.

Otro aspecto sorprendente del experimento, fue que las respuestas de la mona, frente a determinados estímulos eran considerablemente más rápidas que las del pequeño Donald.

La siguiente tabla, muestra algunos de los resultados que sorprendieron a los investigadores:

Comprensión Donald Gua
No No 12 meses 7 meses
Cierra la puerta 14 meses. 13 meses
¿Dónde está tu nariz 16 meses 14 meses
Cierra el cajón 18 meses 15 meses

Afortunadamente Kellogg comprendió que le estaba causando un daño de consecuencias  impredecibles a su pequeño hijo y decidió separarlos antes de que fuera demasiado tarde. Las conclusiones de éste cuestionado experimento pueden leerse (En Inglés) en la biblioteca de la Universidad de Florida

Nuevo experimento con el colisionador de Hadrones

Más de un año después de que una explosión de chispas, hollín y el helio frío lo apagaran, el experimento de física más grande y más caro del mundo, conocido como el Gran Colisionador de Hadrones, está listo para comenzar de nuevo. En diciembre, si todo va bien, los protones comenzarán a agolparse en una pista de carreras subterránea fuera de Ginebra en la búsqueda de las fuerzas y las partículas que reinaron durante la primera billonésima de segundo del Big Bang.

Entonces será el momento de probar una de las teorías más extrañas y revolucionarias en la ciencia. Y no se trata de dimensiones extra del espacio-tiempo, de la materia oscura o incluso de agujeros negros que se tragarían a la Tierra. No, se trata de la noción de que el problemático colisionador está siendo saboteado por su propio futuro. Un par de físicos, de otro modo distinguidos, han sugerido que el hipotético bosón de Higgs, que los físicos esperan producir con el colisionador, podría ser tan detestable para la naturaleza que su creación lo llevase hacia atrás en el tiempo y detuviese el acelerador antes de que pudiera ser creado, como un viajero del tiempo que retrocede al pasado para matar a su abuelo. Continuar leyendo «Nuevo experimento con el colisionador de Hadrones»

Mitos y verdades sobre la vacunación

Cuando aparecen las vacunas , las enfermedades infecciosas ya prácticamente han desaparecido debido al cambio en habitos de higiene, salubridad y alcantarillado, mejora de la alimentación ….etc. Fuente : La verdad sobre la vacunación

NADA que ver con lo que nos han vendido durante años: Contrariamente a lo que se pueda haber oído, aún por parte de aquellos que demandan la interrupción de la vacunación obligatoria en Estados Unidos, las vacunas no previenen enfermedades. La supuesta y publicitada “erradicación” de enfermedades como la viruela y la polio, o la meningitis Hib es un mito que ya ni el estudio más firme en favor de la vacunación puede sostener.

La viruela estaba desapareciendo, de hecho, las epidemias habían desaparecido décadas antes de que la OMS decidiera poner en marcha la campaña de “erradicación” final. También está documentado que las epidemias más grandes se han dado en poblaciones altamente vacunadas, no siendo así en aquellas comunidades no vacunadas. La viruela sigue apareciendo, aunque a una escala mucho menor, particularmente en países que sufren situaciones extremas como guerras o dificultades económicas como en Africa, India y otras partes de Asia (Nepal).

El mismo factor que terminó con la peste bubónica, contra la cual no se ha realizado ninguna vacunación masiva, acabó con la viruela, sobre todo una alimentación mucho más adecuada, principalmente con mayores niveles de vitamina C en las poblaciones del Viejo y el Nuevo Mundo.

La difteria por ejemplo desciende en una pais vacunado(Canada) y en otro no vacunado – JAPON. Las epidemias no se expanden así sin más. Toda enfermedad precisa determinadas condiciones, para llegar a provocar una epidemia. Si no se dan estas condiciones, desaparece o ni siquiera se llega a dar.

La lepra por ejemplo, estuvo muy difundida en la Edad Media a pesar de ser poco contagiosa. Se extendió sobre todo en las ciudades, donde había que vivir en un espacio muy reducido, dado que las murallas de la ciudad no permitían una ampliación de las habitaciones. Cuando más tarde las ciudades sobrepasaron los muros… desapareció también la lepra.

Con la peste sucedió lo mismo:(Esta enfermedad se propaga con ayuda de los parásitos propios del hombre como la pulga (Pulex irritans) o el piojo (Pediculus capitis, P. vestimenti) que se infectan también y contribuyen a la transmisión de la enfermedad). En la Edad Media, la mayoría de las personas dormían sobre suelos de paja, normalmente en casetas de barro. Las camas solo eran un lujo para privilegiados. Cuando el aumento del estado económico permitió la expansión de casas de piedra y camas para una gran parte de la población, desaparecieron las ratas de los dormitorios, y con ellos también la peste.

Si vemos la curva de mortalidad infantil en por ejemplo Hamburgo desde 1821 hasta hoy, nos damos cuenta de que primero aumenta en forma ondulada, para alcanzar en 1892 su punto más alto, con más de un 30% , durante la gran epidemia de cólera. A partir de entonces, la mortalidad infantil se redujo rápidamente (con interrupciones durante las dos Guerras Mundiales) y en 1956 bajó por primera vez a un 2%.

¿Qué había sucedido? No se había descubierto una “vacuna contra la mortalidad infantil” (si hubiese existido algo así, se hubiese empelado la curva como “prueba” para la eficacia de la vacuna). No, a partir de 1893 fue implantada en el río Elbe la filtración de arena del agua potable ¡lo que llevó al descenso de la mayoría de las enfermedades infecciosas!

El profesor de medicina social de la Universidad de Birmingham, Thomas McKeown, verificó en su libro “El significado de la medicina”, que el descenso de epidemias y enfermedades infantiles en Europa comenzó hace más de 200 años, mucho antes de que se introdujeran las primeras vacunas. La razón parece obvia: Durante miles de años la humanidad ha tenido hambre, lo que provocó una debilitación de las defensas.

A partir de la mitad del siglo XVIII se consiguió reducir el hambre, gracias a la nueva agricultura y sobre todo a la importación del cultivo de papas y maiz.

Debería quedarnos claro, que en la historia de la humanidad es completamente nuevo (¡sólo hace tres décadas!) que en Europa occidental ya nadie tiene que pasar hambre o vivir en malas condiciones higiénicas. No sólo la peste y la lepra, también el cólera y la escarlatina habían desaparecido casi por completo del oeste de Europa, antes de que se vacunaran. Lo mismo es válido para la sífilis y la gonorrea, para las cuales no existen vacunas.

La polio no se ha erradicado con la vacunación, sino que se oculta detrás de una re-definición y nuevas denominaciones de diagnóstico tales como meningitis viral o aséptica. Cuando se probó la primera vacuna inyectable contra la polio en aproximadamente 1.800.000 niños de Estados Unidos en 1954, en el transcurso de 9 días se produjo una enorme epidemia de polio paralítica en los niños vacunados y algunos de sus padres, además de otras personas que habían estado en contacto con los niños. El Inspector General de Sanidad de EEUU interrumpió la prueba durante 2 semanas.

Entonces los vacunadores acordaron una nueva definición de poliomielitis. La vieja definición, la clásica: enfermedad con parálisis residual que se resuelve dentro de los 60 días había sido modificada por: enfermedad con parálisis residual que persiste por más de 60 días. Conociendo la realidad de la enfermedad de la polio, esta excelente aunque deshonesta jugada administrativa excluyó a más del 90% de los casos de la definición de polio.

Desde entonces, cuando una persona vacunada contra la polio contrae la enfermedad, no se le diagnostica polio, sino meningitis viral o aséptica.

Artículo extraido de : Misterios y Revelaciones