Estudios científicos muestran que nuestras creencias afectan nuestra realidad y nuestra capacidad de percibir y decodificar el mundo. Como si todo fuera placebo y como si Hamlet fuera el más cuerdo.
Cada vez crece más el “cuerpo” de evidencia de que lo que pensamos y creemos –nuestra mente– afecta de manera significativa lo que vivimos –nuestra salud, nuestra capacidad cognitiva y nuestra realidad. Esto ha llegado al punto de que respetadas revistas de divulgación científica, que cuentan con el aval del mentado mainstream, en tiempos recientes han comenzado a publicar numerosos artículos en los que se explora este tema –de alguna manera tabú para la ciencia clásica que trazaba una tajante e inexorable división entre aquello que pertence al mundo subjetivo de la mente y aquello que pertenece al mundo objetivo de la naturaleza (o realidad física)… Y, dentro de esta perspectiva racionalista, ambos mundos, como si tuvieran una especie de calzón de castidad antiplasma, difícilmente se podrían afectar (y menos aún rasgar del todo para llegar a la cópula efusiva del artista, que expresara Wallace Stevens, donde “la imaginación es la voluntad de las cosas”).
William James, el famoso psicólogo de Harvard, sin embargo, había atisbado hace más de un siglo que el mundo material y el mundo mental no son tan fáciles de dividir. “Aunque parte de lo que percibimos viene de los objetos alrededor de nosotros hacia nuestros sentidos, otra parte (y podría ser la mayor) viene de nuestra propia cabeza”. Continuar leyendo «El increible poder de las creencias para transformar la realidad»