Templarios en la Cueva de la Luna

La cueva de la Luna en Titulcia que se dice fue un enclave de los Templarios en a provincia de Madrid.

  • El acceso a Titulcia desde Madrid se puede hacer por la carretera A3 en dirección Valencia, a la altura del kilómetro 22 en la carretera de Chinchón, dejando Chinchón a la izquierda se sigue hacia Titulcia.
  • Otra ruta de acceso es por la carretera de Andalucía a la altura del kilómetro 29, en el desvío dirección Ciempozuelos.

El descubrimiento de la cueva

La cueva se encuentra en la comarca de las Vegas, en la zona suroeste en el llano junto a la Senda Galiana. Allí se podía observar una zona más elevada en ruinas, pertenecía a la antigua Casa de las Torres, en su interior es donde está la misteriosa cueva de la Luna.

En 1952 Ramón García y Alfonso Rico, observaron un hueco de unos 10 cm de diámetro en la escalera, pensaron lo habría hecho algún animal del campo, fueron a por las azadas a mirar y cavaron. Al hacerlo se cayeron por el agujero y quedaron atónitos por lo que vieron.

Una cúpula de unos dos metros y medio de circunferencia, que representaba la luna llena, de ella salen tres galerías solo una de ellas está a la vista. Galerías y techos están grabadas con cruces templarías. Continuar leyendo «Templarios en la Cueva de la Luna»

Existió la Papisa Juana?

Una de las historias más atrapantes resulta esta que se origina en tiempos negros para la Iglesia, cercanos al proclamado fin del mundo, que está colocado en la boca de Jesús: «Mil y no más de mil años» del Nuevo Testamento. Anuncio agorero que como tantos no se cumplió.

La legendaria Juana de Ingelheim, que habría nacido hacia 822 en la localidad de Ingleheim am Rhein, cerca de Maguncia, una mujer nada común. Según la leyenda era hija de un monje, Gerbert, y desde pequeña mostró gran interés por la ciencia, estudió algo de medicina, Inteligente sabía que en la sociedad de su tiempo tenía poco que hacer y precoz, enamorada de un monje a corta edad, lo sigue entrando al convento pasando como un monje más. Vemos así a Juana vestido de varón, entrar en religión en la abadía benedictina de Fulda, en la que fue conocido como “Juan el médico”.

Como monje pudo profundizar en la ciencia médica que ya algo conocía, consultar las mejores bibliotecas de la época y recorrer el mundo –acompañando al fraile que era su amor desde la adolescencia, todavía en secreto, y habría llegado hasta Constantinopla, donde habría conocido a la Emperatriz Teodora. Todo ello le ayudó a su carrera eclesiástica, que la había llevado hasta Roma.

El caso es que, una vez llegada a Roma, su fama de médico llegó hasta el mismo Papa Sergio II, que la (le) llamó su médico personal y al cual Juana habría curado de la gota. Grande sería la fama de dicho galeno cuando, a la muerte del Pontífice, en vez de ser sucedido por el benedictino León IV, como realmente ocurrió, habría sido sucedido por otro “benedictino”, esto es por la (el) Juan, bajo el nombre de Juan VIII. Continuar leyendo «Existió la Papisa Juana?»

Una Reliquia Religiosa

San Genaro, patrón de Nápoles, es famoso por el milagro que generalmente ocurre res veces cada año desde hace siglos, el día de su fiesta, el 19 de septiembre. Su sangre, se licua ante la presencia de todos los testigos que deseen asistir.

Nació en Benevento (donde fue obispo). Durante la persecución de Diocleciano, (305) fueron detenidos en Pozzuoli, por orden del gobernador de Campania, Sosso, diácono de Miseno, Próculo, diácono de Pozzuoli, y los laicos Euticio y Acucio. El delito era haber públicamente confesado su fe. Condenaron entonces a todo un grupo a ser echados a las fieras. Los siete condenados fueron conducidos a la arena del anfiteatro y, para decepción del público, las fieras hambrientas y provocadas no hicieron otra cosa que rugir mansamente, sin acercarse siquiera a sus presuntas víctimas.

El pueblo, arrastrado y cegado por las pasiones que se alimentan de la violencia, imputó a la magia la mansedumbre de las fieras ante los cristianos y a gritos pedía que los mataran. Ahí mismo los siete confesores fueron condenados a morir decapitados. La sentencia se ejecutó cerca de Pozuoli.

La historia no dice como la sangre del mártir, solamente, fue preservada en dos pequeños envases de vidrio. Durante un milenio, solo se veneró al que hizo el milagro de calmar las fieras y que luego produjo otros hechos atribuidos a el, a través de los años.

Los cristianos de Nápoles obtuvieron las reliquias de San Genaro que, en el siglo quinto, fueron trasladadas desde la pequeña iglesia nombrada de San Genaro, vecina a la Solfatara, donde se hallaban sepultadas. Durante las guerras de los normandos, los restos del santo fueron llevados a Benevento y, poco después, al monasterio del Monte Vergine, pero recién en 1497, se trasladaron con toda solemnidad a Nápoles que, desde entonces, honra y venera a San Genaro como su patrono principal. Allí es donde aparece la veneración de las dos cápsulas. La más grande es la que se suele licuar cada año en una fecha especial conmemorativa. Están dentro de un envase circular de vidrio, rodeado de hermosos arreglos de oro y joyas, de factura posterior. Continuar leyendo «Una Reliquia Religiosa»