El supuesto descubrimiento de un unicornio, provocó conmoción en Canadá.

Un grupo de cazadores de mitos dijo haber visto a la bestia mágica y consiguió tomar éste video de corta duración. En un comunicado oficial, el Centro de Ciencias de Ontario, Toronto, afirmó que había recibido un video que atestiguaba el avistaje de un unicornio. Pero más tarde admitió que el material había sido cuestionado por varias personas. También aclaró que «el Centro de Ciencias está revisando el material cuadro por cuadro para determinar si el reclamo es legítimo.

Mientras tanto, el Centro de Ciencias está pidiendo al público en general que tenga cuidado si llega a ver a un unicornio. Aconseja no hacer ningún movimiento brusco ni intento alguno de sacar fotografías con flash. El mismo comunicado aclara: «A los científicos les preocupa que se les pueda hacer daño, sobre todo en una carretera o autopista.»

El Centro, además estableción una línea directa de teléfonos de emergencia en caso de avistaje de unicornios, para que el público en general pudiese informar rápidamente a los investigadores.

Un abrazo le devolvió la vida.

Se trata del mellizo varón de Kate y David Ogg, una pareja de australianos que esperaban con ansiedad el término de un embarazo completamente normal. Ellos ya habían elegido el nombre para sus mellizos; Emily y Jamie. Aunque nunca imaginaron que lo que les depararía el destino. A las veintisiete semanas de gestación el parto se precipitaría y Kate tendría que ser internada urgencia. Los pequeños nacieron y aunque Emily era saludable, la situación se complicó con Jamie – que apenas pesaba un kilo –. El pequeño bebé tenía graves dificultades para respirar y pese al gran esfuerzo realizado durante más de veinte minutos por el equipo de médicos el corazón del pequeño dejó de latir.

«Hemos perdido a Jamie, lo siento», le dijo el médico jefe a Kate y le entregó a su bebé envuelto en una manta para que le diera el primer y último abrazo. Ella se retiró la bata del hospital y acurrucó a Jamie en un hueco entre su pecho desnudo y su brazo. El papá también acercó su pecho contra el bebé y se fundió en un abrazo con su mujer.

Al mismo tiempo que sus cuerpos se fundía en un abrazo lleno de amor y tristeza, sus padres comenzaron a hablarle. Le dijeron qué nombre habían elegido para él, que tenía una hermanita –también recién nacida– y le contaron las cosas que hubiesen querido compartir con él. Le dijeron que lo amaban y que no querían que se fuera. De repente el bebé suspiró, pero los médicos dijeron que sólo eran actos reflejos. Durante dos horas, los Ogg estuvieron acariciando y hablándole al bebé, como si algo los impulsara a seguir haciéndolo, hasta que un jadeo sorprendió a la mamá. «Sentí que se movía como si estuviese asustado, y entonces empezó a jadear más y más regularmente. Pensé: ¡Oh, Dios mío! ¿Qué está pasando? Poco tiempo después, abrió las ojos. Fue un milagro», asegura Kate, quien junto a su marido es muy creyente, y no deja de dar gracias a Dios por la vida de su hijo. «Todavía está vivo», se animó a decir Kate, y de inmediato el bebé le agarró el dedo, abrió sus ojos y movió la cabeza de lado a lado. Continuar leyendo «Un abrazo le devolvió la vida.»

Más lunas para la Tierra

La automatización, cada vez mayor de los telescopios permiten ir encontrando objetos cada vez más asombrosos.

Se han descubierto ya dos asteroides, pequeños cuerpos rocosos, de no más de 100 metros de diámetro, no esféricos, que co-orbitan junto a la Tierra.

Comparten la órbita terráquea en una forma harto extraña, por la interacción de la gravedad Solar y de la Tierra.

El hasta ahora mejor estudiado es el 2002 AA29, que efectúa la órbita llamada en “herradura” que coincide en alejamientos y acercamientos “pendulares”: Se adelanta en la trayectoria de la Tierra desde una cercanía de 2.000.000 de Kilómetros, pasa por el otro lado del Sol y se va frenando hasta acercarse por el otro lado de la órbita a 2.000.000 de kilómetros, acelerando inversamente hasta lograr el punto inicial y volver a comenzar, en un período de 95 años, hoy.

Pero cada vez el acercamiento es mayor y habrá una posición que hará acompañamientos en acercamiento más largos, hasta que la gravedad de la Tierra domine a la Solar y este se convierta en el segundo satélite natural, junto con la Luna.

El otro asteroide con órbita en herradura es el asteroide Cruithne 3753, que terminará siendo el tercer satélite natural terrestre.

Fechas tentativas de estos dos acontecimientos satelitales, cuarto y quinto milenio, respectivamente. Para entonces habrán sido muy estudiados y visitados siglos antes.