Los fantasmas, palabra que proviene del griego y cuya traducción literal es «aparición», en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas de seres muertos.
Según distintas suposiciones se manifiestan entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos o aromas o desplazando objetos), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas.
Constituye uno de los tipos más conocidos de superstición.
Quienes dicen haberlos visto los describen como siluetas o sombras oscuras o blanquecinas, más bien difuminadas o nebulosas, antropomórficas, de carácter inmaterial y trasparentes a veces, que flotan y pueden no tener contorno definido a sus pies. Su aparición no suele sobrepasar el espacio de un minuto, muy raramente más de diez, y cuando ocurre la temperatura baja sensiblemente, a veces junto a olores penetrantes, ruidos, golpes, música o voces. Su aparición provoca ulteriormente en los seres humanos de su entorno una cierta fatiga, y poseen una carga electromagnética que puede ser medida.
Como las leyendas etiológicas, están ligados a un lugar, una leyenda o un mito; realizan siempre los mismos actos repetitivamente; su actitud no suele ser comunicativa, pero es a veces consciente y termina siendo esquiva y huidiza, hasta el punto de que podría decirse que parecen tener miedo de los seres vivos; sólo unos pocos de ellos son abiertamente hostiles o benéficos. Algunas veces han sido vistos y grabados traspasando muros sólidos; algunos pueden mover leves pesos. Obedecen a las leyes de la perspectiva, según el punto del espacio desde el que se los contempla; muchos parecen sólidos y opacos, por lo que pueden ser filmados; se reflejan en los espejos y producen ruidos sincronizados con sus movimientos (pasos, etc). Generalmente dan la impresión de ser tan reales como las personas vivientes, aunque sólo durante un período limitado. Continuar leyendo «Todo sobre los fantasmas»
La Santa Muerte o Santísima Muerte es una figura de la creencia popular mexicana que personifica la muerte y es objeto de culto.
Antes de continuar, ahondemos en el significado de la palabra culto. Un Culto es un conjunto de actos atribuidos a la veneración profunda de una cosa, objeto o entidad y está intrínsecamente ligado a la cultura popular de una región o un lugar geográfico determinado. En ese contexto, es importante destacar que en México, éste el culto a la mal llamada Santa Muerte está de moda, por lo menos desde hace unos 15 años, generando una multiplicación de centros de veneración, casas y templos improvisados y, sobre todo, alto consumo de artículos relacionados con imágenes, fetiches y representaciones que se venden en mercados populares.
El culto a la Santa Muerte se ha extendido de tal forma en el país latinoamericano que quienes lo profesan, no ocultan más su fervor y han puesto altares en la calle para que cualquiera que requiera su ayuda pueda invocarla.
Sus promotores la presentan como una ”entidad espiritual” que ha existido siempre, desde el principio de los tiempos hasta nuestros días, por lo que maneja una energía denominada “energía de la muerte”, capaz de materializarse en una figura, que concentra tanto la fuerza creadora como la destructora del universo. Según ellos, el creyente en la Santa Muerte puede aprender a manejar esta fuerza, que emana de sus imágenes consagradas, puesto que la Santísima; otro de sus nombres, es una de las protecciones más fuertes que existen.
Los seguidores de éste enigmático personaje, tan fervientemente instalado en el ideario y la creencia popular mexicana, aseguran que “la Señora”, como la llaman afectuosamente, es capaz de aparecerse y manifestarse corporalmente o imprimir sus imágenes en diversos lugares. En libros y revistas en los que se promueve su culto, suelen narrarse incluso algunas intervenciones milagrosas que han vivido, en las que la Santa Muerte los ha librado de múltiples peligros y les ha ayudado a resolver problemas complicados de su vida.
La otra mirada del Culto
A pesar de tantos buenos presagios y testimonios milagrosos, los que profesan el culto católico señalan que quienes rinden culto a la Santa Muerte y a sus imágenes, están cometiendo el peor de los pecados, pues les están atribuyendo poderes que no tiene ni tendrá jamás. Además, en vez de poner la propia confianza en Dios, la ponen en una supuesta entidad espiritual que, sencillamente, no existe. En realidad, la Santa Muerte no es una persona. Es sólo un fenómeno natural como el nacer o el crecer (el inicio y el desarrollo de la vida), aunque nunca se habla del Santo Nacimiento o Santo Crecimiento. Por ese motivo, diversas iglesias como la católica, bautista, presbiteriana entre otras, rechazan y condenan su veneración y la consideran diabólica.
Historia y Orígenes del Culto a la Muerte
El origen de la Santa Muerte proviene de tiempos remotos y de la mano de diferentes culturas. Un ejemplo de ellos es Kitzin, el dios maya de Xibalbá o el inframundo. O la imagen de Hades, la muerte personificada de la cultura Helénica. La diosa de la muerte de los aztecas, o incluso en la biblia en cuyos pasajes se relata a la muerte, como uno de los siete jinetes del apocalipsis.
Otro de los orígenes posibles es el afroamericano, ya que las oraciones que se realizan a la Santa Muerte, son muy similares a las que se hacen en algunos ritos de los Santeros, por ese motivo se cree que el culto puede provenir desde el continente africano, con algunas personas compradas como esclavos que fueron arrancados de su tierra natal para trabajar en los territorios conquistados en el Nuevo Mundo, y establecidos en Cuba, Puerto Rico, Haití, Estados Unidos y Veracruz en México. En éste sentido, la “Santa” sería la antigua diosa pagana llamada “Orishas”, espíritu africano de un demonio, que el culto santero se le llama “Oyá”, diosa de las centellas, de los vientos, de las guerras, o la dueña de los panteones.
Ocurrió en Michigan, EEUU – Un vecino se enteró de que la piedra que usaba para trabar su puerta, era en realidad un meteorito valuado en USD 100.000.
El Museo Smithsonian y la Universidad Central de Michigan dijeron que el trozo de hierro y níquel que pesa poco más de 10 kilos es el sexto meteorito en cuanto a tamaño que se haya encontrado en Michigan.
David Mazurek dijo que llevó la piedra a la universidad luego de leer informes de que trozos de meteoritos se vendían por miles de dólares. «Me dije ‘A ver, a ver. Cuánto valdrá el mío'», declaró Mazurek.
La profesora universitaria de geología Mona Sirbescu había identificado primero la pieza como más que una simple piedra, pero envió dos muestras al Smithsonian para confirmación.
Mazurek dijo que el meteorito apareció en un granero que compró en 1988 en Edmore. El agricultor que le vendió la propiedad le dijo que cayó en su patio trasero en la década de 1930, añadió. «Dicen que lo tomaron inmediatamente después de oír un gran estruendo y que lo sacaron de un cráter», según Sirbescu.
Se están realizando análisis para determinar si la roca extraterrestre contiene elementos raros.
«Lo que típicamente sucede en estos casos es que los meteoritos pueden ser vendidos y exhibidos en un museo o vendidos a coleccionistas y revendedores que van por una ganancia», afirmó Sirbescu.
El Smithsonian y el museo mineral en Maine consideran comprar el meteorito.
Mazurek dijo que cuando se venda el meteorito donará una parte del dinero a la universidad.
«Ya no lo usaré como tope para la puerta. Busquemos un comprador», agregó.