El mecanismo de Antikythera

Hace un siglo, una computadora llamada el mecanismo Antikythera o «Anticitera», fue descubierto en un barco hundido frente a la costa griega, más precisamente cerca de la isla griega de Anticitera y a ello le debe su nombre. Su alto equipo de discos rotantes de bronce es tan complejo que no pueden ser replicados hasta la fecha y nadie puede entender cómo funciona.

Recientemente, científicos del Reino Unido, Grecia y de los Estados Unidos usaron un T.A.C. escáner de alta resolución para observar uno de sus modelos. Los científicos hicieron un análisis mas profundo: el mecanismo Antikythera puede sumar, restar, computar y explicar astrofísica, con respecto a la luna y la posición de los planetas. Tiene un disco de calibración y podría ser capaz de predecir eclipses solares o lunares.

Recientemente, en el año 2010, el grupo de Tacoma-Quilmes, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, Estados Unidos) y Christián C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes ha hecho importantes contribuciones. En primer lugar, ha descifrado cómo el mecanismo reflejaba la anomalía solar. Y, en segundo, propusieron una novedosa forma en que se mostrarían los movimientos planetarios. Según ellos, el mecanismo no mostraría su posición en el zodíaco, sino ciertos eventos importantes para los astrónomos (como el comienzo o fin de una retrogradación, la ocultación, etc)

En la actualidad se cree que éste misterioso artefacto pudo haber sido usado en el segundo siglo A.C. Y que posiblemente haya sido la primera calculadora de la historia.

El naufragio podría contener nuevos misterios.

El antiguo barco romano naufragó hacia el año 60 A.C. y fue descubierto en el año 1901. Una época en la que los buzos no tenían la tecnología necesaria para el rastreo a fondo de la gran embarcación. De hecho, una reciente investigación aseguró que el barco es el doble de grande de lo que se pensaba llegando a medir unos 160 metros de largo.

Un equipo de buceo especializado retornó al lugar en un submarino después de más de 100 años y logró divisar otras piezas de bronce en distintos lugares del abandonado naufragio. Aunque todavía se sabe con seguridad de que tipo de objetos se trata, ya que al igual que el mecanismo de Antikythera, se encuentran oxidados por las condiciones ambientales en la que se encuentran. Podría tratarse de simples clavos de bronce o de otro tipo de máquinas antiguas, similares a la ya enigmática calculadora de Antikythera.

El proyecto de investigación cuenta con dos años de financiación y se mantendrá trabajando, mientras que una conocida cadena de televisión ya adquirió los derechos para televisar en un documental, los avances de la investigación.

Misteriosos seres en libros japoneses del siglo XIX

Extrañas pinturas inmortalizadas en libros japoneses de más de dos siglos de antiguedad, podrían representar una nave extraterrestre que llegó flotando hasta las costas niponas.

La pintura en cuestión, realizada en el período Edo, ilustra un suceso extraño que ocurrió el 22 de febrero de 1803 cuando llegó a una playa llamada Hara–yadori, del yogunato de Tokagawa, una extraña embarcación.

Según recoge el investigador Kazuo Tanaka, unos marineros se acercaron a ella y la remolcaron hasta la arena. Se trataba de una nave redonda, de pequeñas dimensiones –apenas 3,3 m de alto por 5,4 m de diámetro– cuya parte superior estaba formada por unos grandes ventanales y cuya parte inferior estaba reforzada por algo que describieron como placas metálicas. En su interior había una serie de signos que resultaban desconocidos. A través de las ventanas los testigos pudieron ver que en su interior se encontraba una mujer de extraños rasgos, con el cabello y las cejas de color rojo y la piel rosada, de unos 20 años de edad, que hablaba una lengua extraña y que sujetaba con fuerza una caja de madera que parecía tener mucho valor para ella, pues no dejaba a nadie que se acercara.

Los libros publicados en japón en 1825 y 1844, titulados «Toen Shosetsu» y «Ume no Chiri», y que son ficciones basadas en el folclore japonés. Los dos libros recogen la misma historia, en el mismo año y en la misma provincia de japón.

Un pedido de auxilio oculto en un adorno chino

Todos tenemos en la mente la imagen del naufrago que pide auxilio poniendo un mensaje en una botella y arrojándolo al mar. Quizás alguien de con él algún día… o tal vez no.

Una historia similar le ocurrió a una mujer de Oregon, EEUU, pero esta vez no era una botella, si no la caja de un adorno de Halloween.

Julie Keith, de 42 años, al abrir una producto comprado en Kmart, la cual consideró donar, halló el mensaje de auxilio de un trabajador chino oculto entre sus piezas, el cual decía lo siguiente:

«Si de casualidad usted compra este producto, por favor entregue esta carta a Derechos Humanos. Cientos de personas aquí son víctimas de una persecución».

«Las personas aquí trabajan 15 horas al día, sin descansos ni sábados ni domingos o en días festivos. De otra manera, ellos sufrirán tortura, castigos y ofensas. Y casi ningún pago (10 yuans al mes -poco más de un dólar y medio-)”.

Keith quedó paralizada con la revelación. Así, que decidió publicar una fotografía de la carta en Facebook para que el mensaje se difundiera.

Sin embargo, aquel texto sin firma, escrito en inglés y chino, ha desatado suspicacias.

«No estamos en posición para confirmar la veracidad o el origen del documento» afirmó para Sophie Richardson, directora de Human Rights Watch en China. Pese a ésto, Julie está convencida de la autenticidad del SOS según declaró a Fox News.

Por su parte, Sears, propietario de Kmart, asegura que también está investigando el suceso. Pese a todo, el artículo, fabricado en la unidad 8 departamento 2 del campo de Masanjia en Shenyang, China, ha abierto la puerta a un misterio que aún no tiene respuesta.