OOPART : ¿Un reloj suizo de la dinastía Ming?

Un grupo de arqueólogos, en conjunto con periodistas de la ciudad de Shangsi, abrieron una tumba perteneciente a la dinastía Ming, durante la filmación de un video documental y encontraron un pequeño objeto que desató una gran atención.

Se trata de una especie de anillo metálico con apariencia de reloj, y con la palabra «Suiza» escrita en la parte posterior. La tumba en cuestión había estado cerrrada durante los últimos cuatro siglos, motivo por el cual, inmediatamente reconocieron en éste descubrimiento un OOPART. Las agujas del reloj marcan las 10:06.

“Cuando tratamos de quitar la tierra alrededor del ataúd, un pedazo de roca de repente cayó y cuando choco con el suelo hizo un sonido metálico”- dijo Jiang Yanyu, ex curador de la Región Autónoma del museo de Guangxi.

“Recogimos el objeto, y encontramos un anillo. Después de la eliminación de la cobertura del suelo y examinarlo más a fondo, nos quedamos conmocionados de ver que era un reloj”.

La excavación se ha suspendido hasta que se resuelva este misterioso hallazgo.

Viajes en el tiempo : La Historia de Rudolf Fenz

Rudolf Fenz fue un supuesto vijero temporal cuya historia fue mundialmente conocida y documentada. Durante un día del mes de Junio del año 1950, cerac del mediodía, en la 5ª Avenida de Nueva York, la gente que pasaba vio a una persona vagando por el lugar muy desconcertada, al punto de ser atropellada por un coche.

Cuando la policía acudió al lugar de los hechos, determinó que se trataba de un hombre de al rededor de 30 años de edad, y que su vestimenta, en un excelente estado de limpieza, era de por lo menos un siglo atrás. En sus bolsillos encontraron billetes que ya no se encontraban en circulacion, pero en muy buen estado, sumado a tarjetas a nombre de Rudolf Fenz y una carta en la que figuraba el año 1876, dirigida a Rudolf y unos recibos de compra por unos caballos.

El agente de la oficina de desaparecidos del Estado de New York, Hubert Rihn, fue el encargado de iniciar la investigación para encontrar a los familiares de la víctima, sin obtener resultados positivos en su búsqueda. Hasta que encontraron un numero telefónico del año 1939 en el que figuraba un tal Rudolf Fenz Junior, dato que les fue útil para encontrar a la viuda de Rudolf Fenz.

La sorpresa fue que Rudolf Fenz Junior era en realidad el hijo de la víctima. La viuda, comentó que su suegro desapareció en el año 1876 cuando salió a dar una larga caminata por el campo tal y como solía hacer habitualmente, pero desde ese día no han sabido más de él.

Este dato se terminó corroborando cuando encontraron a Rudolf Fenz en la lista del archivo de personas desaparecidas del Estado de Nueva York en el año 1876. Según el informe dio un salto en el futuro de 74 años, desde 1876 hasta 1950.

Este relato nos recuerda al caso de Andrew Carlssin, cuya historia ya fue desarrollada en otro artículo de éste blog.

El misterioso codigo McCormick

Después de casi 12 años de fracasos en la investigación del caso McCormick, el FBI decidido pedir ayuda a la comunidad internacional para intentar descifrar dos notas manuscritas encontradas durante el verano del año 1999 en el bolsillo del cadáver de un indigente llamado Ricky McCormick.

En la página oficial del sitio de la (Federal Bureau of Investigation) se puede acceder a éstos documentos, escritos en clave, para ver si alguien es capaz de desentrañar lo que se conoce como «el código McCormick».

Se cree que dichos documentos podrían desentrañar la extraña muerte de ese ciudadano.

La historia del codigo McCormick

El 25 de junio de 1999, Ricky McCormick de 41 años de edad, un expresidiario desempleado y que vivía de la ayuda social, salió del consultorio de su médico. Esta fue la última vez que alguien le vio con vida. Cinco días después, un granjero halló su cuerpo en un maizal próximo a San Luis (Misuri), a 30 kilómetros del domicilio de McCormick. Todavía hoy no están muy claras las causas del óbito, aunque el forense apreció que la víctima tenía un golpe en la cabeza.

El asesinato de este hombre de color, jamás habría trascendido al mundo de no haber sido porque en uno de los bolsillos de su pantalón llevaba dos trozos de papel.

Las más de 30 líneas codificadas usan una exasperante variedad de letras, números, guiones y paréntesis. McCormick ni siquiera había terminado los estudios de secundaria, pero sabía leer y escribir y era un chico listo. Según su familia, McCormick había usado ese tipo de notas encriptadas desde que era un niño, pero aparentemente ninguno de sus parientes sabe como descifrarlas. Continuar leyendo «El misterioso codigo McCormick»