El regalo de Navidad que devastó un continente entero

Ocurrió en la Navidad de 1859 cuando el británico Thomas Austin, mediante la Victoria Acclimatisation Society, liberó setenta y dos perdices, cinco liebres y veinticuatro conejos en Australia como regalo para que los aburridos colonos de aquellas tierras pudieran disfrutar de su hobby favorito: la caza.

Austin sentía nostalgia de los placeres cinegéticos de su Inglaterra natal y pensó que sería buena idea liberar algunos ejemplares de conejo común (Oryctolagus cuniculus)… Terrible Error!

A pesar de la afición y de la puntería de los cazadores británicos de la época, los conejos liberados en Australia se encontraron en un paraiso con abundante vegetación y ningún depredador. Curiosamente, aquel británico aficionado a la caza llevaba una precisa contabilidad de las piezas abatidas y en sus libros podemos encontrar algo extraordinario. Tan solo siete años después, en 1866, en aquellas notas de caza el inglés, entre la arrogancia y la extrema meticulosidad, lucía con orgullo el haber cazado, nada más y nada menos, que 14.253 conejos.

Cincuenta años después las cifras empezaban a ser alarmantes: Más de 500 millones de conejos habían colonizado el 60% del territorio a una velocidad superior a 100 kilómetros por año. Nos encontrábamos ante uno de los peores desastres ecológicos en Australia. Continuar leyendo «El regalo de Navidad que devastó un continente entero»

Hallan evidencia de la presencia de los vikingos en Canadá

Durante las excavaciones arqueológicas en el sur de la isla canadiense de Baffin, un equipo canadiense-escocés ha encontrado una nueva evidencia de la presencia de los vikingos en la América precolombina.

Un pequeño artefacto encontrado en un sitio paleoesquimal en la isla de Baffin, en el extremo noriental de Canadá, evidencia la presencia vikinga en el Canadá árctico alrededor de los siglos X-XI, informa Sci-News.

El objeto, según los científicos canadienses y británicos, es un crisol para fundir bronce, probablemente con el fin de usarlo en pequeñas herramientas o adornos. El equipo explica que pequeños crisoles de cerámica se emplearon en la metalurgia no ferrosa de los vikingos.

La increible historia de los gatos de Egipto.

Uno de los animales más misterios y enigmáticos son nuestras pequeñas mascotas los gatos. Desde el antiguo Egipto, ya se les veneraba como dioses, considerándolos protectores de la familia. El nombre que los egipcios le conferían al «gato», era «Miw», la honomatopeya de  cuyo significado es «ver».

Los egipcios, colocaban estatuas de gatos fuera de sus casas para impedir la entrada de espíritus malignos pues creían en su poder mágico y protector, ya que consideraban que el gato «todo lo ve».

La popularidad del gato entre los egipcios se debía principalmente a su eficacia para librar las casas y graneros de roedores y serpientes. Más adelante se usó al gato como auxiliar en las actividades de caza, sobre todo de aves, sustituyendo al perro en estas labores. El culto al Gato, aparece en el Antiguo Egipto alrededor del año 2900 A.C., y según la mitología la diosa gata Bastet, defendió al Dios – Sol Ra contra los ataques de la serpiente Apofis, una de las deidades del mal, hija y esposa del propio Ra.

Varios eran los dioses con forma de gato en el Antiguo Egipto. La diosa Bast representada con cabeza de gato era la encargada de la fertilidad. Mientras que la diosa Sekhmet que también tenía forma de gato, representaba las fuerzas destructivas de lo divino, la negatividad, representada en la guerra, la peste y la venganza.

Un dato curioso relacionado con el profundo amor y respeto por la imágen de éstos adorables felinos, es que en Egipto se penaba con la pena capital a quien osase acabar con la vida de un gato. Tratados como auténticas deidades, recibían los máximos honores posibles y así recibían el gran privilegio de ser momificados cuando fallecían. También se guardaba largo luto como si se tratara de un familiar.

En la actualidad existen algunas de las razas de gatos egipcios que deambulaban en el pasado, entre ellas se encuentran el Sphynx, el Elfo y el Levkoy ucraniano, entre otras.

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