Casi un mes después de que la antigua Unión Soviética pusiese en órbita terrestre el satélite artificial Sputnik-1, esta país dio un buen golpe de efecto al lanzar el 3 de noviembre de 1957 su segundo satélite artificial, el Sputnik-2, con un ser vivo en su interior: la famosa perra Laika, de unos 6 Kg de peso.
En realidad, el nombre original de Laika era Kudryavka («Poco rizada») y su viaje estaría lleno de complicaciones: la cabina presurizada del Sputnik 2 le dejaba suficiente sitio para permanecer tumbada o en pie, pero el animal iba encadenado para evitar que la ausencia de gravedad le hiciese dar vueltas. Un sistema regenerador de aire le proveía de oxígeno y su comida y agua le era entregada en forma de gelatina. Nada más iniciar el viaje, las primeras lecturas de telemetría mostraron que durante el lanzamiento el pulso del animal animal se triplicó y que una vez entró en órbita ésta se hallaba inquieta y nerviosa; no obstante, comía su alimento. La URSS anunció que el animal se comportaba bien y que se encontraba en calma realizando su vuelo espacial y que en pocos días Laika volvería a la Tierra descendiendo a bordo de la cápsula del Sputnik 2 y posteriormente en paracaídas. La realidad sería muy diferente. Continuar leyendo «La verdadera historia de Laika»