Solidaridad: Una pareja donó sus regalos de casamiento a una salita médica.

Una pareja de novios de Bahía Blanca, que ahora se encuentra de luna de miel, confeccionó su lista de regalos según las necesidades de una salita médica y los donó durante la fiesta de boda.

La pareja, que pidió reserva de sus identidades, se casó el último 9 de agosto en la Iglesia San Dionisio, ubicada en la calle Pacífico 150, del barrio Bajo Rondeau.

Contiguo al templo religioso, funciona la Unidad Sanitaria II, que cumple una importante función social, puesto que desde allí se brinda atención primaria en salud para un vasto sector que comprende a los barrios Bajo Rondeau y Villa Caracol.

Antes de casarse, los novios solidarios advirtieron a todos sus invitados que los regalos serían destinados a la Sala Médica del barrio, por lo que pidieron que fueran objetos que pudieran utilizarse en un centro asistencial.

Dos meses antes del casamiento, la Coordinadora del Area II y encargada de la Sala Médica, Claudia Guzmán, confeccionó una lista de los elementos necesarios para la unidad sanitaria.

«En principio anoté gasas y cajas de curaciones, pero luego me pidieron que agregue más cosas a la lista, y entonces anoté curitas, un tambor para esterilización de materiales, un reloj de pared, una plancha, y hasta una cafetera», contó la enfermera bahiense.

Guzmán fue invitada a la fiesta de boda para que recibiera los regalos de los invitados, en calidad de representante de la comunidad del barrio y de la Unidad Sanitaria.

«Esa noche conocí a este feliz matrimonio de quienes solo puedo decir que son jóvenes, amorosos, y tienen como un semblante de amor y paz. Me emocioné hasta las lágrimas cuando llegaban los presentes envueltos en papel de regalo con las tarjetitas», comentó Claudia.

La enfermera contó que entre algunas de las tarjetas se podían leer frases como «gracias por permitirnos ser solidarios» o «gracias por permitirnos dar». «Es decir, los invitados sentían que les entregaban algo al prójimo. Una cosa realmente gratificante que emociona», destacó.

La salita recibió así «balanzas de pie, luces de emergencia, tazas, platos, cubiertos, caloventores, termómetros, y hasta un costoso aparato que permite detectar la glucosa en sangre», reveló Guzmán.

«Esto es como un refresco en la vida, te alienta a no bajar los brazos, a seguir creyendo en la gente, y por eso es que también queremos difundir este acto tan noble que tuvo esta pareja», enfatizó la enfermera.

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Evidencias sobre el Bigfoot americano.

Imágen de Randy Fobister, de la huella de un presunto Bigfoot, circulan por Grassy Narrows, Ontario, como la pólvora. La huella tiene unos 38cm de longitud y presenta seis dedos grandes acordes con el tamaño de la huella. Tras conducir durante una hora a un lugar conocido por ser idónea para la recolección de arándanos que se encuentra en una reserva natural al noreste de Kenora, Helen Pahpasay y su madre vieron algo que nunca habían visto antes. “Era negro… una cosa que no se describir” dijo Pahpasay, “Era alto y delgado y caminaba hacia donde estábamos. De verdad creí que estaba viendo visiones y por eso no avise a mi madre en un primer momento, pero cuando la mire me di cuenta de que ella también lo veía y se estaba frotando los ojos como si no creyese lo que veía”.

“Medía cerca más de dos metros y medio, delgado y negro como la noche. Como si un Bigfoot saliera a dar un paseo por la noche. Lo vimos caminando casualmente, Se que no era un animal, caminaba derecho, erguido como lo hacemos los humanos”. Ambas mujeres regresaron asustadas a su hogar y le contaron lo sucedido a sus familiares. Estos, expertos cazadores, regresaron al lugar de los hechos y solo pudieron encontrar unas huellas que ilustran esta noticia, cerca de una presa de castores.

“Tras seguir las huellas, estas llegaron a la orilla del rio donde el animal parecía que hubiera saltado el dique” explico Fobister. “Fue un gran salto, extremadamente difícil” dijo riendo.

Noticia extraída de : Escencia21