La leyenda del judío errante

El Judío errante es una figura de la mitología cristiana. La leyenda relata que un personaje judío insultó a Jesús durante el camino hacia la Crucifixión, por lo que este lo condenó a «errar hasta su retorno». Por tanto, el personaje en cuestión debe andar errante por la Tierra hasta la Parusía.

A menudo se ha visto en el Judío errante una personificación metafórica de la Diáspora judía, interpretando que la Destrucción de Jerusalén supuso un castigo divino a los judíos por su responsabilidad en la crucifixión; razón por la que se considera una leyenda de origen o naturaleza antisemita.

Los nombres del Judío errante

Se le ha dado una gran cantidad de nombres al Judío Errante, algunos de los cuales son : Ahasverus; Buttadeu; Larry el Caminante; Joseph Cartaphilus; Juan Espera en Dios; Michob-Ader. Sin embargo posiblemente el nombre más antiguo sea el que aparece en una de las Cartas eruditas y curiosas del padre Feijoo. En ella se cita a Mateo de París, obispo e historiador benedictino, indicando que en el año 1229 afirmó que dicho Judío existía, se llamaba Catafilo, y se encontraba entonces por Armenia.

Igualmente Jacobo Basnage, autor protestante, en su Historia de los judíos, cuenta que hay exactamente tres judíos errantes:

Samer o Samar: Judío errante condenado a vivir siempre, y a vagar, por haber fundido el becerro de oro en tiempo de Moisés.

Catafito o Catáfito: Habría sido una especie de guardia o policía de la puerta del pretorio de Poncio Pilatos, en cuya ocasión, cuando sacaron a Cristo, de dicho pretorio para crucificarle, para que saliese más prontamente y evitar la aglomeración o el bullicio, le dio un empujón en la espalda, a lo cual Cristo, volviendo el rostro, le dijo: «El Hijo del Hombre se va, pero tú esperarás a que vuelva». Se trata de una profecía del mismo Cristo, por la que este judío no había de morir hasta que Cristo volviese a juzgar vivos y muertos. Cada cien años sufría enfermedad y angustia de muerte, pero luego sanaba y se rejuvenecía hasta los treinta años, edad que tenía cuando Cristo murió.

Ausero: Zapatero de Jerusalén que echó de un empujón a Cristo del quicio de su puerta cuando el Señor se detuvo allí a descansar camino del Calvario, diciéndole: «Despacha, sal cuanto antes; ¿por qué te detienes?». Cristo le respondió: «Yo descansaré luego, pero tú andarás sin cesar hasta que yo vuelva» (Algunos han añadido «hasta que no nazca niño alguno» o «hasta que la mujer deje de parir»). Desde aquel momento empezó el cumplimiento del vaticinio, siempre andaba peregrinando, sin parar en provincia alguna. Representaba la edad de cincuenta años, y prorrumpía en frecuentes gemidos por la tristeza que le causaba la memoria de su delito. De este dice que en el año de 1547 fue visto en Hamburgo.

El Origen de la leyenda

El primer documento moderno que se conserva sobre esta leyenda es un panfleto de cuatro hojas llamado Kurtze Beschreibung und Erzählung von einem Juden mit Namen Ahasverus (Breve descripción y relato de un judío de nombre Ahasverus), impreso en Leiden en 1602 por Christoff Crutzer. Sin embargo, no hay registro de ningún impresor con ese nombre en los archivos de Leiden, por lo que se supone que este nombre es un seudónimo.

La leyenda se extendió rápidamente por Alemania; no menos de ocho ediciones diferentes de la leyenda aparecieron durante ese mismo año, y antes del fin del siglo XVIII había al menos 40 variantes en ediciones diferentes. Se conocen 8 ediciones en neerlandés y la primera versión en francés apareció en Burdeos en 1609. La primera versión inglesa fue una parodia de 1625 (Jacobs and Wolf, «Bibliotheca Anglo-Judaica», p. 44, No. 221). También se conocen versiones en danés, checo y sueco.

Según L. Neubaur, la leyenda se inspiró en las palabras encontradas en el Evangelio de Mateo 16:28:

Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.

Esta cita figuraba en el panfleto original de 1602. Hay quienes aplican el pasaje citado a San Juan, basándose en un pasaje de su propio Evangelio, concretamente 21:20-23:

Pedro se vuelve y ve siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?» Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.» Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga.»

Otra versión dice que Malco, el asistente del Sumo Sacerdote, al que San Pedro le cortó la oreja, es el Judío Errante. Juan 18:10.

Un precedente del relato del Judío Errante es la leyenda aparecida en el Flores Historiarum de Roger de Wendover, publicado en 1228. Un arzobispo armenio que visitaba Inglaterra relató que se había encontrado con José de Arimatea, bajo el nombre de Cartaphilus; éste le contó que había apurado a Jesús durante la crucifixión, y este le respondió «iré más rápido, pero tú deberás esperar hasta que yo regrese».

El monje inglés Matthaeus Parisienses, del siglo XIII, recoge esta leyenda en su Chronica maiora, quien otra vez recoge el supuesto relato de un obispo armenio que llega a Inglaterra. Narra éste la historia de un ermitaño que sería un criado de Pilatos castigado por Jesús, porque, al verle pasar, cargado con la cruz, le dice que vaya rápido. Jesús replica que él se irá, pero aquel criado le habrá de esperar hasta su retorno. De este modo, el criado rejuvenece cada vez que llega a la edad de cien años, y así hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, se ha arrepentido y está haciendo penitencia en Armenia.

Igualmente cabe mencionar como curiosidad que a menudo se ha señalado que las leyendas del Holandés Errante presentan similitudes y concordancias con esta leyenda.

Las apariciones del Judío Errante

Se dice que el Judío errante fue visto en Hamburgo en 1547; en España en 1575; en Viena en 1599; en Lübeck en 1601 y 1603; en Praga en 1602; Baviera en 1604; en Bruselas en 1640 y 1774; en Leipzig en 1642; en París en 1644; en Stamford en 1658; en Astracán en 1672; en Múnich en 1721; en Altbach en 1766 y Newcastle en 1790. Otra aparición mencionada parece haber sido en los Estados Unidos en el año 1868, visitando al mormón llamado O’Grady. Posiblemente, este último era un impostor que se hacía pasar por el Judío Errante. En la Navidad de 1993 un fraile toledano tuvo una visión y afirma que bajo el nombre de «Asuero» se había afincado en Toledo, muy cerca de su cenobio. El Abad le ordenó silencio y no habla desde entonces. Posteriormente y esta vez bajo el nombre Catáfilo fue visto en Miami (Estados Unidos), Quito (Ecuador), Bogotá y Pereira (Colombia) y Estambul (Turquía) donde estableció contacto con los judíos sefarditas en la fiesta anual de Ispahan en agosto de 2005 de la Torre Gálata, cantó con ellos en español y en el calor de la fiesta hizo múltiples referencias a Toledo (España) y su provincia. Aunque nadie sabe a ciencia cierta su número, pueden ser tres o dos o todos al mismo (Samar, Asuero o Catáfilo), ni su identidad actual ni su paradero exactos.

El misterio de la Isla de Es Vedra

El islote de Es Vedrá, se encuentra situado al suroeste de la isla de Ibiza en España y encierra un gran número de leyendas y testimonios misteriosos. Sus habitantes, los pescadores e investigadores de todo el mundo aseguran haber presenciado en sus alrededores avistamientos y fenómenos paranormales similares a los reportados en las proximidades del Triángulo de las Bermudas.

Desde la playa Cala D’Hort de la isla de Ibiza a 23 kilómetros al oeste de la ciudad del mismo nombre se puede apreciar la belleza del islote Es Vedrá, distante tan sólo unos cientos de metros de la costa. La pequeña isla que alcanza los 385 metros de altura, ofrece desde allí una imagen imponente, que se torna inquietante a medida que se acerca la noche.

Los investigadores del fenómeno OVNI lo identifican como uno de los tres vértices del llamado «Triángulo del silencio»; los otros dos serían el Peñón de Ifach y la costa suroeste de la isla de Mallorca. El islote de Es Vedrá, a pesar de ser famoso en todo el mundo por su belleza natural y sus aguas cristalinas, también ha ganado fama por ser el escenario de sucesos realmente insólitos, que son contados por los visitantes y los pobladores del lugar.

    Fenómenos extraños que suceden en Es Vedrá

  • Los hombres de mar que realizan sus faenas en sus embarcaciones, dicen que han visto extraños objetos desplazándose debajo del agua.
  • Aparecen luces misteriosas que entran y salen del agua, a este fenómeno nadie le puede dar explicación alguna.
  • Se ha podido observar grupos de peces que de un momento a otro cambian el rumbo de su recorrido cuando aparecen extraños ruidos que emergen del agua.
  • En la zona existe interferencia para los radares de las embarcaciones y aviones.
  • Existen documentos históricos de los años 1854 y 1860 narrando la aparición de una dama de luz y seres celestiales.
  • En el año 1979, las noticias daban cuenta que un avión comunicó que al sobrevolar Es Vedrà, un objeto volador no identificado, acosó constantemente durante varios minutos a la nave no permitiéndole su navegación, no le quedó otra salida que buscar un aterrizaje de emergencia en al aeropuerto más cercano.

Según algunos de los psíquicos y parapsicólogos que lo han visitado, la enorme mole de piedra representa una fuente extraordinaria de energía similar a la que se le atribuyen a las pirámides de Egipto, al famoso Stonehenge o a los moais de la isla de Pascua.

Leyendas : El Conde Estruch

Existe la creencia popular de que el vampirismo, tiene sus orígenes en Transilvania, sin embargo, y segun una vieja leyenda, éste ya existía en el condado de Ampurias – actual Ampurdán, en la antiguamente llamada Catalunya Vella durante el siglo XII que relata una escalofriante historia de estrugas, palabra ésta derivada de estriges y que sería el equivalente al nosferatus de a película de la década del 20.

La historia se sitúa durante el reinado de Pere el Católico entre los años 1173 y 1212 y en medio de continuos conflictos entre la Corona de Aragón y Cataluña contra los reyes de Francia para apoderarse de una región denominada Occitania. El rey Alfonso II el Casto, era un joven de diecisiete años y desde la muerte de su predecesor Ramón Berenguer IV la tutoría de nuestras tierras estaba en manos del rey inglés Enrique II de Plantagenet (padre de Ricardo Corazón de León, el mismo de las cruzadas y las aventuras de Robín Hood) y del Obispo de Barcelona Monseñor Guillem de Torroja.

El rey catalán tenía como enemigo principal al rey Llop (en castellano «Lobo») de Murcia y las incursiones en la Tarraconense eran frecuentes y, al mismo tiempo, teníamos las luchas fronterizas del norte contra los francos en la disputa de Occitania. Por eso el condado de Ampurias era un hervidero de intrigas, luchas con castellanos e ingleses (aliados del rey Alfonso) por un lado y por el otro los enemigos ya mencionados, sin olvidarnos de los navarros siempre en liza con el reino de Aragón.

El conde Estruc fue un notable guerrero que siempre luchó en favor de la Corona catalanoaragonesa y, en aquellos años, ya estaba en su senectud por lo cual fue enviado a Llers, una pequeña villa cerca de Figueras, donde existía otro enemigo esta vez interno: los paganos.

Parte de los catalanes del siglo XII aún vivían apegados a los antiguos cultos iberos paganos, anteriores al Cristianismo, por lo cual éstos eran un potencial aliado de los árabes o, tal vez, de los francos. Por esa razón el viejo soldado tuvo que reprimir esos cultos ancestrales que aún creían en la magia y las ciencias ocultas, origen de la actual creencia en brujas y demás supersticiones, y obligar a los campesinos ampurdaneses a abrazar la fe en Cristo.

Esta represión motivó que el anciano conde sufriera una maldición por parte de sus víctimas y que tiempo después de su muerte natural, Estruc rejuvenecido se levantara de la tumba convertido en reviviente sembrando el terror por toda la Catalunya Vella.

Dicen las antiguas leyendas que sólo salía de noche para beber la sangre de sus víctimas, gustaba seducir y violar a las mozas casaderas dejándoles embarazadas. Al cabo de nueve meses las desafortunadas parían pequeños monstruos que morían no más nacer ya que, según las tradiciones antiguas (curiosamente idénticas tanto en Cataluña como en Transilvania) un vampiro no puede tener hijos.

El rey Alfonso II tenía no pocos disgustos en aquellos tiempos y la población estaba relmente aterrorizada. La gente tenía miedo de salir de noche, todos llevaban ajos y crucifijos para protegerse del terrible nosferatu y ya nadie podía dormir en paz hasta que una anciana religiosa encontró la tumba del conde Estruc y le clavó la estaca en el corazón, desapareciendo para siempre la maldición.

Pero el recuerdo del vampiro sobrevivió al paso del tiempo y aún queda el dicho “tenir malastruc” o “mala astrugancia” para definir a quién tiene mala fortuna. Incluso durante generaciones las madres catalanas amenazaban a sus hijos con llamar al conde Estruc si no eran buenos y no hacían lo que se les mandaba. En el mismo Llers, un poblado donde sopla con gran fuerza la Tramontana del Canigó, un viento frío y áspero que los antiguos habitantes achacaban a unas brujas legendarias, las célebres brujas de Llers que dominaban los aires. El agudo silbido del viento, según las creencias populares, era motivado por la furia de estas mujeres. En Transilvania existía un mito semejante, las ”Ieles” (es decir “las Ellas”), cuyo paralelismo es sorprendente.

Otra leyenda catalana célebre es la de los dips, nombre que se les dio a una especie de perros vampiros (o perros estrugas) que existieron en unas praderas situadas a unos cuantos kilómetros al sur de Reus. Por esa razón se creí un pueblo llamado Pratdip, cuyo nombre es una unión de la palabra Prat (pradera) y dip que en su escudo incluye la figura de un can harto significativa.

Empero, la importancia del conde Estruc es decisiva en la evolución del mito vampírico aunque en aquel tiempo no se le conocía con tal nombre, y podemos considerarle como el primer upiro de la Historia tal como lo entendemos actualmente.

Es sabido que en aquellos años, Ricardo Corazón de León, futuro rey de Inglaterra, residía en la misma zona en que se desarrolló la leyenda del conde Estruc ya que fue enviado por su padre Enrique II de Plantagenet para participar en las Guerras del Rosellón, a favor de la corona aragonesa y catalana contra los francos estableciéndose en Perpiñán, a muy escasas leguas de Figueras y de Llers. Tal vez este dato justifique que, tras la Tercera Cruzada acontecida entre 1190 y 1192, el mito pase al Este de Europa.

Es sabido que Ricardo de Inglaterra atravesó el Danubio, camino de Tierra Santa, y que a su regreso en 1193 fue hecho prisionero por Leopoldo, duque de Austria, quien solicitó un fuerte rescate originándose en Inglaterra el conflicto que hemos visto en las películas de Robín Hood. El rey inglés estuvo encerrado en el castillo austriaco de Tierenstein, muy cercano a Transilvania, y cosa curiosa es a finales del siglo XII que estas leyendas irrumpen en los Cárpatos.

Los revivientes masculinos fueron llamados “strigoí” y los femeninos “strigoaíaca”, como vemos su fonética es muy semejante a la palabra ”estriges”, el mito griego, pero también a “estruga”, la leyenda catalana.