La foto de un supuesto fantasma que se difundió por las redes aterrorizó a los usuarios.
Se trata de al parecer una misteriosa figura vestida de blanco que fue captada en el cementerio de Jáchal, una ciudad ubicada en el centro-norte de San Juan.
Rápidamente, la imagen comenzó a circular en las redes. Algunos usuarios afirmaron que podría tratarse de un fantasma, pero hay quienes dijeron que se trataba de un montaje. (Contexto Tucumán)
Durante meses, por las calles de Buenos Aires se estuvieron escuchando todo tipo de especulaciones sobre la misteriosa identidad del propietario de algunos autos de alta gama bañados en oro por un valor estimado de más de USD1.000.000 ($ 15.161.950,00). Estos autos fueron vistos circulando por la ciudad de Buenos Aires y no tardaron en acaparar la atención de todos.
Algunas especulaciones iniciales indicaron que el posible propietario podría ser un príncipe saudí o el hijo de un importante empresario. Aunque más tarde se conoció que la identidad del propietario era la de un simple argentino, José Núñez. Núñez es uno de los nuevos millonarios de la industria de opciones binarias.
La flota de autos de alta gama bañados en oro de José incluye un Mercedes AMG GT con un valor estimado de más de USD 400,000 ($6.064,78), un Bentley GT3 de USD 300,000 ($4.558,39), un Rolls Royce Phantom Coupe de USD 600,000 ($9.116.778,00) y un Lamborghini Aventador USD 350,000 ($5.318.120,50). El mismo Lamborghini también fue visto y fotografiado circulando recientemente por las calles de Córdoba, tiene el mismo número de patente del Lamborghini que fuera visto por las calles porteñas. La imagen de José Núñez que fue tomada en Córdoba coincide con la patente del vehículo que transitaba a menudo por las calles de Buenos Aires.
Hasta hoy, no había mucha información sobre la ola de los nuevos millonarios. La mayoría de ellos están haciendo su fortuna, trabajando desde sus casas, manteniendo el secreto de su creciente riqueza en grupos, foros y chats sólo para invitados privados. Se mantuvieron lejos del centro de atención y con un perfil bajo tanto como era posible para evitar que demasiadas personas se enterasen de su secreto para hacerse ricos. Sin embargo, Núñez, es una persona extrovertida, quien no sólo está comprando un auto costoso casi todos los meses, sino que además, estos autos están bañados en oro real. Como era de esperarse, se llevó la atención de todos, fue así que nuestro fotógrafo pudo capturarlo, mientras cargaba combustible en una estación de servicio de Buenos Aires, acompañado por una joven modelo, todo indica que al parecer Núñez está cumpliendo el sueño de cualquier argentino.
Los Niños de Ojos Negros (del término inglés: Black-Eyed Children o Black-Eyed Kids) son descritos como personas jóvenes, casi siempre niños; con ojos de un color negro absoluto y sin diferenciación entre la esclera, la pupila o el iris. Los diversos reportes de encuentros con estos seres alrededor del mundo coinciden en una sola cosa: que los niños son rodeados por un aura casi sobrenatural y siempre peligrosa.
A veces los reportes hablan de un encuentro con uno o dos, siempre descritos como niños confiados y elocuentes que intentan persuadir a la víctima para que los deje entrar a su hogar para usar el teléfono, para descansar o un sinfín de excusas más; incluso hay historias en las cuales ‘piden’ ser acompañados o que se les de un aventón a casa. La víctima entonces comienza a estar de acuerdo con sus peticiones, aún si aparecen algo perturbadoras; o al menos hasta que notan que los ojos de los niños son completamente negros.
Y si es que el niño se da cuenta de que la víctima lo ha notado, comienzan a actuar de forma enojada e insistente; al grado que algunos testigos creen que los niños pueden estar usando alguna especie de control mental de bajo nivel para obligarlos a acceder, o que de alguna forma tienen habilidades hipnóticas.
No existe una descripción o un concenso de qué puedan ser, o que explique el porqué el color de los ojos; y las múltiples teorías van desde fantasmas, demonios, vampiros e incluso alienígenas que buscan aparecer ‘comunes’ ante sus víctimas (similar a la descipción de Slender Man y su apariencia básica); pero todos los testigos están de acuerdo en que los niños de alguna forma buscan acceder a una casa o vehículo, y que son incapaces de entrar por su cuenta (compárese con algunas leyendas de vampiros).
El origen de la leyenda data del 16 de enero de 1998, publicada por el periodista Brian Bethel en una página web que trataba sobre encuentros paranormales.
La leyenda narra lo siguiente:
“Era de noche, recordé que adeudaba la cuota mensual de Internet y para evitar un indeseado corte, decidí ir al centro comercial donde la empresa tenía un buzón para pagos fuera del horario comercial.
Al lado de la antigua sede de Camalott Communications, en Abiline, se hallaba un cine, que en ese momento proyecta Mortal Kombat, así que estacioné frente a la marquesina para aprovechar la luz y escribir el cheque, cuando de repente alguien golpeó la ventana del acompañante.
Volteé la cabeza y vi que había dos niños observándome. Era difícil determinar su edad exacta, pero tendrían entre 10 y 14 años. Pensé que me iban a pedir unas monedas e inesperadamente sentí pánico. (…) Fue algo indescriptible que nació desde lo más interno y primitivo de mi ser.
El chico más alto sonrió y eso me heló aún más la sangre. Sabía que algo no estaba bien, pero no sabía qué era. Por inercia bajé el cristal y pregunté qué necesitaban. El chico sonrió aún más y pude ver que sus dientes era muy, muy blancos.
‘Hola, señor, tenemos un problema’, respondió, mientras el otro chico permanecía mirándome fijo, en silencio. La voz era la de un joven, pero su dicción era calma, tal vez muy aplomada para su edad. Sentí ganas de irme, pero no puede evitar seguir oyéndolo. ‘Verá, mi amigo y yo queríamos ver la película, pero olvidamos nuestro dinero’, continuó. ‘Necesitamos ir a nuestra casa por él. ¿Nos llevaría?’
‘…Uh, bueno…’, fue lo mejor que pude decir. Aquí es donde la historia se vuelve más rara porque su compañero silencioso lo miró con una mezcla de confusión y culpa en el rostro. Parecía algo sorprendido porque no abrí la puerta de inmediato. El hablante me miró algo perturbado, como si supiera que estaba buscándoles algo raro. ‘Vamos, señor…’, dijo de nuevo, suave como la seda.
‘(…)¿Qué película quieren ver?’ pregunté finalmente. ‘Mortal Kombat, por supuesto’, contestó.‘Claro’, respondí y miré rápidamente la marquesina y el reloj en mi auto. La película había empezado una hora atrás y era la última función de la noche. Me interrumpió y dijo: ‘Vamos, señor… déjenos entrar. No podemos entrar hasta que nos deje (…). Solo déjenos entrar y nos iremos antes de que lo sepa. Iremos a la casa de nuestra madre’.
Me di cuenta de que mi mano estaba en la manija de la puerta, casi por abrirla, cuando la retiré de manera violenta por algo, por algo que me obligó a no mirar a los niños. Y cuando los miré nuevamente, cuando mi mente volvió en sí, vi por primera vez sus ojos. Eran negros como el carbón. Sin pupila y sin iris. Sólo dos orbes negros que reflejaban la luz roja y blanca de la marquesina.
El joven silencioso tenía una expresión de horror que parecía indicar dos cosas: ocurrió lo imposible y se dio cuenta. El mayor aparentó furia y reiteró: ‘Vamos, señor. No lo lastimaremos. Tiene que dejarnos entrar. No tenemos armas…’.
Esto me asustó a más no poder. Con ese tono prácticamente estaba diciéndome ¿No necesitamos un arma’. Elevó la voz y con palabras que mezclaban enojo y pánico dijo por última vez: ‘¡No podemos entrar si no nos… da… permiso!’. Ya tenía la mano sobre la palanca de cambio y arranqué en reversa a toda velocidad. Cuando volteé para verlos bien. Habían desaparecido.
En todos los años venideros, Bethel no volvió a vivir un hecho así y es al día de hoy que sostiene esta historia. ¿Qué le pasó esa noche? ¿Qué hubiera pasado si dejaba subir a esos niños a su coche? Una de las cosas que más atemoriza al periodista es que relatos como el suyo hay muchos.
Lo cierto es que no nadie sabe con exactitud quiénes son estos espeluznantes seres ni la razón del color de sus ojos. Las múltiples teorías apuntan a lo paranormal y hablan de fantasmas, demonios y vampiros.
Incluso, algunos se aventuran a afirmar que se trata de alienígenas. Pero en lo que todos los testigos coinciden es en que se trata de jóvenes que de alguna manera buscan ingresar a espacios privados -una casa, un vehículo-, incapaces de hacerlo si las personas que se encuentran en ellos les niegan el permiso para hacerlo.
Qué ha ocurrido con los que accedieron al pedido, nunca lo sabremos…