El número 33 y los mineros chilenos

La numerología es la práctica de adivinar mediante números. Según ésta creencia, los números contendrían una relación mística entre los sucesos de la vida real y determinadas secuencias, como podrían ser por ejemplo una suma o una serie de números. Un punto de comunicación entre los seres vivos y las fuerzas físicas o espirituales que los rodean.

Lamentablemente, se establecen éste tipo de relaciones numerológicas cuando los sucesos ya han acontecido, con lo cual éste arte apenas si resulta ser una herramienta útil posterior a los eventos que interesan, aunque llama poderosamente la atención las coincidencias que con ella podemos descubrir.

Este es el caso de los números, aplicados a los mineros chilenos y a su subsistencia durante casi setenta días en las profundidades de una mina derrumbada, hasta su reciente y exitoso rescate. Parece ser que un número se encuentra curiosamente relacionado con toda ésta travesía en las oscuras profundidades del inframundo. Es el número 33; Sucede que la cifra ha sido oída en numerosas oportunidades. Algunos ejemplos son os que a continuación se detallan:

  • 33 fueron los trabajadores chilenos que quedaron atrapados.
  • 33 días tardó la perforadora del plan B, la Schram T-130, en terminar el ducto hacia la superficie.
  • El rescate de los mineros empezó el 13-10-10, y si se suman los tres se obtiene 33.
  • El mensaje que los mineros pudieron enviar el 22 de agosto, decía «Estamos bien en el refugio los 33»; La suma de los caracteres da exáctamente 33 si se cuentan los espacios.
  • Ese mismo día, «22 de agosto», tambien encierra otro misterio: 22 + 8 + 2 + 0 + 1 + 0 = 33.
  • El traslado desde la mina hasta el hospital demora 33 minutos
  • El dia en que encontraron la nota donde decian que estaban bien, fue el día domingo con el que terminaba la semana 33 del año.

Entre otras curiosidades que relacionan el número 33 con ésta historia chilena, podemos citar también que la clásica canción «chi chi chi le le le…» es del año 33′. O que el patron de los mineros, San Lorenzo (La operacion de rescate llevó su nombre) es el mismo nombre del ministro de mineria Laurence Golborne en español, y el avión que inmortalizó la película «Viven» se cayó el 13 de octubre de 1972, el día en que los mineros comenzaron a ser rescatados.

En la numerología el 33 representa el ideal del amor, hacia todos los seres humanos. El 33 además representa las cualidades morales y espirituales.

Casualidades y saltos de tiempo

Una coincidencia, por más mínima que ésta sea no deja asombrarnos y de mostrarnos que a veces la ciencia tiene pequeños huecos que son muy difíciles de rellenar con la razón. Presentaré a continuación una nueva recopilación de hechos fortuitos ocurridos en distintos lugares geográficos y en diferentes momentos de la historia. Sucesos sorprendentes que atentan contra las leyes de la física clásica y las teorías de la probabilidad. Serendípias!

20 años después.

En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su amada. Ésta se suicidó y, para vengarla, su hermano disparó contra Ziegland, pero la bala paso rozando la cara del novio desertor y fue a incrustarse en un árbol. Veinte años después, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y uso para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que mató a Ziegland.

Saltar la banca.

Algunas casualidades nos hacen dudar de la existencia del azar. «Dios no juega a los dados».Charles Wells, el hombre que, contra toda probabilidad hizo saltar la banca de Monte Carlo en 1891, realizó dos apuestas idénticas sobre el rojo y el negro y ganó cada vez 100.000 francos. La tercera vez hizo su apuesta sobre el cinco, 35 contra 1, y ganó. Repitió cinco veces la operación y el cinco salió cinco veces, algo tan altamente improbable que puede considerarse imposible en la práctica. Wells retiró su dinero y se fue tranquilamente.

Un tal Hugh Williams.

El 5 de diciembre de 1664 un navío naufraga durante su travesía por el estrecho de Menay, en el mar de Irlanda. Uno solo de los sesenta y un pasajeros sobrevive, un hombre llamado Hugh Williams. Otro 5 de diciembre, el de 1785, otro barco se hunde en el mismo sitio. Y, de nuevo, se encuentra a un solo superviviente, un tal Hugh Williams. Finalmente, el 5 de agosto de 1820, caen en esas aguas 24 pasajeros de un velero perdido. Sólo un hombre se salvará; un hombre llamado… ¡Hugh Williams!

¿Salvados por Dios?

Una célebre y múltiple coincidencia, publicada por la revista Life en 1950, es la del coro del pueblo de Beatrice, en el estado norteamericano de Nebraska. El ensayo estaba convocado para el 1 de marzo a las 7:20 de la tarde, pero ese día sus quince componentes llegaron tarde por las más diversas razones. La familia del pastor se retrasó porque tuvo que terminar la colada, a otro se le averió el coche, un chico tuvo que terminar los deberes del colegio, a una madre le costó despertar a su hija de la siesta, otro quedó absorto con un programa de radio. El retraso de todos ellos resultó un increíble golpe de suerte, porque un fallo de la caldera hizo que la iglesia estallara a las 7:25 de aquella tarde. Un matemático calculó que la probabilidad de que esta cadena de acontecimientos se debiese al azar era sólo una contra un millón.

El escarabajo dorado.

En una ocasión, el reconocido psiquiatra Carl Gustav Jung estaba tratando a una joven que le contaba haber soñado con un escarabajo dorado. De pronto oyó un ruido en la ventana, a sus espaldas. «Me levanté – escribe él mismo –, abrí la ventana y cogí al vuelo, en el momento en que entraba en la habitación, un insecto que era lo más semejante a un escarabajo dorado que pudiera hallarse en nuestras latitudes». ¿Qué había llevado al insecto a meterse en una habitación oscura justo en esos momentos?

Las coincidencias de Winston Churchill.

Considerado como uno de los diez personajes más influyentes del siglo XX, el famoso primer ministro británico era propenso a las coincidencias y gracias a ellas salvó la vida en numerosas ocasiones. Durante la guerra de Sudáfrica huyó de los bóers, que le tenían prisionero en Mozambique, y fue a parar a una comunidad minera. Llamó al azar a una puerta y resultó que era la única casa en cuarenta kilómetros donde no lo entregarían, pues el propietario era británico. En la I Guerra Mundial, su trinchera fue destruida por un proyectil justo después de haberla abandonado. Su esposa Clementine cuenta que, en los años de la II Guerra Mundial, Churchill siempre entraba en su coche por la puerta derecha. Pero un día, durante un bombardeo, se detuvo, dio la vuelta y entró por el otro lado. En el trayecto hacia Downing Street, una bomba hizo levantar el coche del lado derecho. «¿Qué te hizo cambiar de opinión?», le preguntó la mujer. «Algo me ha dicho ¡detente!», confesó él. En 1943, el propio Churchill declaraba ante un grupo de mineros: «A veces tengo la impresión de que una mano orientadora ha interferido en mi vida».

Dos celebridades nostálgicas.

Michael Caine y Charles Chaplin nacieron en Kensington, un barrio del sur de Londres. En las dos únicas ocasiones en que Caine sintió nostalgia de su antiguo barrio y decidió visitarlo de incógnito, se encontró «casualmente» con Chaplin, que también estaba dando un paseo nostálgico.

Los hermanos sean unidos.

Dos gemelos de Ohio cuya historia fue relatada en 1980 por el Reader ‘s Digest, tras ser adoptados por familias distintas y vivir alejados durante 39 años, se conocieron y descubrieron que los dos se llamaban Jim; ambos habían estudiado diseño industrial; se casaron con mujeres llamadas Linda y tuvieron hijos llamados James; se divorciaron y se volvieron a casar con mujeres llamadas Bety y, por si fuera poco, cada uno tenía un perro llamado Toy

Una intervención quirúrgica «anunciada»

El escritor famoso autor de 2001, una odisea del espacio, que predijo en sus novelas de ficción el uso del correo electrónico o de la telefonía móvil, contaba a los lectores del diario Locus, en 1991, una extraña coincidencia de la que fue protagonista.

Acababa de recuperarse de una operación quirúrgica de próstata, a la que fue sometido en el University College Hospital de Londres, y durante la cual había sido conectado a tres tubos insertados en uretra, nariz y vena. Regresó a su casa de Sri Lanka y, de pronto, encontró una carta que le había escrito años antes su amigo J. B. S. Haldane en la que éste le decía: «Acabo de regresar de Londres, donde he sido operado en el University College Hospital, y me he despertado con tres tubos insertados en otros tantos lugares: uretra, nariz y vena».

Presagios tenebrosos

El famoso bandido Jesse James veía en sus sueños que un amigo le mataría por la espalda. Y así ocurrió. Estaba en Missouri, sentado en una silla y sin pistolas, cuando un amigo suyo le asesinó con un rifle que el propio Jesse le había regalado.

Tal para cual.

Thomas Jefferson, segundo presidente de EE UU, fue autor de la Declaración de Independencia de este país. John Adams, amigo suyo, fue el tercero y uno de quienes la promulgó. Ambos murieron el mismo año y día, 4 de julio de 1826, exactamente en el cincuenta aniversario del Día de la Independencia norteamericana.

Tragedia con suerte.

Treinta personas murieron cuando un tren de cercanías cayó desde un puente a la bahía de Newark, en Nueva York. Trágico accidente que, sin embargo, hizo ganar grandes sumas de dinero a los neoyorquinos: una fotografía del accidente aparecida en los periódicos mostraba el número 932 en el último vagón del tren siniestrado. Presintiendo que ese número tenía un significado, muchas personas apostaron aquel día al 932 en la lotería de Manhattan. Y ganaron.

Homónimos desconocidos.

Durante la II Guerra Mundial, el chófer de autobús británico D. J. Page vio como su correspondencia era entregada por error a otro hombre llamado también Page y cuyo documento de identidad tenía el número 1509322, mientras que el suyo era el 1509321. Tiempo después de terminar la guerra, Page fue a reclamar a Hacienda los excesivos impuestos deducidos de su salario. Y comprobó que habían confundido su nómina con la de su viejo «amigo desconocido» Page, cuyo número de carné de conducir era curiosamente 29222, mientras el suyo era 29223

Premoniciones: Adivinando el Futuro

La idea de predecir el futuro puede parecer de los más descabellada para la mayoría de los científicos y en general, para el hombre, cuya percepción del mundo se manifiesta a través de la razón. El futuro, se presenta ante la mirada de los hombres como una suceción de sucesos inciertos y desconocidos, imposibles de preveer con aticipación; Sin embargo, existen datos históricos que parecen contradecir éste supuesto y que por la ley del contraejemplo nos demuestran que a menudo, aunque parezca increible, es posible Adivinar el Futuro

El Primer Viaje a la Luna

El escritor de novelas de ciencia ficción Lester del Rey, comenzó en 1954 una de ellas del siguiente modo: «La primera nave espacial aterrizó en la Luna y el comandante Armstrong salió de ella…» – Quince años después en 1969, el astronauta Neil A. Armstrong pisaba por primera vez la Luna.

Las Lunas de Marte

El escritor irlandés Jonathan Swift en (1667-1745) en su conocidísima obra Los viajes de Gulliver (1726), hacía mención de dos estrellas menores o satélites que giraban alrededor de Marte. Las dos lunas de Marte fueron descubiertas oficialmente en 1877, por el astrónomo estadounidense Asaph Hall (1829-1907) que las denominaría Fobos y Deimos. Jonathan Swift las describió en su libro con total precisión en cuanto a sus proporciones y sus órbitas.

Predijo el día de su muerte

David Janssen, el actor protagonista de la serie de televisión El fugitivo, que después protagonizaría Harrison Ford en el film del mismo nombre; se vio en uno de sus sueños dentro de un ataúd muerto de un ataque al corazón. Dos días después su sueño se cumplió.

Un Sueño Apocaliptico

Ed Sampson, redactor jefe del periódico estadounidense Boston Globe, soñó en agosto de 1883, que la isla indonesia de Pralape era devastada por la erupción de un volcán y que en el siniestro morían unas 36.000 personas. El sueño le pareció tan real que al día siguiente publicó la noticia. Tras comprobarse que tal isla no existía fue despedido. Sin embargo, un día después se conoció la noticia de que un volcán había destruido la isla de Krakatoa, con un número de víctimas muy parecido al que había dado Ed Sampson en su noticia. Investigaciones posteriores dieron como resultado, que Krakatoa se había llamado Pralape hasta el siglo XVII.

La víctima de su asesino

El 24 de septiembre de 1504, Bartolomé Coclés, médico y quiromántico boloñés, murió a manos de un hombre, al que había vaticinado que en esa misma fecha, cometería un crimen. Desgraciadamente fue una cruel coincidencia y una lástima, que su acierto no le llevara a ver que la víctima era él mismo.

El Diluvio

Johannes Stoeffler, astrólogo alemán y profesor de la Universidad de Tubingia, vaticinó un diluvio universal para el 20 de febrero de 1524. Sorprendentemente el día previsto se desató una gran tormenta en el valle de Rhin, que provocó multitud de víctimas, además de los consiguientes daños materiales.

Más adelante, Stoeffler volvió a hacer una predicción, vaticinando el fin del mundo para el año 1528, pero esta vez no tuvo tanta suerte y nada ocurrió, perdiendo pronto su credibilidad.

Un Sueño Premonitorio

En mayo de 1979, David Bocth, un oficinista de Cincinnati, Ohio, es atormentado por una pesadilla durante la cual asiste, impotente, a una catástrofe aérea en un gran aeropuerto del país.

El «ve» cómo un gran jet con los colores de los Estados Unidos levanta penosamente el vuelo, se inclina súbitamente y se estrella en la pista, estallando en una enorme explosión de fuego y humo negro. Cada vez el sueño es más preciso.

Después de consultar con su siquiatra, Booth decide advertir al aeropuerto de Cincinnati. Allí, los expertos tratan, sin éxito, de «adivinar», gracias a los detalles entregados, de qué aeropuerto se trata. Además, la compañía American Airlines refuerza las medidas de seguridad en sus grandes aviones. A pesar de todo, el 26 de mayo, en el aeropuerto de Chicago, un DC-10 de la American Airlines se estrella brutalmente al despegar, siguiendo el desarrollo exacto del drama soñado por David Booth. 237 personas encuentran la muerte

Desastre Predicho

Gales en 1966. El 21 de octubre de ese año, a raíz de un deslizamiento de tierra, la escuela de la pequeña aldea minera de Abergan es sepultada por medio millón de toneladas de polvo de carbón. El accidente provoca la muerte de 144 personas, entre ellas 122 niños. Un siquiatra, el Dr. Juan Barker, realiza una investigación con la ayuda de un amigo periodista y recoge sesenta relatos de personas que dicen haber presentido la catástrofe 24 de ellos son confirmados por testigos. El caso más emocionante es el de la pequeña Ery Mai jones, de diez años, una de las víctimas del terrible accidente. Dos días antes, la niña le dice inesperadamente a su madre que no tiene miedo de morir puesto que así «se reuniría con jesús», que todo se ve negro en torno a ella y que estará con sus compañeros Pedro y june. El día anterior, la niña le cuenta también a su madre que ha soñado que la escuela había desaparecido y que «algo negro se la había tragado». En el cementerio, la pequeña está efectivamente enterrada entre Pedro y june. La investigación del Dr. Barker muestra igualmente que muchos de los testimonios corroborados provienen de personas ajenas a la región.

Coincidencia Asombrosa con el Titanic

Morgan Robertson quien nacio en 1861 fue un escritor que se especializo en historias del mar, uno de sus libros, Futilidad, escrito en 1898, lejos de ser el mejor que escribiera, le ha valido, sin embargo, cierta fama póstuma.
Esta novela corta sobre la debilidad del hombre frente a la fuerza del destino relata el naufragio del «transatlántico más grande construido por el hombre, el Titán. Este se despanzurra contra un témpano y se hunde, llevando a la muerte a la mayoría de sus pasajeros por falta de suficientes botes salvavidas.

Pero las coincidencias no se detienen allí: el conjunto de concordancias es, en efecto, sorprendente. He aquí algunas de ellas, y entre paréntesis, los hechos equivalentes relacionados con el Titanic: travesía en el mes de abril (10 de abril de 1912), 70.000 toneladas de desplazamiento (60.000), eslora 800 pies (882,5), tres hélices (3 también), velocidad máxima 24 a 25 nudos (idéntica), capacidad máxima 3.000 pasajeros (la misma), 2.000 pasajeros a bordo (2.230), 24 botes salvavidas (20), 19 compartimentos estancos (15), tres motores (3 también), rotura del casco a estribor (idéntica).

Ahora bien, la novela Futílidad fue escrita nueve años antes de la construcción del Titanic.

Increible Coincidencia

Allen Falby un patrullero de carreteras, del Paso Texas perseguía un camión que iba a excesiva velocidad. El infortunado policía no se percato que el vehículo perdía velocidad y termino por estrellarse contra la parte trasera. En el accidente este hombre casi se cercenó la pierna. La sangre corría por la manga de pantalón. Alfred Smith un hombre de negocios acertó a pasar por el lugar y sin saber mucho de medicina se quitó la corbata y puso un torniquete en la pierna de Allen. Cuando llegaron los paramédicos al lugar de incidente le dijeron a Smith que el asunto era grave y que llevarían al patrullero al hospital. Dos días después el hombre de negocios, antes de salid de la ciudad, pregunto por el estado de salud del agente y la información fue: “Esta bien, pero de no haber sido por el torniquete habría muerto”.

Cinco años después, siendo Navidad, Falby recibió un llamado de sus jefes donde le ordenaban investigar un accidente grave donde un hombre se había estrellado contra un árbol. El policía llego antes que la ambulancia y despejando a los curiosos, se acerco al involucrado el cual estaba inconsciente. Aquel hombre se estaba muriendo, de su pierna manaba intensa cantidad de sangre.

Penso emplear su cincho, pero le resulto mejor su corbata para aplicar un torniquete. Así lo hizo y acomodo en un lugar hasta que llego la asistencia médica. Ellos lo llevaron al hospital y como era su deber lo acompaño para certificar lo ocurrido.

Al ingreso , como es natural fue indagada su identidad. Aquel infortunado se llamaba Alfred Smith ¡El mismo que hacia cinco años le había salvado la vida en iguales circunstancias!