El melancólico paisaje australiano, rico en antiguos símbolos, fue en el año 1900 escenario de la misteriosa desaparición de un grupo de colegialas que participaban en una merienda campestre.
El día de San Valentín de 1900 amaneció soleado y hermoso en el pueblo de Woodend, cerca de Melbourne (Australia). Era el día de la excursión anual en el colegio para señoritas Appleyard, sitio en las afueras del pueblo, y a primera hora de la mañana un grupo de alumnas y profesoras de dicha escuela salieron con la intención de efectuar un almuerzo campestre en un hermoso paraje local. Al final del día cuatro personas habían desaparecido; tres de ellas no volverían a ser vistas nunca más.
Esta extraña historia se ha convertido en un episodio célebre, tan misterioso como el caso del buque abandonado, el Mary Celeste. Se ha convertido en tema de incontables teorías, numerosos artículos de revistas, al menos dos libros y una película, Picnic at Hanging Rock (1975). Pero como en tantos otros misterios históricos, lo acontecido en Hanging Rock no es todo lo que aparenta ser.
La historia nos cuenta que el grupo de chicas y profesoras partió en un coche alquilado para dirigirse a Hanging Rock a celebrar su almuerzo campestre anual. Un típico lugar de excursión al que solía acudir la gente de principios de siglo era una insólita formación geológica llamada Hanging Rock. Esta formación de origen volcánico y de varios millones de años de antigüedad se levanta majestuosamente unos 150 metros por encima de la llanura en que está emplazada, y culmina con la mezcla de piedras y monolitos en equilibrio que le dieron su nombre (Hanging Rock significa, en inglés, «roca que se balancea»). Muy cerca de la base de la roca había un buen lugar para comer y descansar, consistente en algunas improvisadas mesas de piedra y un adecuado y discreto servicio de lavabos.
El grupo escolar estaba compuesto por 19 chicas, la mayoría adolescentes; y dos profesoras; mademoiselle Diane de Poitiers, la más joven de las dos, enseñaba francés y danza, y Greta McCraw, una solterona escocesa de mediana edad, era la profesora de matemáticas. El otro adulto del grupo era Ben Hussey, conductor del coche alquilado por el colegio. Mistress Appleyard, la directora, no formaba parte de la expedición.
El grupo partió temprano aquel sábado por la mañana para cubrir los siete kilómetros que mediaban hasta el lugar del almuerzo, y llegaron poco antes del mediodía. El día era cálido y soleado, y después de comer la mayoría de las chicas dormitaban apaciblemente a la sombra de los árboles y las rocas. Algo más allá, al otro lado de un pequeño riachuelo que fluía de la pared de la roca, se había instalado otro pequeño grupo. Estaba compuesto por el coronel Fitzhubert (veterano del Ejército de la India, ahora retirado a climas más suaves), mistress Fitzhubert, su sobrino, el honorable Michael Fitzhubert (de visita y proveniente de Inglaterra) y el lacayo Albert Crundall.
Un Paraje Traicionero
El Clyde College fue el modelo histórico de Appleyard College, descrito en la novela de Joan Lindsay Picnic en Hanging Rock (1967).
Clyde College, colegio para señoritas trasladado de un suburbio de Melbourne a este edificio de Woodend en 1919.
Hacia las tres de la tarde, tres de las chicas mayores pidieron permiso a la profesora de francés para explorar la roca. Las tres jóvenes -Irma Leopold, Marion Quade y una muchacha a la que se recuerda simplemente como Miranda- tenían todas diecisiete años y destacaban por ser sensatas y responsables. Tras un breve comentario entre los adultos (durante el cual se observó que los relojes de Ben Hussey y de miss McCraw se habían parado a mediodía), se acordó dejarlas ir. Posteriormente dieron también permiso a Edith Horton, una chica más joven, de catorce años, para acompañarlas. Se advirtió a las cuatro que no subieran demasiado por la roca, que procuraran evitar los riscos, cuevas y precipicios, y que tuvieran cuidado con las serpientes, arañas y otros bichos peligrosos. Continuar leyendo «EL misterioso caso de Hanging Rock»