Un Coche Fantasma aparece de la nada en Rusia

En Rusia, muchos vehículos incorporan un sistema de videograbación para utilizar como prueba en caso de accidente, lo curioso es cuando las cámaras graban algo que va más allá de lo real. Algo realmente incomprensible, como por ejemplo este caso en el que un automovil aparece de la nada provocando un accidente, «el auto fantasma» posteriormente se da a la fuga.

Algunos dicen que es un efecto óptico debido a que la imagen del vehículo se solapa con el que le impacta en su ruta, no obstante, despues de verlo una y otra vez, no es posible ver el «fantasma» hasta su aparición en el momento del impacto, incluso el conductor parece pisar el freno cuando es demasiado tarde.

¿Efecto visual?, ¿montaje? O sencillamente el vehículo se «materializa» en ese preciso instante.

Fox Sports graba una «sombra fantasma» en el Estadio Hernando Siles de La Paz, Bolivia.

Un televidente estaba viendo la transmisión en Fox Sports en directo cuando de repende se sorprendió con una sombra que corre a gran velocidad. Al principio parece que sólo es alguien caminando muy rápido y hacen zoom. Pero, de nuevo, empieza a moverse rápido cómo si eso fuera tan fácil de hacer en esos asientos estrechos y espacio limitado.

Además otros seguidores por donde camina no parecen fijarse en él. La sombra parece desaparecer entre la multitud. No es la primera vez que este tipo de cosas suceden en el estadio. Se ha reconstruido muchas veces, ya que es el estadio más antiguo de la ciudad de la Paz.

«La mujer del angelito» Una leyenda urbana de Córdoba

Los cocheros que hacían el recorrido entre Alta Córdoba y el Centro contaban con singular espanto terribles versiones que les sucedía a la vuelta al bajar por la avenida Roque Sáenz Peña. Decían que una mujer enlutada a la cual no se le veía la cara marchaba por los rieles en pos del tranvía llevando en sus brazos un pequeño ataúd sobre el cual había un candelero con velas de sebo. Adquirió tanta popularidad esta aparición que en las noches invernales se interrumpió por completo el trafico de peatones y los pocos vehículos que se animaban a pasar por la zona lo hacían acompañados por otro, nunca solos».

Así, el 1º de enero de 1926, en una larga evocación sobre la Córdoba de finales del siglo XIX, La Voz del Interior recordaba a la todavía fresca «Mujer del angelito». La bajada de Alta Córdoba, como se la conocía en tiempos de la aparición paso a ser señalada como la «Bajada del angelito muerto». El barrio hacia poco que se había incorporado a una ciudad que, ya saturada en los alrededores de la plaza San Martín, se atrevía a subir a los altos. La estación de trenes del Ferrocarril Belgrano fue un punto de atracción.

La evocación del diario sostiene que el fantasma desapareció al instalarse en el barrio el R13 de Infantería, aquel cuerpo de artilleros que peleo en la intentona revolucionaria radical del 4 de febrero de 1905.
Pero para Azor Grimaut, en su libro Duendes en Córdoba, aun hasta 1915 se hablaba de la «Mujer del angelito». Entonces, los niños pequeños fallecidos eran tenidos como angelitos y sus velorios eran toda una tradición festiva, celebratoria. Para ellos, los féretros se pintaban de blanco y ese era el color del cajoncito que transportaba la mujer.

Cuenta Azor Grimaut: «El viaducto ferroviario, de noche parecía un enorme bostezo interminable. A los dos lados de la bajada se levantaban como murallones los cortes de las dos grandes barrancas de greda y arena colorada. El transito de vehículos, especialmente pasadas las 11 de la noche, no era nutrido, aunque de tarde en tarde la sensación de que intentaba iniciarse, cuando el tranvía a caballo, mas popularmente conocido como «la carreta», trabajosamente , por el agotamiento de las bestias, iniciaba su ascenso en dirección al norte. Mayorales y cocheros difundieron la versión (de la Mujer del angelito), que no dejo de preocupar hondamente a los supersticiosos, de que, regresar, siempre en el ultimo viaje cuando nadie -aparte de ellos- ocupaba el vehículo, se aparecía, corriendo por el terreno existente entre los rieles, delante de los caballos, una mujer de traje oscuro -quizás negro-, llevando en brazos un cajón fúnebre de angelito…»

El fantasma, según la versión, se deslizaba de acuerdo a la velocidad del tranvía y finalmente a corta distancia del viaducto antes citado desaparecía como desvaneciendose.