La verdad sobre las sirenas de Animal Planet

El video que se hizo tan popular en las redes sociales no era verdadero. Las imágenes registran a una supuesta extraña criatura posada sobre una roca al fondo de un acantilado que parecen sirenas reales. Luego de algunos gritos de impresión y asombro de los testigos, el extraño ser se voltea por una fracción de segundo antes de lanzarse al agua. En ese momento puede observarse que tiene rostro, brazos y una larga cola parecida a la de un pez, como la de las mitológicas sirenas.

Sin embargo, se trata en realidad de imágenes que son parte de un falso documental puesto al aire el pasado fin de semana en Estados Unidos por el canal Animal Planet. La producción era la segunda parte de un especial de televisión emitido en 2012 que se llamó «Sirena: el cuerpo hallado» (Mermaid: the body found).

Dicho programa, de dos horas de duración, fue descrito por sus realizadores como «ciencia ficción basada en hechos reales y teoría científica». Sin embargo, su narración audiovisual resultó tan convincente para los telespectadores que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica recibió una avalancha de llamadas de personas exigiendo saber la verdad sobre la existencia de esas míticas criaturas marinas. La presión fue tal que debieron emitir una declaración pública para señalar que las sirenas no existen.

Ahora, la segunda parte tuvo en estos pocos días el mismo efecto. Miles de personas creyeron que su información era real, pese a que fue presentado como una producción enteramente de ficción y de corte de «entretenimiento».

Antes de la emisión, los productores explicaron que esta vez quisieron usar teorías basadas en la evolución y varios ejemplos reales de la naturaleza como un trampolín para tejer «una historia imaginaria» sobre un mito contemporáneo.

Sin embargo, y pese a esas aclaraciones, los cuestionamientos cayeron sobre Animal Planet por poner este documental falso en una programación tradicionalmente centrada en la naturaleza y la ciencia, y no en el mito y la fantasía. Así que no eran sirenas reales.

¿Por qué se mueven las piedras del Valle de la Muerte?

El misterio de las rocas ‘viajeras’ del Valle de la Muerte, en California, lleva ya varias décadas interesando a los científicos. ¿Qué hace que piedras que alcanzan los 300 kilógramos de peso se muevan sin ninguna causa aparente?.

Racetrack Playa, que forma parte del parque nacional del Valle de la Muerte, se considera uno de los lugares más misteriosos del planeta: allí habitan las ‘rocas reptantes’. Los expertos les dan diferentes nombres: piedras que flotan, se arrastran, se deslizan o incluso bailan, algo que no cambia el sentido fundamental del fenómeno.

En el valle, las rocas ‘viajeras’ se mueven solas o en parejas dejando surcos en el suelo. Las ranuras normalmente son de poca profundidad: de unos dos centímetros. Sin embargo, pueden tener hasta 250 metros de longitud y alcanza

Los extraños habitantes del Valle tienen de 30 a 300 kilogramos de peso y, según indican los científicos, no se mueven con demasiada frecuencia: una vez cada dos o tres años, pero los surcos se mantienen durante varios años. Se han registrado también casos en los que dos piedras comenzaron su movimiento al mismo tiempo hasta que una de ellas cambiaba la dirección o daba la vuelta.

Ya en el siglo XIX aparecieron los primeros intentos de resolver el enigma de las rocas ‘vivas’. Algunas personas sugerían que en las rocas habitaban malos espíritus o que eran los terremotos los que causaban su movimiento, pero estas especulaciones no parecen ser ciertas, ya que el Valle se encuentra en una zona de baja actividad sísmica.

El misterio, ‘revelado’ en la cocina

La última de las teorías al respecto, presentada por el científico de la Universidad de Johns Hopkins, profesor Ralph Lorenz, parece arrojar un poco de luz sobre este misterio, aunque de momento su hipótesis no ha podido confirmarse.

La última de las teorías al respecto, presentada por el científico de la Universidad de Johns Hopkins, profesor Ralph Lorenz, parece arrojar un poco de luz sobre este misterio, aunque de momento su hipótesis no ha podido confirmarse.

Según Lorenz, el misterioso movimiento de las piedras se debe al hielo que a menudo se forma en aquel lugar. «En invierno, se forma una capa de hielo que cubre las rocas y cuando el fondo del lago se descongela y se queda empapado, comienzan a deslizarse a lo largo de su superficie. La capa de hielo les ayuda moverse, reduciendo significativamente la fricción. Y solo una pequeña brisa es necesaria para darles la aceleración del movimiento», explica Lorenz.

Para demostrar su descubrimiento el profesor realizó un experimento científico. Congeló una pequeña piedra en su cocina y la colocó en una bandeja con arena húmeda. «Empecé a soplar sobre la roca, que comenzó a moverse. Ese hielo permitió a la piedra deslizarse dejando una huella profunda en la arena», señaló el científico.

No obstante, aunque Lorenz parece estar más cerca que nunca de revelar el secreto de las rocas del Valle de la Muerte, muchas preguntas todavía quedan sin respuesta. Por ejemplo, ¿por qué algunas de las piedras se mueven, mientras que otras permanecen en su lugar? ¿O por qué ninguno de los científicos de momento logró ver o grabar el propio movimiento de las rocas?

Resuelto el misterio de la tragedia del Hindenburg

A 76 años del estallido de la nave de 245 metros de largo, llegaron a una explicación sobre las causas de la tragedia ocurrida en Hindenburg. En ingles: Misterios sin explicar

El sueño era tener una flota de aeronaves llenas de hidrógeno cruzando el orbe en todas direcciones, con los cascos plateados refulgiendo al Sol. Y por un tiempo la fantasía se volvió realidad. El Hindenburg era el Concorde de su tiempo, capaz de cruzar el Atlántico en unos tres días, dos veces más rápido que por mar.

Con casi 100 personas a bordo, la nave de 245 metros de largo se preparaba a descender en Lakehurst, Nueva Jersey, el 6 de mayo de 1937, cuando la era del vuelo en dirigible llegó a su fin. Frente a horrorizados espectadores, el Hindenburg estalló y cayó al suelo envuelto en llamas. Perecieron 35 de sus ocupantes.

Ahora, 76 años después, un equipo de expertos afirma haber resuelto uno de los mayores misterios del siglo XX: la verdadera causa de aquel desastre aéreo.

Encabezado por el ingeniero aeronáutico británico Jem Stansfield y con sede en el Instituto de Investigación del Sureste, en Estados Unidos, el equipo hizo estallar o incendió modelos a escala de más de 24 metros de largo, en un intento por descartar teorías que iban desde una bomba sembrada por un terrorista hasta las propiedades explosivas de la pintura usada para recubrir el dirigible.

Las investigaciones realizadas después del desastre concluyeron que una chispa encendió hidrógeno que escapó, pero no pudieron ponerse de acuerdo en la causa de la chispa ni la de la fuga de hidrógeno. Las teorías conspiratorias sostenían que la nave fue derribada por una bomba o por un disparo desde tierra.

Recreando diversos escenarios con réplicas en miniatura, y estudiando películas de archivo del desastre, junto con relatos de testigos, los expertos creen haber descubierto lo que ocurrió en realidad.

Mark Heald tenía ocho años de edad cuando observó al Hindenburg caer a tierra. Observaba desde la distancia y pudo ver lo que se ocultó a la vista de quienes estaban más cerca: dónde comenzó el fuego. «Años más tarde, mi padre se dio cuenta de que debió haber ofrecido su testimonio en algunas de las investigaciones iniciales, porque el lugar donde estábamos probablemente era poco común. La vista que teníamos era bastante lateral. Vimos un poco de fuego azul apenas delante del timón vertical, el superior, que colgaba de la cresta».

En un documental presentado por el Canal 4 británico, los expertos revelaron la secuencia de acontecimientos que desencadenó la explosión. La nave se había cargado de electricidad estática por efecto de una tormenta eléctrica. Un cable roto o una válvula de gas que colgaba dejaron escapar hidrógeno hacia los ductos de ventilación y, cuando la tripulación de tierra corrió a sujetar las cuerdas de aterrizaje, la nave «hizo tierra». El fuego apareció en la cola y encendió el hidrógeno.

«Creo que el mecanismo más probable que produjo la chispa fue electrostático», afirma Stansfield. «Empezó en la punta, y luego las llamas, según nuestros experimentos, probablemente avanzaron hacia el centro. Con una mezcla explosiva de gas, eso produjo la explosión al llegar a la base.»

El historiador aeronáutico Dan Grossman está de acuerdo. «Creo que eso es exactamente lo que ocurrió. Hubo una distribución masiva de hidrógeno en toda la mitad superior de la nave; vino la ignición, y toda la porción trasera de la nave se encendió casi al mismo tiempo». Por : The independent Traducción de Jorge Anaya