Mohenjo-Daro significa «El monticulo de los muertos». Es una de las ciudades antiguas más enigmáticas para la comunidad arqueológica. Se encuentra emplazada en las proximidades del río Indo en Pakistán.
Junto a otra de las ciudades de la región denominada Harappa, constituyen las dos ciudades más importantes de ésta antigua civilización del Valle del Indo durante el período comprendido entre el año 2.350 al 1.750 a.C.
Mohenjo-Daro, fue descubierta por el arqueólogo británico John Hubert Marshall en el año 1920 y posteriormente declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1980. La ausencia total de templos y palacios, o incluso algún tipo de simbología que pueda asociarse a este tipo de instituciones comunes a todas las civilizaciones conocidas es una de las primeras cuetiones que asombran de éste enigmático lugar. Los edificios que se mantienen en pié, siguen un patrón uniforme, destacando su construcción en una o dos plantas en ladrillos de adobe con ausencia de adornos y ventanas. Y todo ello, dentro una planificación urbanística muy por encima a la de cualquier otra antigua civilización e incluso de las más recientes, con amplias avenidas y calles rectas, muchas de ellas perfectamente pavimentadas, con edificaciones rectangulares dotadas todas ellas de una red de drenajes, canales, tuberías y alcantarillado, que incluía arquetas de inspección de éste último.
Para comprender mejor la magnitud de su arquitectura, es suficiente conocer que ninguna ciudad del Antiguo Oriente tuvo instalaciones higiénicas de ninguna clase comparables a las que podemos localizar en éstos poblados del antiguo Valle del Indo.
Marshall y los que continuaron con las excavaciones de aquel lugar durante el pasado siglo XX no dejaron de maravillarse y sorprenderse a medida que profundizaban los niveles o estratos de construcción de la ciudad. Mientras más profundo más elementos de desarrollo tanto artístico y técnico eran encontrados, a diferencia de las capas superiores, dando la extraña sensación de que los habitantes del aquel misterioso lugar habían involucionado técnica y culturalmente.
Del mismo modo que la cultura sumeria, también perteneciente al Valle del Indo que pareciera haber aparecido de repente, sin haber dejado huellas de una evolución anterior a la aparición de Harappa y Mohenjo-Daro. Pero si la aparición de tan sorprendente civilización sigue siendo un auténtico misterio, no lo es menos el de su desaparición, atribuida inicialmente a la presencia de pueblos invasores de origen indoeuropeo.
En la actualidad no existen explicaciones plaucibles de lo que ocurrió con los moradores de aquella civilización. Los textos encontrados distan de ser descifrados por especialistas en el tema y es muy poco lo que se ha avanzado en su comprensión. Aparentemente es de tipo ideográfica y silábica, pero no se corresponde con ninguna otra escritura de las mismas características exceptuando una sola, la que aparece en las tabillas rongo-rongo de la Isla de Pascua, distanciada tanto por miles de kilómetros geográficamente como por miles de años en la historia.
Esta curiosa e increíble similitud ha sido achacada por los paleógrafos a una simple casualidad.
Angkor Wat es un templo de Angkor en Camboya. Uno de los más grandes de la Tierra, contruido para el rey Suryavarman II en el siglo 12. Se ha convertido en un símbolo de Camboya, que figura en su bandera nacional, y es la principal atracción del país para los visitantes.
En una de las paredes del imponente complejo religioso se encuentra uno de los ooparts más conocidos que existen. Junto a la entrada principal del templo de Ta Prohmhay hay una columna en los que se puede apreciar la forma de un dinosaurio, más precisamente un estegosaurio.
Naturalmente éste diseño carece completamente de sentido en aquella época ya que es imposible imaginar que durante el siglo XII los dinosaurios existieron en las selvas de Camboya. Incluso pensar que la civilización de jemer poseía algun tipo de conocimiento sobre los dinosaurios, y en particular sobre éste tipo de saurio que pobló los continentes de América del Norte y Europa durante el Jurásico, parece realmente imposible de creer.
Lo curioso de ésta figura es que en la misma columna, se encuentran inmortalizados los distintos animales de la fauna de Camboya y fácilmente identificables a los ojos del observador.
Entre las teorías que intentan explicar racionalmente éste suceso, existen dos posturas contundentes. La primera de ellas indica que en realidad se trata de un reptil, en particular un cocodrilo. La otra y posiblemente la más acertada, es que sería un hipopótamo con su lomo cubierto de hojas.
Este «astronauta prehistórico», con rasgos faciales claramente mongoloides fue descubierto en Xochipala, Guerrero, México. Su origen es desconocido.
Se trata de una estatuilla esculpida en piedra arenisca rojiza, de unos 17 cm de altura y realizado entre los años 1150 y 100 a.C.
Durante muchos años se supuso que representaba a un rey sacerdote Olmeca, sin embargo, el casco, el cuello y las expresiones faciales son un tanto extrañas, casi con elementos propios de la tecnología moderna.
Durante la década del 30?, esta extraña figura estuvo exhibida en una vitrina del Museo de Arte Metropolitano de Nueva York, y fue visitada por miles de curiosos. Más tarde fue adquirida, para su estudio, por el Doctor Milton Arno Leof, de la ciudad de México; País en el que se encuentra en la actualidad.
La estatua parece representar un buzo o astronauta moderno, incluso, los «guantes» no podrían ser utilizados por el «Rey Sacerdote». Otro misterioso elemento de éste objeto atemporal son las “garras” de los pies.
El cubo de Gurlt
Los objetos artificiales de alta extrañeza como la Esfera negra de Ucrania o la “bola Betz” difícilmente pueden considerarse como únicos en su clase. Se tratan, sencillamente, de añadiduras modernas a una colección de dispositivos enigmáticos que han sido descubiertos en el mundo durante siglos. Después de su aparición, estos objetos son analizados meticulosamente y juzgados por el ojo científico, antes de caer definitivamente en el olvido, de un momento para otro, casi tan inmediatamente, como cuando fueron encontrados.
Uno de los objetos más famosos y controvertidos es sin duda El cubo de Gurlt. En el año 1885 el Doctor Gurlt descubrió un cubo, más presisamente un paralelepípedo, adherido a un bloque de carbón, en una mina cerca de Salzburgo, Austria. Los bordes del cubo eran ligeramente redondeados y tenía una serie de inscripciones desconocidas, que difícilmente pudieran ser obra de la naturaleza.
Ante la misteriosa procedencia de dicho objeto se hicieron una
serie de pruebas cuyos resultados aumentaban el enigma; El cubo de 8 kg, cuyas dimensiones eran perfectas: 67 mm x 67 mm x 47 mm, resultaba ser una aleación de acero especial que contenía Níquel y muy poco Azufre. Esta composición química no podría haberse producido naturalmente, lo cual indicaba de debía haber sido construida por “alguien”.
El Doctor Gurlt lo consideró la hipótesis de que un trozo de meteorito se habría incrusto en la Tierra en una época muy remota, y publicó su obra sobre el cubo en 1886, pero todas las pruebas realizadas por los técnicos de la época concluían en que el cubo era un objeto elaborado con técnicas muy avanzadas, y que dicha aleación no se producía en la naturaleza ni siquiera en el espacio exterior. Además de ciertos signos presentaba un corte
en la mitad del objeto
El cubo fué donado al museo de ciencias de la ciudad de Salzburgo, pero en 1910 el objeto desapareció misteriosamente y hasta ahora nunca se ha sabido más de él.
Modelo egipcio de la bombilla de Edison
Tomás Alva Edison demostraba su revolucionaria bombilla eléctrica en octubre de 1879. Sin embargo, hace más de 2000 años, los egipcios tenían conocimiento del principio eléctrico por el cual éste artefacto moderno funciona.
Como muestran los relieves antiguos de las paredes egipcias del templo de Hathor de Dendarah, los sacerdotes de éste Faraón, además de conocimientos de ciencia y religión, deben haber poseído el secreto de la electricidad.
Estos relieves muestran figuras humanas de pie junto a estructuras con forma de bulbo. No hace falta esforzar la imaginación, para reconocer en éstos objetos a las lámparas modernas. Se puede leer con mayor detalle, la explicación física de lo que nos sugieren las imágenes del templo egipcio en el siguiente enlace. Misterios sin Resolver.
Lentes Vikingos
Las gafas esféricas, utilizadas principalmente para la fabricación de instrumentos ópticos de alta precisión, son generalmente consideradas un logro de la tecnología moderna, producto de la era de la computación. Pero éste es un punto de vista erróneo. En realidad, el primero de estos instrumentos se remonta al siglo 12.
Tras varios años de minucioso análisis, los expertos de anteojos han confirmado que los objetos de cristal de roca del siglo 12, encontrados en el suelo de tumbas vikingas en Suecia, se hicieron casi a la perfección. Si éstas lentes se utilizan para leer una página de texto, el efecto es el mismo que el obtenido con un vidrio de aumento moderno.
No fue hasta el siglo 17 que el matemático René Descartes realizara los cálculos teóricos acerca de los lentes asféricas, sin embargo, esta tecnología de precisión se utilizó exitosamente en la antiguedad. La pregunta es quien desarrolló ésta tecnología?, ¿cómo se desarrollaron hace más de ocho siglos, estos sofisticados dispositivos ópticos?
Investigadores de la Universidad de California en Berkeley estudian desde hace ya varios años, éstos sensacionales lentes “vikingos”. En general, se cree que éstos artefactos inusuales fueron fabricados originalmente en Bizancio, donde fueron comprados o robados por los vikingos.
Piedra rúnica de Kensington
Existen numerosas teorías sobre el auténtico descubrimiento de América: Algunas de ellas se lo atribuyen a Leif Eriksson y sus hermanos en el siglo XI; Otras a los vikingos – Bjarn Herlufsson en el siglo XII y algunas más modernas a los monjes irlandeses.
La Piedra de Kensington, es una piedra con inscripciones rúnicas (el lenguaje de los vikingos) hallada en el estado de Minnesota en 1898. En su leyenda labrada a cincel hace referencia a una expedición de suecos y noruegos a Vinlandia en el año 1362.
La mayoría de los científicos suponen que es una falsificación del siglo 19. Sin embargo, los exámenes recientes tuvieron como resultado que es un documento auténtico. Las medidas de piedra alrededor de 1 metro de altura, 50 cm de ancho y 10 cm de espesor. Pesa 100 kg.